¿Está preparado Anthony Davis para levantar el trofeo al jugador más valioso de la temporada regular? Algunos pensarán que es demasiado pronto, que su momento aún está por llegar. Sin embargo, muchos otros ven en el ala-pívot de los Pelicans todo lo necesario para dominar la liga que viene. La liga del small ball, del proceso ("The Process"), de los triples incesantes, de los Tatum, Simmons y Mitchell..
Y es que desde hace 12 temporadas, el trofeo al MVP no es otorgado a un jugador interior. Fue allá por la temporada 2006/2007 cuando Dirk Nowitzki se proclamó el jugador más valioso de la liga durante la temporada regular. 24.6 pts, 8.9 reb, 3.4 ast y un 41% de acierto en triples fueron "suficientes" para alzarse con el trofeo. Solo basta mirar y compararlas con las estadísticas de "la Ceja" la campaña pasada: 28.1 pts, 11.1 reb, 2.3 ast, 2.6 tap y 1.5 rob. ¿Números de MVP? Es obvio que sí.
¿Galardón individual o colectivo?
El problema que tiene Anthony Davis no son sus números, si no su éxito colectivo. Para poder ser MVP tienes que llevar a tu equipo hacia lo más alto, o al menos, casi lo más alto. Todos los galardonados anteriormente han hecho grandes campañas tanto individuales como colectivas, y eso es lo que finalmente se termina por premiar.
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En la 2006/2007, Nowitzki finalizó en primera posición la temporada regular (67-15) con Dallas Mavericks, siendo esta la mejor de la historia de los Texanos. Lo mismo ocurrió con James Harden y sus Rockets esta pasada campaña. Presenciamos un nivel superlativo de "la Barba", pero la mejor temporada de la historia de Houston tuvo mucha culpa (65-17). Como ellos, los Curry, Kobe o LeBron entre otros, que levantaron el trofeo en situaciones similares. Como única salvedad, tenemos a Russell Westbrook, quién no firmo una campaña para el recuerdo a nivel colectivo (47-35), pero por el contrario promedió un tripe doble durante toda una temporada. Absolutamente insultante.
¿New Orleans Pelicans, cuna de un MVP?
Cuando uno piensa en un MVP, puede imaginarse de qué equipos sería posible que saliera el jugador premiado. Este aspecto es un gran hándicap para el bueno de Davis, ya que casi ninguno de nosotros pensaría un solo segundo en los Pelicans. Porque como hemos comentado, es necesario un gran récord de la franquicia en la temporada, y eso en el salvaje Oeste, se vende muy pero que muy caro. Los mejores equipos de la liga actualmente son de la conferencia Oeste, con el permiso de unos Celtics que este año tienen mucho que decir.
El pasado año, los New Orleans Pelicans ocuparon la sexta plaza de la conferencia (48-34) con un final de temporada increíble. Si no hubiese sido por ese acelerón final en el que pudieron contra todo y contra todos, no habrían entrado ni en los Playoffs. Si a este hecho, le añadimos la salida de Demarcus Cousins (a pesar de que jugaron muy bien sin él) y la llegada de LeBron a Lakers, nos encontramos ante un panorama algo turbio. A pesar de ello, las casas de apuestas más prestigiosas de América sitúan a Anthony Davis en segunda posición en la lucha por el MVP, solo por detrás del monstruo LeBron James y justo por encima del dios griego Giannis Antetokounmpo.
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Este verano la franquicia de Louisiana se ha hecho nada más y nada menos que con los servicios de Julius Randle. Un jugador que sienta como anillo al dedo, reforzando la posición interior y “llenando” el vacío que dejó Cousins. La temporada pasada terminó a un nivel excepcional. Debemos añadir a este fichaje, las incorporaciones de Jahlil Okafor, Elfrid Payton, Troy Williams y la renovación de Ian Clark. Buenos nombres para secundar a las estrellas Davis, Holiday y Mirotic. Un equipo duro, con muchas variantes y un banquillo que va a dar mucha guerra. Pero, ¿será suficiente para quedar al menos entre los tres primeros puestos de la conferencia con un balance muy positivo? La verdad que se antoja bastante complicado.
No será por números, ni por merecimiento, si no por colectivo e impacto en la liga, pero ¿quién dijo que ganar un MVP de la NBA fuera fácil?