Marzo airoso, abril lluvioso, hacen a mayo florido y hermoso. Cuánta verdad atesora el refranero popular.
La temporada que se avecinaba como Dirk Nowitzki vino a lesionarse. El emperador alemán se perderá las dos próximas semanas, con el equipo aún a medio funcionar (desde la llegada de Kidd, han perdido los ocho partidos que les han enfrentado a equipos con balance ganador) y el noveno clasificado, Denver, a la mísera distancia de dos partidos. Tras un movimiento de semejante repercusión, Mark Cuban podría encontrarse por segundo año consecutivo con un portazo en las narices.
Y es que al fin y al cabo siempre sale mejor empezar a construir la casa por los cimientos. Si algo nos ha enseñado la NBA durante estos años es que, cuando menos te lo esperas, San Antonio consigue añadir una pieza más para su puzzle a precio de saldo. Kurt Thomas, que no hace mucho tuvo como premisa frenar a Duncan, llegó a cambio de nada. Dio así fin a su anecdótico paso por Seattle y pasó a convertirse en uno más de los rebeldes de El Álamo.
No contentos con ello, ahora vuelve Brent Barry. Lo de los Spurs siempre fue un monumento viviente al saber hacer. Lo mismo que pretendió hacer Dallas, lo consiguieron sus vecinos con la única premisa de no levantar murmullo alguno. Aunque todos supiéramos desde el principio cuál sería el destino de Brent Barry: seguir siendo uno de tantos héroes oscuros que pueblan las filas del general Popovich.
Los hay que no necesitan formar tanto revuelo para seguir dando miedo.
Como los Hornets, que podrían alzarse con el cetro del Oeste de la mano de Chris Paul. Con la fórmula de los mosqueteros, New Orleans y su increíble fiabilidad en los finales de partido se han convertido en la gran sorpresa de la temporada Salvo durante los 22 partidos que duró la fiebre en Houston. La unión (y la defensa) hizo la fuerza en un equipo probará la dureza de vivir una postemporada con un juego interior corto de efectivos.
Pero antes de la gran postemporada que se nos viene encima, queda un final de liga regular lleno de sonrisas y lágrimas (aunque, a diferencia de la película, ahora el alemán ha caído). Denver podría quedarse fuera aún ganando 50 partidos y Philadelphia colarse con un récord negativo, levantado el dedo corazón en señal de recuerdo a Allen Iverson.
Maravillosa primavera la que nos aguarda en el Oeste.
¿Tendrá Shaq el mismo efecto en los Playoff?