Era un 9 de abril de 1978. La fase regular de aquella temporada llegaba a su fin en la NBA con dos jugadores disputándose el título de mejor anotador de la temporada. Y no eran dos jugadores cualquiera. Por un lado, George Gervin (Spurs), el mítico Hombre de Hielo; por otro, el no menos conocido David Thompson (Nuggets). Dos talentos inigualables a la hora de atacar el aro rival que procedían de aquella maravillosa locura que se denominaba la ABA, aunque de estilos diametralmente opuesto. La fiereza y el fuego de Thompson, contra la clase y la armonía de George Gervin.

A ese último partido, Gervin llegaba con 2169 puntos anotados en 81 encuentros, a una media de 26.77 tantos por actuación. Por su parte, David Thompson totalizaba 2099 puntos en 79 choques, con un promedio de 26.57 puntos por noche. Dos décimas que se cuantificaban en 14 puntos de diferencia a favor de Gervin.
En esa noche final, los Nuggets visitaban el Cobo Arena de Detroit en el último partido que acogería aquella cancha como casa de los Pistons, que el curso siguiente se mudaban al impresionante Pontiac Silverdome. Los Nuggets caerían por un ajustado 139-137 con una actuación impresionante de David Thompson.
El espectacular alero iniciaba el choque con nada menos que 32 puntos en el primer cuarto con nada menos que 13/14 en tiros de campo y 6/6 en tiros libres. Esos trece tiros de campo anotados suponían un nuevo récord en la NBA; una marca que perdura hasta la actualidad y que fue igualada esta temporada por un Klay Thompson en estado de flujo sumando 37 puntos ante los Kings en el tercer periodo del choque que ambas franquicias disputaron el pasado 23 de enero. Thompson seguiría martilleando el aro rival con otros 21 puntos en el segundo periodo. Al descanso la anotación de nuestro protagonista alcanzaba ya los 53 puntos con 20/23 en tiros de campo. En Michigan se estaba viviendo una de las mayores exhibiciones anotadoras más perfectamente sublimes de la historia.
En la segunda parte, los Pistons salieron dispuestos a cerrar el escape de agua en forma de puntos que manaba de la muñeca de Thompson. Chris Ford, ML Carr, Al Skinner etcétera se dedicaron a sobremarcar a la estrella de los Nuggets para secarlo por una vez y por todas. El ritmo anotador de David Thompson menguaba, sumando solo seis tantos en el tercer periodo. En un último esfuerzo por intentar sumar no solo para él, sino para su equipo, Thompson registrarían otros 14 en el acto final para acabar el partido con nada menos que 73 puntos con una hoja estadística casi impoluta: 28/38 en tiros de campo y 17/20 en tiros libres. Una anotación que se hubiera ido, sin duda, por encima de los ochenta de haber existido entonces la línea de tres puntos y que actualmente es la cuarta mejor anotación individual en un partido en la historia de la NBA.
Toda la atención se dirigía ahora a New Orleans, donde los Spurs visitaban a los Jazz en un choque que se iniciaba horas después del de Detroit. George Gervin sabía que debía anotar al menos 58 puntos para superar a David Thompson y liderar la clasificación final de máximos anotadores de aquella temporada 1977-78. El Hombre de Hielo, a pesar de su aparente frialdad y serenidad. era un jugador ultracompetitivo. Y lo demostró alcanzando también los 53 tantos al descanso. Con toda la segunda parte por delante, todo indicaba que el jugador de los Spurs lograría superar a Thompson. Y así fue. Iceman levantó el pie del acelerador pero, con todo, acabó con 63 tantos (23/49 en tiros de campo y 17/20 en tiros libres) en aquel partido que finalizó con victoria de los Jazz por un bestial 152-132.
George Gervin acabó siendo el máximo anotador de aquella temporada por tan solo 7 centésimas (27.22 para Iceman por 27.15 por David Thompson). Sería el primero de los cuatro títulos que lograría Gervin como mejor cañonero NBA (repetiría en 1979, 1980 y 1982).