La NBA vuelve a ser el espejo en el que mirarse para el resto de ligas profesionales del planeta. Su nuevo Comisionado Adam Silver ha querido ser ejemplar y completamente intransigente con una cuestión tan grave y sensible como la violencia de género.
El pasado 24 de septiembre Jeffery Taylor (Hornets) era arrestado en Michigan tras un incidente con su pareja en un Hotel de East Lansing. El jugador de los Hornets fue condenado posteriormente a 18 meses de libertad condicional, a realizar pruebas de alcoholemia de forma periódica y también a completar un programa de 6 meses sobre violencia de género y a realizar servicios para la comunidad. La franquicia de Charlotte también obró en consecuencia, apartándolo automáticamente de la disciplina del equipo.
Pasadas las semanas y tramitado el expediente sancionador previsto para estos casos, la NBA ha dado a conocer su castigo: Jeffery Taylor queda suspendido por 24 partidos (de los cuales ya ha cumplido 11). Adam Silver no ha querido medias tintas, afirmando que "la violencia de género es un grave problema social y es la antítesis de cualquier organización que promueve valores como el respeto a los demás (…). Esta suspensión es necesaria para proteger los intereses de la NBA y la confianza del público. La conducta de Jeffery Taylor vulnera la ley, no se ajusta a las normas de la moral y de la ética y es perjudicial para la NBA (…). La dureza de la suspensión tiene como objeto disuadir de conductas similares que pudieran producirse en el futuro (…)"