Retirar el dorsal de un jugador en honor a sus méritos y a lo que él ha compartido con la franquicia, es algo de costumbres muy americanas. Aunque sea un gesto que cada vez más se produzca en Europa, el valor en sí de impedir que lleven un determinado dorsal los jugadores posteriores a la retirada, es una hazaña, prevenida de una gran ceremonia, con mucha más frecuencia en el nuevo continente. Sin embargo ¿hasta qué punto puede llegar a significar que cuelgue un número imprimido en una pancarta de tamaño inverosímil? Las opciones son varias, pero el significado es relativo.
Hay franquicias, como sería Boston Celtics, en que el significado de retirar el dorsal a uno de sus jugadores es algo intocable, impenetrable para alguien que se intente interponer a la patria que genera simpatizar con los colores de este equipo de baloncesto. Se podría usar también el calificativo de histórico, pero puesto a qué para retirar el dorsal a alguien ya se puede suponer que este tiene una trayectoria de importancia y deviene por sí solo a esta categoría, el que sería este adjetivo no define a la perfección lo que se puede entender como impenetrable. Existen casos en que tanto las franquicias, como los jugadores homenajeados, han sido permisivos con el hecho de que otro jugador haya podido volver a lucir un número en concreto, retirado. Por así decirlo, hay franquicias que han permitido que uno de sus jugadores pueda vestir un dorsal que está en homenaje a un jugador, ahora sí, histórico, colgando del techo de su estadio.
No obstante, también hay franquicias como la es Miami Heat, que no solo respotan lo que un jugador haya compartido con su franquicia o haya hecho para esta. Es el caso del #23 de Michael Jordan, a quien en Miami le retiraron el dorsal en su homenaje y por su trayectoria en el mundo del baloncesto.
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Lo que estuvo a punto de pasar en New York, sí pasó en Phoenix y sigue pasando en Detroit. El dorsal #33 de Alvan Adams, el cual cuelga en las vigas del U.S. Airways Center, lo lució Grant Hill en su estancia en Phoenix. La anécdota cuenta que fue Hill quien se comunicó mandando un escrito a Adams para que este le cediera su dorsal a lo largo de su etapa en Arizona, y así fue. El mítico jugador de los Suns accedió a que Grant Hill luciera su dorsal durante sus años en la franquicia.
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“Hay franquicias que han permitido que uno de sus jugadores pueda vestir un dorsal que está en homenaje a un jugador, ahora sí, histórico, colgando del techo de su estadio”.
Es por esto que algo que parece tan noble y tan emblemático en los Estados Unidos como el hecho de retirar un dorsal, cuando llega la hora de la verdad, quizás no es una condición tan estricta. Alvan Adams permitió a Grant Hill los derechos de su #33, del mismo modo que también lo hizo Dennis Rodman con su #10 a Greg Monroe. No obstante, hay franquicias las cuales sí valoran mucho este ritual en motivo al homenaje de un jugador, aunque sea cuál sea la posición de las franquicias, ambas posiciones son respetables y admirables.
Comentarios
Gracias por el articulo.
Muy interesante leer las entretelas de la NBA.
muy buen articulo! jamas habia pensado lo de monroe con el #10. pensaba que si se retiraba el numero no lo podria coger nadie,