La carrera de Chris Webber (I): Los inicios , por Remember
Un día después de la final universitaria entre Michigan y North Carolina en la que había sido tanta noticia la victoria de los Tar Heels como el tiempo muerto que pidió Webber, los Orlando Magic, liderados por un novato llamado Shaquille ONeal, se imponían a los Philadelphia 76ers. Ese triunfo les permitía seguir coqueteando con el 50% de victorias y, sobre todo, les permitía seguir soñando con disputar los Play Off por primera vez en su corta historia.
Finalmente quedaron novenos en el Este, pero la decepción de no entrar en Play Off se tornó en alegría al obtener en el sorteo de draft la primera posición. Después de haber escogido a Shaq el año anterior, Orlando decidió seleccionar esta vez al chico de los Fab Five de Michigan que había sido finalista en los trofeos John R. Wooden y Naismith y que había perdido (por segundo año consecutivo) la final universitaria. Sin embargo, Florida no sería la primera residencia de C-Webb en la NBA, ya que rápidamente sus derechos fueron traspasados a Golden State a cambio del número tres de ese año, Anfernee Hardaway, más tres futuras primeras rondas del draft.
Orlando tenía suficiente presencia interior con ONeal, y a pesar de contar con un base dedicado a crear juego como Scott Skiles, el talento innato de Penny y las tres elecciones de primera ronda, era un caramelo demasiado goloso para dejarlo pasar. Fue el propio Nelson, entrenador de Golden State, el que en esa época pidió expresamente a Chris, aún a expensas de tener que arriesgar dando a cambio demasiado por un novato que aún se recuperaba del duro golpe que suponía haber perdido dos Final Four universitarias consecutivas y haber sido portada en todos los medios deportivos por el dichoso tiempo muerto a falta de once segundos frente a UNC.
Webber llegaba a unos Warriors post-Run TMC, a una franquicia situada entre las peores de la Liga. Pero lo más importante para él era que llegaba a un conjunto plagado de grandes exteriores como Tim Hardaway, Latrell Sprewell o Sarunas Marciulionis, pero huérfano de una referencia interior destacada. Baloncestísticamente parecía un gran lugar para comenzar su carrera profesional y a esto había que sumar la presencia de Don Nelson, un entrenador tremendamente ofensivo que había apostado fuerte por él.
Todo comenzó de color de rosa para Webber, en su primer año. La poca competencia interior en el equipo le permitía ser la principal referencia en la pintura del equipo. Los aficionados y la prensa estaba encantada por haber descubierto a un 2.08 físicamente tremendo, con una mezcla de clase, inteligencia y potencia física muy inusual, tanto que muy pocos jugadores en la historia aunaban semejante mezcla de talento y fuerza.
A nivel individual, C-Webb consiguió el trofeo de Novato del Año por delante de Penny Hardaway y Jamal Mashburn. A nivel colectivo, Golden State se clasificó holgadamente para los Play Off, ganando dieciséis partidos más que la temporada anterior, a pesar de no poder contar con Tim Hardaway durante toda la temporada. En post-temporada fueron barridos en primera ronda por los Phoenix Suns de Barkley, pero el trío Sprewell-Webber-Hardaway parecía garantizar un futuro esperanzador para la franquicia. Sin embargo, a lo largo de la temporada habían surgido problemas entre Chris y su entrenador por diferencias deportivas. A final de temporada, las desavenencias con Nelson habían ido a más su y enfrentamiento ya era un secreto a voces. Ante la imposibilidad de arreglar esas diferencias, Webber pidió, posiblemente con una actitud bastante infantil, el traspaso, ya que se negaba a seguir jugando para Don Nelson.
Los directivos de Golden State intentaron reconducir la situación, pero finalmente, un sign and trade en el mes de noviembre llevó a Chris a los Washington Bullets a cambio de Tom Gugliotta y, de nuevo, tres elecciones de primera ronda. Los Bullets habían sido uno de los peores equipos de la NBA la temporada anterior, pero sin embargo, tenían algo que atraía fuertemente a Webber. La franquicia había seleccionado en el draft de ese año a Juwan Howard, ex-compañero de Webber en Michigan. Volver a formar pareja interior con él era un atractivo dejá-vù que animó a aceptar el reto al ex-wolverine.
Howard no era el único jugador de los Bullets con el que Chris ya se había cruzado en su pasado universitario. En el puesto de alero jugaba Carlbert Cheany, un ex-jugador de la universidad de Indiana que, irónicamente, había ganado en el año 93 los trofeos Wooden y Naismith en detrimento del propio Webber. Junto a ellos, veteranos como el escolta Rex Chapman, el base Scott Skiles y el gigante rumano Gheorghe Muresan formaban la columna vertebral del equipo.
La presencia de Cheany más la llegada de Webber y Howard dotaba de juventud al equipo, pero la salida del equipo de un anotador exterior como Michael Adams, junto con la plaga de lesiones que vivió Washington esa temporada 94-95 (sólo el base Doug Overton jugó los 82 partidos de temporada regular) hicieron que los Bullets terminaran con peor record que el año anterior, ganando únicamente veintiún partidos y siendo el peor equipo de Este y segundo peor de toda la NBA.
Y hablando de lesiones, aquí es donde comienza en calvario de Webber. Hombro, rodilla, tobillos… Los problemas físicos comenzaron a ser una lacra. En su primera temporada en Washington ya se perdió varios encuentros por lesión, algo que se agudizó en su segundo año, donde sólo pudo disputar quince partidos en todo el año. Sin su estrella, Washington siguió lejos de los puestos de Play Off, pero por otro lado continuó remodelando el equipo en torno a C-Webb. Finalmente, en la siguiente temporada, donde Webber consigue jugar regularmente sin apenas problemas de lesiones, los Bullets son guiados por su estrella a las eliminatorias por el título después de casi diez años. La aportación del otrora repudiado Strickland desde el puesto de base dio ese plus que el equipo necesitaba para llegar a post-temporada. Poco a poco se iban subiendo escalones.
Cayeron en primera ronda frente a los Bulls por 3-0. El balance de Webber en Play Off era desolador; cero victorias y seis derrotas. Esto es algo que comenzaba a acompañar al jugador a lo largo de su carrera, dominaba, era la estrella del equipo, tenía una enorme clase, te ganaba partidos Pero en los momentos importantes siempre daba la sensación de que algo le faltaba. Le pasó en la NCAA y le estaba pasando de nuevo en la NBA.
La temporada 97-98 fue su último año en Washington. El equipo había cambiado de nombre ese verano. Los Bullets pasaron a denominarse los Wizards ¿por qué? Básicamente porque la palabra bullets, balas en castellano, tenía ciertas connotaciones violentas que se querían evitar, magos era políticamente más correcto. Manteniendo el bloque del año anterior, los Wizards lucharon hasta el último momento por una plaza en Play Off. Sin embargo este año salió cruz. Se quedaron a una sola victoria de los Knicks en su lucha por la octava plaza. A pesar de acabar con record positivo (42-40), volvían a estar de vacaciones en abril.
Webber completó otra buena temporada a nivel individual; moviéndose en el 20-10 como cada año suyo en Washington. Perdiéndose no menos de diez partidos como cada una de las cuatro campañas en el equipo y, finalmente, quedándose con ese sabor amargo al final de la temporada por no haber conseguido el objetivo marcado.
Sin embargo, al otro lado del país, en la capital de California, un GM estaba gestando en su cabeza la idea de transformar un equipo históricamente perdedor en una de las franquicias preferidas por los aficionados a finales del siglo XX y comienzos del XXI. Y dentro de esos pensamientos, tenía claro el nombre del jugador que quería fichar para liderar el proyecto.
La carrera de Chris Webber (III): Sacramento, la etapa de oro, por David Vilares