Y por fin llegamos a la ansiada Final Four, la Tierra Prometida del credo basketbolero universitario, con cuatro equipos fuertes, que habían barrido en los Regionales y con una megaestrella, RALPH SAMPSON, ante el primer reto de su carrera por demostrar que estaba predestinado a la grandeza, para lo cual tenía que liderar a sus CAVALIERS por encima de dos históricos de la cosa: INDIANA y NORTH CAROLINA.

La primera semifinal fue una enorme lección táctica de BOBBY KNIGHT, utilizando a su mejor perro de presa, el center LANDON TURNER, un mastín de 6-10 y 241 libras, sobre el líder rival, un renqueante DURAND MACKLIN, y apagando la vía de escape de los sureños, el sensacional freshman LEONARD MITCHELL ( que años después maravillara en ACB-Villalba) con su senior RAY TOLBERT, un estilista ofensivo comisionado, para la ocasión, a tareas defensivas.

El resto no fue coser y cantar, al menos hasta el segundo tiempo, ya que a falta de 3 minutos, con ISIAH THOMAS en el banco con tres faltas y el base ETHAN MARTÍN on fire, con LSU abajo de tres ( 30-27), DALE BROWN facilitó la cosa a los del hombre de West Point, ordenando un solo ataque ( recordemos que no había límite de posesión) hasta el descanso. El miedo, dicen, es libre y el coach de los TIGRES mostró a su fiero rival un pavor que invitaba a la carnicería. De ahí al final, paseo hoosier (anotaron los 11 primeros puntos del segundo tiempo) y victoria cómoda.

Pero el gran duelo se reservaba para la segunda semifinal, el gigante suave contra los purasangres de DEANO, el poder emergente contra la tradición, VIRGINIA contra NORTH CAROLINA.

En sus dos enfrentamientos anteriores, los de CHARLOTTESVILLE habían remontado déficits de 13 y 15 puntos para conseguir sendas meritorias victorias. DEAN SMITH no podía permitir que el advenedizo HOLLAND le mojase la oreja por tercera vez, sus TAR HEELS salieron con hambre y determinación y encontraron a un líder imparable, en su mejor noche, cuando nadie podía pararle.

Efectivamente, fue la velada de AL WOOD, elegante escolta de UNC, que
se fue a los 39 puntos y 10 rebotes, con un monumental 14 de 19 en tiros de campo
, alcanzando un punto álgido en su actuación, durante un periodo de 10 minutos y medio en el segundo tiempo, en los que anotó 22 puntos, por 21 de todo el equipo rival. El marcador, en ese prodigioso tramo, pasó de 39-37 a 74-58 y la noche se hizo en los sueños del longilíneo center virginiano, maniatado por una defensa cambiante y dominado por un par de freshmen pundonorosos, el letal SAM PERKINS y el inteligentísimo MATT DOHERTY. Su penoso 3 de 10 en tiros de campo lo dice todo.

Así pues, el fato nos tenía reservado un clásico colegial para la gran final : INDIANA versus UNC, la creme de la creme.

Y en tan señalada ocasión, emergió la figura de un chaval de rostro
infantil y corazón de guerrero
, un chico de Windy City que había abandonado la idea de acompañar a su fella MARK AGUIRRE al destino conocido de todo Blue Chiper de Chicago, la universidad de DEPAUL, que había preferido jugar para un tipo malencarado que lo llamaba Pee Wee, que ser el rey de su ciudad. El chaval tenía olfato y le gustaban los retos, no en vano había nacido en una familia humilde del West Side, el último de 9 hermanos, y desde pequeño había aprendido los valores de la disciplina y la responsabilidad.

Su recruit por INDIANA estuvo rodeado de obstáculos, el más grave el incidente acaecido en casa de los Thomas, cuando un hermano del chaval, empeñado en verlo en DePaul, insultó al irascible coach y lo provocó hasta que quiso, pero desde el principio fue amor ente el chico y el coach, y ni eso, ni el blackmail anunciando torturas y vejaciones en casa Hoosier, pudieron con el enorme deseo de ISIAH THOMAS, pues de él se trata, por jugar en Bloomington.

KNIGHT fue consciente desde el principio de la inmarcesible calidad de
THOMAS y cambió sus sistemas para favorecer las cualidades de su base, pero una primera temporada decepcionante, con un juego demasiado individualista, agrió las relaciones al punto de que el entrenador
espetó al chico : “You ought to go to DePaul, Isiah, because you sure as hell aren,t going to be an Indiana player playing like that”

Pero el chico aguantó y su mentor lo apreció, a partir de Diciembre de su año sophomore lo hizo capitán y lo defendió ( llego a convocar una rueda de prensa tras un Indiana-Purdue en que Thomas fue agredido por un rival) y ahora, llegada la gran noche, era plenamente conocedor de que una posible victoria pasaba, en todo caso, por las mágicas manos de su líder.

Y el chico estuvo a la altura, 23 puntos y 6 asistencias, control absoluto del juego, del tempo, de las necesidades de sus compañeros, lección magistral de liderazgo, MVP y anillo, todo por un sueño.

El partido, sin embargo, tuvo otro THOMAS como protagonista, menos
conocido y talentoso, pero fundamental por su aportación saliendo del banquillo, nos referimos a JAMES THOMAS, un reserva que entró con un marcador de 16-8 para los TAR HEELS con la misión de parar a WOOD, y permitió remozar una backpourt, con los Thomas y WITTMAN, que empezó a bombardear la zona enemiga hasta remontar al descanso ( 27-26 Indiana).

En el segundo tiempo, la defensa de KNIGHT apagó a las estrellas azules, WORTHY no anotó nada y solo atrapó un rebote, y entre PERKINS y WOOD solo cinco canastas y cinco rebotes, muy poco para aguantar el aluvión del rival : dos robos de bola de ISIAH, acabados con sendas bandejas, más otros dos tiros exteriores del propio playmaker, iniciaron el recital rojo ( 39-30) que no paró hasta que el marcador final reflejó un claro 63-50, que coronaba campeones a los chicos de BOBBY KNIGHT.

INDIANA, jugando como un equipo, había conseguido el segundo título de la próspera era KNIGHT, una escuadra en la que, junto al maestro ISIAH, y el arma secreta JAMES, destacaron RANDY WITTMANN ( 16 puntos) y LANDON TURNER (12 puntos y 6 rebotes), sin olvidar los 11 rebotes de un desconocido, por su intensidad, RAY TOLBERT.

Y al final triunfó la sonrisa, esa sana y jovial maravilla de armonía facial que se dibuja a menudo en el rostro de THOMAS, y que esconde el carácter de campeón de un hombre con una misión, sonrisa que refulgía en medio del opaco convenio de sombras que propiciaba el incomparable marco del SPECTRUM de PHILADELPHIA.

Había nacido una estrella, su brillo iluminaba hasta la más profunda de las tinieblas, y eso es siempre una gran noticia para este deporte.

Fue el inicio de una gran carrera, que el chico de Chicago refrendaría con los PISTONS en la NBA, el equipo bisagra entre los años dorados de la alternancia CELTICS-LAKERS y la dominación de DA BULLS…….

Hacer click para leer anteriores entregas:
NCAA 80-81: Un Hoosier en la corte de los Reyes (capítulo I)

NCAA 80-81 (2ª Parte): The mighty have fallen (Almost)

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