Coincidiendo con su llegada a los Lakers en 2012, los últimos años de la carrera de Steve Nash han sido realmente aciagos. El genial jugador solamente ha podido disputar 65 partidos de ligar regular en las dos últimas temporadas. Preparado para cumplir su último año de contrato con los angelinos, el último golpe del destino llegó en forma de una inoportuna lesión de espalda que le va a dejar fuera de juego toda la temporada y presumiblemente supondrá el final de la carrera del MVP de la NBA en 2005 y 2006.
Frustrado por todo lo ocurrido en los últimos tiempos y por los comentarios que se han vertido acerca del fin de su carrera tras la difusión de un video suyo practicando el golf, Steve Nash ha publicado una carta abierta en su cuenta de Facebook para manifestar sus sentimientos por todo lo ocurrido:
"Definitivamente no quiero ser una distracción, pero siento que lo mejor es que todo el mundo lo oiga de mis propias palabras.
Siempre he trabajado muy duro y conozco el riesgo que esto supone. Los últimos 2 años he trabajado como un perro para no sólo superar estos contratiempos,sino también para encontrar la forma de animar e inspirar a los fans de LA en mi último capítulo como profesional.Obviamente ha sido un desastre en los dos frentes, pero nunca he trabajado más duro, sacrificándome ante un reto tan complicado mental como emocionalmente.
Entiendo que algunos aficionados estén decepcionados. No he sido capaz de jugar un montón de partido o no he podido mostrar el nivel que todos queríamos. Por desgracia, esto es parte del deporte profesional que ocurre cada año en todos los equipos. Deseo desesperadamente que fuera diferente. Quiero jugar más que nada en el mundo. He perdido una increíble cantidad de sueño por esta frustración
La competitividad, la profesionalidad, la ingenuidad y la esperanza me han mantenido luchando por volver. Tal y como el legendario entrenador Gary Vitti, muy amigo mío, me dijo, 'Tú eres el último en enterarse"- y mi espalda me lo ha venido mostrando y dándome señales en los últimos 18 a 20 meses. Ignorarlo por más tiempo es irresponsable. Pero eso no quiere decir que la vida se detenga.