La noche del 16 de noviembre puede que no les diga nada de por sí, pero si recordamos que aquella noche en la NBA se dio la circunstancia de que hasta cuatro jugadores (LeBron James, Kevin Martin, David West y Damien Wilkins) anotaron 40 o más puntos podemos llegar a la conclusión de que fue una gran noche para el espectáculo. Pues bien, aquella noche supuso algo más para dos jugadores “europeos”; para Juan Carlos Navarro y Luis Scola fue la noche que se dieron a conocer para el gran público estadounidense.

Desde Estados Unidos seguir el baloncesto internacional es muy difícil, la cobertura deportiva nacional es inmensa y son muy pocos los aficionados que tienen el valor de mirar más allá de su propio ombligo. Por ello, no es de extrañar que al margen de los pocos entendidos en la materia, el desconocimiento sea la nota predominante cuando un jugador llega procedente del viejo continente. Es como si existiera un cristal invisible que no deja ver lo que hay fuera de esa burbuja baloncestística que es la NBA y que un jugador recién llegado debe romper cuanto antes para darse a conocer al gran público. Fue aquella mágica noche del 16 de noviembre cuando el frío cristal se rompió en mil pedazos y todos pudieron descubrir a Juan Carlos Navarro y Luis Scola.

¿Piensan que exageramos cuando hablamos del desconocimiento hacia dos jugadores de talla mundial? Pues bien, pregúntense si el aficionado medio español conoce a dos estrellas de la liga portuguesa. Porque la distancia que puede haber entre el baloncesto NBA y el Europeo puede ser tan grande como la existente entre dos ligas que comparten frontera. Y, si hacemos examen de conciencia, no será tan extraño este desconocimiento y por ello es tan importante que al poco tiempo de llegar un rookie procedente del viejo continente se haga notar y comience a ganarse no sólo el respeto de entrenadores y jugadores (se sobreentiende que estos sí conocen la dimensión aproximada del talento de Navarro y Scola), sino también del público y la televisión porque, no nos engañemos, en la NBA todo vale y ganarse el cariño y apoyo de una afición es asegurarse minutos de juego y también minutos en televisión.

Para Navarro la vida comenzó a ser más fácil en el valle de Tennesse cuando aquel viernes sacó a relucir su muñeca y, aunque los 28 puntos logrados no sirvieron para que Memphis Grizzlies derrotase a New Orleans Hornets, logró varios logros significativos. Para empezar sus ocho triples (8/9) supusieron igualar el récord de triples anotados en un partido por un rookie y quedarse a un solo triple del récord de la franquicia que ostenta Mike Miller. Anteriormente también habían logrado esa cantidad en su año de novato, Jason Kidd (sí, el mismo que ahora se asombra cada vez que mete un triple) y Chris Duhon. La valía de esta hecho aumenta cuando se tiene en cuenta que tanto Kidd como Duhon, más defensor que anotador, no han destacado nunca por su regularidad y asiduidad desde la línea de tres puntos. Un hecho puntual que contrasta con la facilidad que está teniendo Navarro para ver aro.

Estadísticamente Navarro pasó de jugar 13 minutos a promediar casi los 30 por encuentro. Bien es cierto que hay dos factores que ayudan a explicar el porqué de este cambio. Primero, la obsesión de Marc Iavaronni por correr y poner en pista a hombres “bajos” para poner en funcionamiento su Run and Gun. Segundo, la lesión de Darko Milicic abrió indirectamente las puertas a la titularidad de Navarro, ya que Rudy Gay comenzó a ser utilizado como falso cuatro, dejando un hueco en el backcourt de Memphis. Un incremento de minutos que Navarro ha sabido rentabilizar realizando grandes números.

Donde mayor se ha notado el cambio de rol de “la bomba” es en el aspecto anotador; no sólo Navarro es el cuarto jugador que más tira a canasta del equipo desde entonces sino que su promedio anotador se ha disparado pasando de apenas cuatro puntos a promediar más de 15 en los siguientes 11 encuentros y es el segundo máximo anotador entre los rookies. Además, los 28 puntos logrados contra New Orleans supone la tercera mejor anotación entre rookies, sólo superado por los 35 y 30 puntos de Kevin Durant.

Pero Juan Carlos Navarro no sólo anota, sino que lo hace con buenos porcentajes ya que está en un 42% más allá de la línea de tres puntos y un 44 en tiros de campo, cifras muy superiores a las de Kevin Durant quien no llega al 40% en tiros de campo y se queda en el 31% desde la larga distancia.

Otro aspecto donde ha mejorado su aportación es en el apartado de asistencias donde ya roza las tres por encuentros (Pau Gasol es su principal conexión) y sólo es superado entre los rookies por Acie Law y su compañero Mike Conley. Navarro incluso ha logrado en este tiempo destacar en un aspecto tan peculiar para él como el reboteador al capturar 11 rebotes en el partido que su equipo disputó en New Jersey.

Aún falta unas semanas para darse a conocer los hombres que participarán en el partido de Rookies y Sophomores, pero ya nadie duda de que Navarro estará entre los novatos. De hecho, la primera semana de diciembre, la NBA le situaba en su habitual ranking de rookies en el puesto número 4, sólo por detrás de Kevin Durant, Jamario Moon y Al Horford.

El caso de Luis Scola no es tan extremo ni en su comienzo ni en su final. El pívot partía con la ventaja de que este verano había brillado con su selección en el preolímpico de Las Vegas y todos los medios se habían hecho eco de su gran trayectoria. Además Rick Adelman es uno de los hombres que avalan su llegada y desde el comienzo lo utiliza aunque siempre como recambio de Chuck Hayes y con poca importancia ofensiva. Nunca había superado los 30 minutos de juego y hasta en tres ocasiones había disputado menos de 10 minutos. Desde el viernes 16 de noviembre cuando anotó 20 puntos frente a San Antonio Spurs (curioso cuanto menos resulta saber que las tres veces que ha anotado 20 puntos su equipo ha perdido) sus minutos aumentan ligeramente, supera la barrera de los 30 minutos pero, lo que es más importante, está presente en la rotación de Houston con mayor normalidad y salvo un día nunca ha bajado de 16 minutos.

En cuanto a la aportación ofensiva, el pívot ha incrementado su aportación en 6,5 puntos (de 3.9 puntos a 10,4), pero es más reseñable el aumento de su participación en tiros de campo, pasando de cuatro intentos a 7,6, es decir, casi el doble en un equipo donde el lanzamiento está muy caro teniendo en cuenta que McGrady y Yao Ming asumen muchos tiros a canasta.

En Houston todos destacan el papel de Scola en estos Rockets y valoran el espíritu ganador que imprime, así como su casta. “Luis siempre juega duro, es lo que más me impresionó de él. Es más anotador y pasador de lo que tenemos en pista (refiriéndose a Hayes y Mutombo, señala Adelman. Aunque sus críticos siguen achacándole fragilidad defensiva, algo que sorprende cuando Yao Ming nunca ha destacado por ser un gran defensor. Para contrastar estas críticas, Scola puede presentar un más que interesante currículo reboteador, ya que desde la noche del 16 de noviembre, el pívot argentino promedia 6,4 rebotes

Los números de Scola son más discretos entre los rookies, donde sólo es reseñables su 66% en tiros de campo y la buena aportación en rebotes. Sin embargo, el buen papel del argentino no pasa desapercibido para los especialistas y se encuentra sexto clasificado en el ranking de rookies que hace la propia NBA.

Pudiera estar presente también en New Orleans pero la presencia de pívots como Al Horford, Jamario Moon, Yi Jianlian, Sean Williams o Jeff Green van a hacer que la competencia por acudir a al cita con las estrellas sea feroz hasta el último instante. Si ambos jugadores lo lograron será un nuevo tanto que apuntar a sus carreras, al baloncesto europeo y a la liga ACB.