No lo sabemos a ciencia cierta, porque no, pero me gusta imaginar a Giannis Antetokounmpo, junto a Khris Middleton y Mike Budelhonzer viendo el game-7 entre Toronto y Philadelphia. Los Bucks esperaban rival tras casi barrer a Boston y saldría del ganador del duelo en el Scotiabank Arena. Y me gusta imaginarles con una copa de vino, una cena ligera y una televisión de casi 70 pulgadas. Para disfrutar mejor de lo que ha hecho hoy Kawhi

Historia, como resumen. Kawhi ha cogido la historia de los Raptors, pesimista de manera empírica, y la ha guardado en el baúl de los recuerdos para anotar la canasta más importante de la franquicia en 25 años, toda su vida. Un game winner, con extra de suspense y doble de leyenda: séptimo partido. El primer tiro ganador sobre la bocina en la historia de los G7 en la NBA. 

TORONTO RAPTORS 92 — 90 PHILADELPHIA 76ERS

Al más puro estilo de un séptimo, Toronto y Philadelphia empezaron con la pólvora mojada y el punto de mira desviado. Ibaka y los tiros libres mantenían vivos a los Raptors, y JJ Redick respondía para unos Sixers que iban a remolque casi todo momento. A cinco, a dos, a siete; Toronto no conseguía descolgar a Philadelphia, pero en ningún segundo perdían el ritmo. Pese a los fallos. 
 
Los de Philly, de manejo de balón, como casi siempre. Simmons y Embiid, ofuscados en ataque, creaban pérdidas absurdas que ante Kawhi y Siakam se convertían en dos puntos encajados. Los de Toronto, de tiro. Sin acierto por parte de ninguno de los titulares [Leonard empezó 2/7], fueron Ibaka con dos triples y Fred VanVleet con cuatro puntos los que empezaron a sumar. 
 
Al decanso, el ataque por fin llegó. Parcial de 7-1 para Toronto, respuesta de 0-16 de Phialdelphia. El partido pudo estar ahí, con una máxima de 50-57 para los visitantes y Kawhi fallando como si fuera un humano cualquiera, pero fue Lowry quién empujó al equipo. Tantas veces criticado, fue su hiperactividad la que trajo de vuelta a los Raptors, respondiendo a Redick y Tobias Harris
 
Pero ambos equipos dejaron lo mejor para el final. Philadelphia, con Butler y Embiid dejando de ser jugadores mediocres, empezó a anotar sin pasividad, sin miedo. Toronto encendió la máquina de defender que es el quinteto titular más Ibaka entrando por Siakam o Danny Green, y cerró a cal y canto el aro. Tres ataques seguidos que los Sixers no consiguieron anotar… y aún así, llegaron a la última posesión con opciones. 
 
Kawhi, con +1 y dos tiros libres, podía haber casi cerrado el partido, pero falló uno. Y Butler, no perdonó: corrió la cancha como un guard y finalizó como un experto en el arte del clutch, como viene haciendo toda la serie. Su único error, el simple pero que se le puede achacar… dejar tiempo a Kawhi Leonard. Cuatro segundos, demasiado. 
 

 
Y si a alguien le ha sentado mal la derrota, por enfocarse en un jugador, es a Joel Embiid. El camerunés, que ha sido quien ha punteado a Kawhi hasta la saciedad en ese último tiro, ha tenido que ser consolado todavía en el campo por Marc Gasol. Sin parar de llorar hasta la sala de prensa, y con la sensación de haber perdido una oportunidad única. “I don’t give a damn about the process,” decía ante los medios. Duro de procesar, claro. Y las flechas apuntan a Brett Brown
 
¿Está mal perder una serie en siete partidos en la que el [segundo] mejor jugador de la liga te anota un game-winner sobre la bocina? La respuesta debería ser no. Está mal que Ben Simmons no haya aprecido en toda la serie, que no haya habido ajustes desde el segundo partido o que Tobias no haya sido clave. Pero no, perder en un G7 ante Kawhi no está mal, es normal, lógico y lo que dicta el sentido común. 
 
Por suerte, Giannis no juega con la lógica.