El mundo es mundo desde tiempos inmemoriales, y desde entonces, la historia ha existido de la mano. Los cuentos, las leyendas y los mitos han pasado de generación en generación, de boca en boca acrecentando los relatos que nuestros mayores nos contaron. En el baloncesto, como en la vida, la historia es antigua.

La empezó a escribir un canadiense, el Dr. James Naismith. Y 125 años después, otra vez en Canadá, han decidido re-escribirla. Ha sido Kawhi Leonard, el mejor jugador del planeta – con permiso de Kevin Durant. Kawhi ha cogido un equipo aficionado a perder en playoffs y le ha dotado de carácter competitivo, de espíritu inmortal y por qué no decirlo, de un jugador diferencial. Muy diferencial, demasiado incluso para Joel Embiid o el MVP, Giannis Antetokounmpo.

Y aquí estamos, a cuatro días de que los Raptors debuten en unas NBA Finals.

TORONTO RAPTORS 100 — 94 MILWAUKEE BUCKS

Salieron los Bucks armados, con el cuchillo en la boca y los escudos en alto. Entraron los triples, acosaron los aros para ganar la lucha más codiciada, la del rebote y jugaron como Milwaukee prometió durante toda la temporada. Kawhi no encendía su motor y era Lowry quien lideraba a Toronto haciendo lo que mejor sabe hacer: sacrificarse. Forzar una falta en ataque, un robo, lanzarse al suelo a por un balón dividido – dos veces en la misma jugada. Lowry hace lo que sea por el equipo, porque es el líder. Ya no es el mejor jugador, incluso el más inteligente, porque Ujiri traspasó por Marc y Kawhi, pero Toronto sigue siendo su casa. 
 
Y con él, empezó la remontada. Se pusieron a cuatro los Raptors antes del descanso. Como en cada segundo cuarto de los partidos jugados en Toronto, los Bucks desaparecieron del mapa. Ibaka ponía la intensidad, Powell y VanVleet la efectividad y Siakam el no-parar-de-correr que le hace ser especial. Incluso Green, todavía ausente en ataque, era importante en defensa. Y cuando parecía que el partido iba a ser igualado, Milwaukee. 
 

 
En la salida de vestuarios, los Bucks han vuelto a abrir la brecha otra vez a 15, la máxima dos veces en la noche de hoy. Sin Giannis, en el banquillo y con Kawhi descansando, Brook Lopez y Middleton han hecho daño – en la pintura, en el triple y en el tiro libre. Y Marc, Lowry y Kawhi con problemas de faltas otra vez. Los árbitros han sido protagonistas, para un lado y para otro en toda la serie. Pero no iban a ser el actor principal hoy, no con Kawhi en escena.
 
Faltando algo más de dos minutos, Leonard anotaba el tiro libre adicional tras sumar dos puntos. Del 61-76, un parcial de 10-0 en el que anotaba ocho y asistía la otra canasta a un Serge para llegar al inicio del último cuarto a cinco. En la cabeza de los aficionados canadienses ya resonaba el tiro de Kawhi para ganar el séptimo ante Philly, o la doble prórroga del tercer partido ante Milwaukee. Si se ganaba hoy, si se hacía historia, sería con la épica que viene arrastrando todos los playoffs. 
 
Powell y VanVleet empataron el partido, Ibaka puso a Toronto por delante por primera vez desde el 6-3 inicial y desde ahí, Kawhi pilotó el transatlántico que son los Raptors hoy. Leonard acabó con 27 puntos (9/22 FG), 17 rebotes, 7 asistencias, 2 robos y 2 tapones. Y una duda resuelta, la quién es el mejor jugador sano y todavía en playoffs en la NBA. Sus playoffs son parte de la historia de la NBA y meter a los Raptors en las NBA Finals le sitúan automáticamente como el mejor raptor ever, pero hoy no estuvo solo.

El parcial total, durante la debacle de Milwaukee, fue de 26-3. Respondieron, golpearon flojito para volver a ponerse a uno, pero ahí fue Kawhi quién dijo basta. Mientras los Bucks se empecinaron en buscar iso-ball con un Giannis una vez más fuera de contexto, Toronto encontraba al jugador libre. Y lo más importante, anotaba los tiros libres cuando el balón más pesaba. 

Tiros libres que valen unas NBA Finals, las primeras para muchos de ellos. Y si se salían, como el segundo de Siakam, ahí estaba Marc para pelear un rebote que acabaría en las manos de Kawhi Leonard. Para cerrar una noche para la historia, una noche que Lowry y Marc Gasol merecían más que nadie. Porque los Raptors debutan, pero para el base y el internacional español, el jueves será un día especial, un día por el que llevan luchando más de una década: el día que puedan luchar por el anillo NBA.