Clark fue un jugador de alto nivel en los primeros años de esta década, especialmente en el final de una carrera (con Raptors, Kings y Jazz) finalizado prematuramente por un motivo poco habitual: consideró que ya tenía el dinero suficiente como para pasar el resto de su vida sin tener que pegarse en la zona con jugadores de más de 150 kilos.
Poco más se supo de él hasta mayo de este año, cuando fue condenado a cinco años de cárcel. Después, los tribunales lo consideraron un sujeto “peligroso para la comunidad“, fue “cazado” conduciendo sin carnet y sin seguro, y desde agosto se le consideraba fugitivo de la justicia.