LeBron James no deja indiferente a nadie. Es la estrella de la NBA más mediática y la que mayor presión sufre por parte de la prensa y los fans. O es adorado o es odiado. Lo suyo no admite término medio. Sus actuaciones son escrutadas al milímetro para alabar de forma desmedida su talento y calidad (ambos incuestionables) o para ser criticado ferozmente al más mínimo error. Y todo ello sin mesura.
Una de las reiteradas críticas que sufre el jugador, un lugar común que asoma en los medios de forma periódica, es su tendencia a fallar en los instantes clave, en los momentos decisivos. Todo ello le ha granjeado cierta fama de loser (perdedor), de ser incapaz de dar el do de pecho en esos momentos en los que se diferencian a los más grandes de la historia de las meras estrellas. Una etiqueta que entendemos injusta, ya que si bien no ha sido capaz (aún) de poner la guinda a su trabajo con un anillo, ha alcanzado las series finales de la NBA en dos ocasiones. Una de ella, la disputada con los Cleveland Cavaliers de 2007, más que meritoria teniendo en cuenta lo limitado del roster de la franquicia de Ohio en aquella temporada. Precisamente en aquellos playoffs se vivió una de las actuaciones más memorables de King James. Fue en el 5º encuentro de primera ronda ante los entonces temibles Detroit Pistons. En aquel encuentro vencieron los Cavs a domicilio por 107-109 con LeBron James anotando 29 de los últimos 30 puntos de su equipo para acabar con 48 puntos totales.
La otra cara de la moneda de la carrera de LeBron James han sido sin duda las posteriores eliminaciones en temporadas siguientes que sufrieron sus Cavaliers ante Orlando Magic y Boston Celtics o la derrota en las finales del curso pasado (ya con los Miami Heat) a manos de los Dallas Mavericks. En todos los casos, se achacó a James su bajón de rendimiento en el clutch time, en los momentos calientes. O incluso su falta de deportividad cuando no felicitó a sus oponentes al caer en el 6º encuentro de las finales de Conferencia del Este en 2009 ante los Orlando Magic. Todo ello, como ocurre con todo lo que rodea con The Chosen One, de forma desmedida y sin límite, aunque con elementos racionales para justificar las críticas.
La derrota de Miami Heat en la prórroga ante Los Angeles Clippers por 95-89 producida la pasada madrugada ha abierto un nuevo capítulo en la memoria de errores en los momentos decisivos de LeBron James, avivando de nuevo la polémica en torno a esta cuestión. Los críticos con el jugador no ha perdido el tiempo para afilar sus garras y poner en evidencia al jugador. LeBron James finalizó el partido con más que estimables 23 puntos, 13 rebotes y 7 asistencias, pero falló de forma estrepitosa en la recta final del encuentro.
En los últimos 2 minutos del tiempo reglamentario, James falló dos tiros de campo, perdió un balón y erró en 3 de sus 6 tiros libres, lo que permitió a los Clippers sobrevivir y llegar al tiempo extra con empate a 86. Ya en la prórroga, LeBron no anotaría ninguno de los 3 tiros de campo que intentó y los angelinos se llevaron la victoria por 95-89 con un Chris Paul más incisivo que nunca en ataque (27 puntos, 6 rebotes y 11 asistencias).
LeBron James, pase lo que pase, siempre en el ojo del huracán.