Sabemos que es pronto para establecer conclusiones precipitadas, pero los Lakers tenían una buena ocasión para dar un puñetazo sobre la mesa y no han podido en este inicio de temporada. Los rivales eran difíciles, el actual campeón (Warriors) y su vecino (Clippers), reforzado con la vuelta de Kawhi a las pistas. Contra los de San Francisco se evidenció que eran un equipo inferior y, contra los Clippers, aunque se luchó, tampoco se llegó con demasiadas opciones al final del partido.
LA DEFENSA, EL SOSTÉN DEL EQUIPO
Las dos primeras temporadas de Frank Vogel los Lakers fueron el mejor equipo defensivo de la liga. Incluso en la 2020/21, cuando terminaron séptimos de la Conferencia Oeste, los Lakers consiguieron ser, sin Anthony Davis en muchos partidos, el mejor equipo en ratio defensivo de toda la NBA. Pero el año pasado la salida de piezas clave como Caruso y Caldwell-Pope propició una relajación del sistema defensivo, que llevó a los Lakers a la cola de la liga (21.º) en ese aspecto y provocó sus vacaciones anticipadas.
Para evitar un nuevo descalabro la gerencia ha dado preferencia a reforzar la defensa, dentro de sus escasas posibilidades, Westbrook aparte, de hacer traspasos en una ventana de mercado en la que se presentaban con un payroll disparado. Llegó la némesis de Westbrook (ni así se lo han podido quitar de encima), Patrick Beverley, una dinamo capaz de enchufar a sus compañeros en defensa y desquiciar a los exteriores del equipo rival. Además, la salida de jugadores endebles en defensa, como Carmelo, Kent Bazemore, DJ Augustin o Wayne Ellington se ha contrarrestado con llegadas que aportan algo más (no demasiado) de dureza defensiva, como Juan Toscano, Thomas Bryant, Damian Jones o Loonie Walker.
Con esos mimbres, los Lakers han logrado salir del paso en el apartado defensivo en los dos partidos que han jugado y se sitúan con un buen 103,7 de ratio defensivo. Su mantenimiento será básico para conseguir escalar posiciones en la tabla clasificatoria.
Lakers do it with LeBron here and even with their lack of shooting, you can see how it opens things up for them. Nunn’s cut draws the defense in and that’s an easy read for Bron to make to Walker, even though he misses the open look. pic.twitter.com/YdqgtHWcHA
— Ariel (@APachecoNBA) October 19, 2022
EL ATAQUE, DESASTROSO
Por otro lado, el ataque se ha mostrado como la pata débil del equipo. La conjunción de nombres glamurosos (Westbrook, James, Davis) se ha demostrado incombinable. Westbrook y James son como el agua y el aceite y Darvin Ham no ha tenido la suficiente personalidad como para sentar al base de inicio y hacer que coincida lo menos posible con James. La combinación entre ambos, con solo 20 minutos totales, lleva a los Lakers al colapso ofensivo, puesto que propicia un ratio ofensivo desastroso (91,6) y una sucesión de pérdidas de balón, que se cuenta casi en el mismo número que asistencias.
Otro problema, derivada de la composición del equipo, es el acierto en los triples, algo que tiene pinta de que va a ser recurrente. Los Lakers promedian un 22,4% de acierto desde la larga distancia. Podemos pensar que, con una plantilla carente de tiradores, no usarán mucho ese recurso, pero la estadística nos demuestra que no es así. Los angelinos intentan 42,5 triples por partido, el quinto equipo que más lo intenta desde lejos. Sin especialistas en el tiro, los porcentajes de Nunn (30%), Davis (28,6%), James (27,8%), Beverley (18,2), Walker (16,7%) o Westbrook (11,1%) están bajo mínimos. La circulación está siendo escasa (en la media de la NBA en pases por partido), no se encuentran buenas posiciones de tiro y los tiradores no son fiables. El cóctel perfecto para crear un cuello de botella en cada ataque que derive en un mal tiro.
UN CALENDARIO QUE NO DA TREGUA
A pesar de que han empezado contra dos miuras, los Lakers no se van a ver las caras contra equipos de la parte baja de la tabla próximamente. El sábado reciben a Portland, un partido que deben ganar, pero la semana que viene llegan dos de los equipos emergentes de su conferencia, Denver (por partida doble) y Minnesota. Si no salen de ese tramo con un par de victorias, los playoffs empezarán a alejarse demasiado pronto, lo cual sería un desastre para un equipo en el que está LeBron James, futuro máximo anotador de todos los tiempos de la NBA.