Con la derrota en el séptimo partido de la primera ronda de playoffs contra los Celtics, los Milwaukee Bucks quedaron eliminados. A pesar de que han aguantado 7 partidos contra los de Massachussets, la sensación que deja la temporada no es buena. Terminaron la temporada regular con un balance de 44-38 y debemos recordar que los Celtics no pueden contar en playoffs con sus dos grandes estrellas, Kyrie Irving y Gordon Hayward, además de que otros jugadores importantes como Daniel Theis y Marcus Smart también se han perdido partidos.

Si repasamos la plantilla de los Bucks, da la sensación de que estamos ante uno de los equipos más potentes de la Conferencia Este. Tiene lo más difícil, una superestrella (26,9 puntos y 10 rebotes de Antetokounmpo) que además está acompañada por complementos de lujo como Eric Bledsoe, Malcolm Brogdon, Kris Middleton, Tony Snell o Jabari Parker. Con esos mimbres podemos ver que Milwaukee tiene una plantilla que reúne todas las virtudes que exige la NBA de hoy en día: físicos privilegiados, tiro exterior y visión de juego. Con ese panorama, ¿por qué Milwaukee sigue sin despegar como un aspirante a todo en su conferencia?

Lo primero que nos viene a la cabeza es la faceta técnica. Si Jason Kidd ni Joe Prunty han sabido crear un sistema en el que hayan maximizado las virtudes de sus jugadores. No son un equipo que genera ventajas en el pase (36,3 asistencias potenciales por partido, el 2.º peor de la liga) y muchas posesiones se resuelven mediante el uno contra uno (12,9% en isolations, el 3.º de la NBA). Además, hacen poco uso del triple (6.º equipo que menos tira de tres en la liga) a pesar de que tienen a grandes tiradores en el equipo, como Kris Middleton, Tony Snell o Malcolm Brogdon. A pesar de ello, Milwaukee presenta un buen ratio ofensivo (107,8, 7.º de la NBA) que se debe más al talento de sus estrellas que a las situaciones generadas desde la pizarra.

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En defensa los Bucks tienen unos físicos ideales para ser una defensa de élite. Jugadores como Antetokounmpo, Snell, Parker o Middleton pueden cambiar continuamente en las asignaciones individuales, lo que reduce los espacios y provoca que los porcentajes bajen. Pero nada de eso ha sucedido con la defensa de Milwaukee, que provoca que los rivales anoten un 46,8% de sus tiros de campo (20.º de la NBA). Era el año en el que los Bucks debían posicionararse entre las mejores defensas de la liga, pero su ratio defensivo se ha quedado en 107,1, en la decimoséptima posición de la liga.

A pesar de los malos números que han firmado los Bucks, podemos pensar que este año ha sido un paréntesis en su progresión hacia las posiciones altas del Este. Sus principales jugadores están atados para varios años y solo queda la incógnita de Jabari Parker. La continuidad del ala-pívot no está asegurada, a pesar de que sea agente libre restringido, con lo que los Bucks pueden igualar cualquier oferta que reciba el jugador para quedarse con él. Sin embargo, Parker no se ha mostrado contento con su participación (24 minutos por partido) y los Bucks podrían dejarle marchar para no cargar aún más su elevado payroll (104 millones, por encima del impuesto de lujo).

Pero el principal objetivo que tienen los Bucks se resolverá antes de que acaben los playoffs. Sería extraño que Joe Prunty siguiera al frente del banquillo de Milwaukee y en caso de que finalmente esto fuera así los Bucks serían el gran caramelo para los entrenadores que están buscando equipo. Los rumores no han dado nombres, pero no sería de extrañar que Mike Budelholzer fuera uno de los candidatos.

Esta temporada ha sido un paréntesis para los Bucks, pero para la próxima debemos exigirles que sean uno de los candidatos a hacerse con el trono de la Conferencia Este.