Siempre es complicado intentar valorar las cosas cuando se miran desde el exterior, sin conocer realmente lo que ocurre detrás de esa puerta cerrada. Donde se encuentran las cabezas pensantes que se supone deberían manejar los hilos de las franquicias con el fin último de encontrar algo que colocarte en el dedo anular.
Pero lo cierto es que la naturaleza humana es muy selectiva, y de la misma forma que somos capaces de acordarnos de un detalle poco menos que insignificante de algún momento de nuestras vidas, también tenemos la tendencia a olvidarnos de lo anterior y pensar que tenemos la capacidad, y lo que es peor, el deber y el derecho a cuestionar lo que otros hacen, a pesar de que en la mayoría de las ocasiones nuestro nivel de conocimiento no sería ni suficiente para comenzar a hablar sobre el tema.
¿No serían aburridas nuestras vidas como devoradores de información baloncestística, y más concretamente NBA, si cumpliésemos a rajatabla lo planteado anteriormente?
Y lo cierto es que si nos ponemos a pensar podemos encontrar miles de situaciones en las que la voz del pueblo, a pesar de su analfabetismo relativo, estaba encaminada en la dirección más correcta, mientras que sólo un par de mentes privilegiadas son capaces de ver la rosa marchitar, aunque la rosa siga floreciendo como antes.
Entiendo que por esta razón, y para inyectar con energía estas yemas que aquí teclean, alguien decidió poner en nuestras vidas una barrera. Y en un lado a Isiah Thomas y en otro a Kevin Pritchard. Todo para darnos la razón, y demostrar que el sentido común a veces es mucho más importante de lo que nos imaginamos.
Porque si hay algo que realmente destacable de la persona al mando de los Trail Blazers- que por cierto fue el primer jugador en firmar un contrato con los Grizzlies, aunque nunca llegase a jugar con ellos- es el trabajo que ha venido realizando en las últimas dos o tres temporadas. Un trabajo silencioso, lleno de paciencia y racionalidad, que apenas había recibido hasta ahora cobertura nacional en la prensa pero que estaba (y está) sentando las bases de lo que parece ser un gran equipo que haga vibrar el mítico Rose Garden como hacían hace no muchos años los equipos de Rick Adelman y Mike Dunleavy.
Y lo mejor de todo es que si uno echa la vista atrás muchas de las decisiones que ha venido tomando no han estado acompañadas de comentarios en foros, blogs y webs en los que se cuestionasen los mismos. Al final va a resultar que el pueblo sabe más de lo que parece. ¿O que el sentido común es más importante de lo que pensamos?