La noticia que NBA.com ha hecho pública esta mañana ha dejado consternada a toda la familia de la NBA y del baloncesto en general. Kareem Abdul-Jabbar, el máximo anotador de todos los tiempos del baloncesto estadounidense ha hecho público que padece de Leucemia mieloide crónica, un tipo raro de leucemia que afecta a unas 5.000 personas al año en EE.UU. y que puede ser mortal si no se trata a tiempo.
A pesar del lógico mazazo inicial, el ex-jugador se muestra optimista al afrontar su enfermedad, que le fue diagnosticada el pasado mes de diciembre después de que se le detectara un nivel anormalmente elevado de glóbulos blancos en la sangre. Jabbar, de 62 años, ha declarado que se asustó en un primer momento cuando escuchó la palabra "leucemia", y que llegó a imaginarse que le quedaban pocos meses de vida. Sin embargo, los médicos le han comunicado que de momento sólo tiene que continuar con un tratamiento a base de controles rutinarios y la medicación oral que recibe desde diciembre, y que no tendrá que modificar demasiado su ritmo de trabajo y sus quehaceres diarios.
El que fuera legendario pívot de los Milwaukee Bucks y Los Angeles Lakers en las décadas de 1970 y 80, máximo anotador de la historia de la NBA con 38.387 puntos y con seis anillos de campeón y seis premios MVP a sus espaldas, no ha dejado de estar ligado al baloncesto desde su retirada en 1989, a los 42 años. Actualmente ocupa puesto de asistente de Phil Jackson en los Lakers, pero ha sido noticia en los últimos días por un supuesto interés de la franquicia de Memphis Grizzlies por contratarlo como asistente especial para que ayude a la progresión de sus jóvenes centers, entre ellos Hasheem Thabeet y Marc Gasol.
Jabbar nunca ha sido partidario de airear su vida privada, pero ha considerado que hacer pública su dolencia puede ayudar a que la gente tome conciencia de lo que significa esta enfermedad que mata a miles de personas cada año. Puso como ejemplo el caso de Magic Johnson, cuyo anuncio de que era portador del virus del VIH hizo que mucha gente abriera los ojos a lo que representaba el SIDA y que muchos laboratorios médicos se apresurasen a estudiar la enfermedad y buscar su cura.
Ahora, Kareem Abdul-Jabbar afronta de la mejor manera posible el duro golpe que supone conocer que padece este tipo de leucemia. Un nuevo reto a superar por el que ha sido uno de los mejores (si no el mejor) en practicar este deporte.