La exhibición a nivel físico y atlético de los Miami Heat en la presente temporada está siendo simplemente espectacular. Defienden con intensidad y en transición corren y saltan más que nadie. Parecen un equipo de videojuego que juega con una velocidad más que el resto. Siguen teniendo dificultades para jugar en estático, pero para desatascar está su big three capaz de desarbolar cualquier defensa. Con 27 victorias y tan solo 7 derrotas, son máximos candidatos en el Este para repetir final… y también para llevarse el anillo.

La pasada madrugada realizaron otra demostración de fisico ante los Knicks. Vencieron a los de Nueva York por 102-88 con el habitual show ofensivo de Dwyane Wade (22 puntos, 5 rebotes y 5 asistencias), LeBron James (20 puntos, 9 rebotes y 8 asistencias) y Chris Bosh (25 puntos y 8 rebotes). Pero lo que esta vez llamó poderosamente la atención fue el espectacular derroche físico en defensa de los de Florida, focalizado en el estrecho marcaje al que se sometió a la nueva estrella mediática de la liga: Jeremy Lin. La defensa sobre el base de origen asiático fue de libro, de manual, con Mario Chalmers y Norris Cole presionando sin cesar a Lin, evitando que se moviera con comidad en la cancha. Provocaron que Lin perdiese nada menos que 8 balones. Tampoco tuvo posiciones claras de tiro y firmó un horrible 1/11 en tiros de campo. En definitiva, eclipsaron a la nueva estrella emergente de la competición, demostrando que no solo son los puntos de su trío estelar, ni constantes 1×1 ofensivos y contraataques por encima del aro. Hay mucho más detrás. Y es que para correr, para poder dar espectáculo… todo debe partir de la defensa, de interceptar las líneas de pase, provocar malos tiros y cerrar el rebote ofensivo. Y con actuaciones como las de ayer, el anillo está más cerca de Florida