Hace poco más de un año, Howard Schultz decidía vender los Supersonics tras varios años de litigio con la ciudad. Tampoco es que le saliera mal el negocio, pues transformaba los 200 millones de dólares que le costó la franquicia en el 2001 en algo más de 350 un lustro después. Los compradores eran un grupo de inversores de Oklahoma, Professional Basketball Club (PBC), liderados por el multimillonario Clay Bennett. Dado que poco antes habían intentado hacerse con un importante paquete de acciones de los Hornets durante el año que la franquicia se veía obligada a desplazarse a Oklahoma debido a los destrozos causados en la ciudad de New Orleans por el huracán Katrina, desde un primer momento fueron muchas las voces que acusaban a Bennett de querer sacar a la franquicia de Seattle.
La justificación habitual (además cierta), consiste en que el Key Arena de Seattle es un pabellón que ha quedado “desfasado con el tiempo”. Creado en 1962 con el nombre de Seattle Center Coliseum, fue completamente remodelado en el año 1994, en una operación que costó más de 70 millones de dólares. Sin embargo, desde hace unos años, los diferentes propietarios de los Sonics pidieron una nueva remodelación para conseguir más ingresos. Desde restaurantes a tiendas pasando por palcos VIP, modalidad que está dejando suculentos beneficios en la NBA durante los últimos años. Desgraciadamente para sus aficionados, el elevado coste de la operación -más de 200 millones de dólares- no fue aceptado por el gobierno de la ciudad en el 2004, como tampoco la construcción de un nuevo pabellón que costaría más de 300 millones en el 2006.
El contrato que tiene la franquicia con la ciudad acaba en el año 2010, y han declarado estar perdiendo más de 17 millones anuales por no disponer de un pabellón de características adecuadas. Hace unas horas se hacía un comunicado oficial: “Hemos comunicado a David Stern nuestra intención de llevar la franquicia hasta Oklahoma City. Estamos a la espera de la decisión de un Tribunal Federal, para saber si lo podremos hacer ya a finales de esta temporada. En otro caso, nuestro acuerdo con Seattle acaba en el 2010”
En las últimas horas se hacía pública una oferta de un grupo de inversores de Seattle intentando comprar el equipo, mas la venta no se llevará a cabo. Los cánticos de la afición que se podían oír ayer durante el partido de debut como locales ante los Suns, Save Our Sonics, no han valido para nada.
Antes del 1 de mayo debe hacerse oficial dónde jugarán los Supersonics la próxima temporada. Salvo que David Stern o los tribunales digan lo contrario, será en Oklahoma.