En una época en la que el mundo deportivo se encuentra parado debido al COVID-19, ayer saltó la bomba en Estados Unidos ya que Jalen Green, prospect número 1 para ESPN, 3 para 247 Sports y 2 para Rivals, decidió saltarse la etapa universitaria, rechazando a universidades de la talla de la Memphis de Penny Hardaway y una Auburn que es serio candidato al título si todo se mantiene, y enrolarse en el proyecto de academia de la G-League.
Además, no lo hará en solitario sino que le acompañará otro 5 estrellas y top 15 de los ránkings como Isaiah Todd que a comienzos de esta semana rompió el compromiso que tenía con Juwan Howard y la universidad de Michigan para intentar el salto a profesionales.
¿pOR QUÉ HA SUCEDIDO ESTO?
Desde 2005 la NBA impide que los jugadores sean seleccionados en el draft directamente desde el instituto, lo que provoca que tengan que pasar un año bien sea en la NCAA o bien sea en un equipo de liga profesional no NBA, algo que no sucedía anteriormente ya que jugadores de la talla de Tracy McGrady, LeBron James, Kevin Garnett o el difunto Kobe Bryant, dieron el salto desde High School. Esto ha provocado el conocido “one and done” en el que los grandes proyectos pasaban un año en NCAA para el año siguiente, en cuanto cumplían los criterios de elegibilidad, dar el salto a la mejor liga del mundo.

El gran problema está en que la competición universitaria no permite ningún tipo de ingreso a los jugadores, ni directos ni indirectos ni haberlos tenido previamente, provocando que en los últimos años jugadores se hayan decidido por el profesionalismo en alguna otra liga en un camino que empezó en su momento Brandon Jennings y que en estos últimos años han seguido jugadores como Emanuel Mudiay, Terrance Ferguson, RJ Hampton o Darius Bazley.
Sin embargo, la creación de la academia de la G-League es un paso nuevo y probablemente más duro para la NCAA.
¿EN QUÉ SE BASA EL PROYECTO?
El proyecto se basa en la creación de un equipo en California que no tenga relación alguna con las franquicias de la NBA y que sirva a los grandes proyectos de jugador como desarrollo antes de entrar en la liga. Este equipo se dice que estará guiado por antiguos jugadores/entrenadores de la liga por lo que el desarrollo de los objetivos que las franquicias suelen desear en los jugadores, será aún más palpable.
Así mismo, este proyecto otorga a los jugadores no solo una remuneración que no se les da en la competición universitaria sino que, si siguen el ejemplo que hay con Green, se otorgará a los jugadores una beca económica para que se puedan enrolar en la universidad que ellos decidan. En el caso del californiano las sumas corresponden a unos 500.000 dólares al año de sueldo y una beca de 125.000 para su educación.

Además, según ESPN, el proyecto dice que esta academia jugará de 10 a 12 partidos contra el resto de equipos de la G-League que no contarán para la clasificación de la Liga, así como partidos contra selecciones extranjeras y contra el resto de academias de la NBA situadas alrededor del mundo.
¿QUÉ CONSECUENCIAS PUEDE TENER?
Las consecuencias pueden ser devastadoras, sobre todo para la NCAA, ya que la aparición de este equipo de formación puede suponer la no llegada a la competición colegial de las que serían sus grandes estrellas ya que, la mayoría de ellas, pasa por la universidad como paso previo a su llegada a la NBA, algo que podrían saltarse con este equipo y que, además, estarían ganando un salario.
Sin embargo, esto debe provocar una esperada reacción en la NCAA, reacción que ya empezó en el momento en el que los senadores de estados como California, Florida o Nueva York, indicaron que los jugadores de las universidades de sus estados deberían cobrar por sus derechos de imagen y que ahora se puede ver aumentada con la posibilidad de recibir algún patrocinio extra ya que parece del todo improbable que se les vaya a asignar un sueldo a los jugadores de la NCAA.
A favor de la competición universitaria está el calendario ya que, más allá del nivel de entrenamientos y los partidos contra otros conjuntos de la G-League, está por ver la disponibilidad de las anunciadas selecciones nacionales en mitad de temporada, así como del nivel que tienen a día de hoy las academias NBA del resto del mundo y quizá sea esto un arma a jugar a favor de la NCAA.