Ralph Sampson sigue siendo, a día de hoy, una de las mayores incógnitas en la historia del baloncesto profesional. Tras cosechar una carrera majestuosa en la universidad de Virginia, toda la NBA había estado soñando con incorporar al que para muchos era el jugador más prometedor en decenios. Finalmente, serían los Houston Rockets los que se llevarían el premio gordo al seleccionarle con la primera posición en el draft de 1983.
Con la camiseta de los Rockets demostró todas las enormes cualidades que atesoraba. A pesar de alcanzar los 2.23 metros de estatura, Sampson parecía moverse por la pista con la agilidad de un alero, y tenía todas las herramientas para hacer daño tanto en el juego interior como en el exterior. Tanto es así que, durante su periplo en la ciudad tejana, discutiría constantemente con el entrenador, Bill Fitch, debido a sus visiones baloncestísticas antagónicas. Fitch le pedía que jugara más de espaldas al aro, tratando de aprovechar su enorme estatura y sus interminables brazos, pero Sampson gustaba de salir hacia afuera para repartir juego o probar su más que decente tiro de media distancia. A pesar de todo, y formando pareja con Hakeem Olajuwon (que llegaría un año después, en 1984), los Rockets levantarían una de las mejores parejas interiores en la historia de la NBA, apodadas coloquialmente como las "torres gemelas de Houston" y alcanzarían las finales NBA de 1986 tras derrotar a los vigentes campeones, los LA Lakers, en Finales de Conferencia. Y aunque posteriormente caerían derrotados ante los Boston Celtics de Bird y compañía, toda la liga parecía temblar ante un equipo que guardaba el futuro en sus manos.

Sin embargo, las recurrentes lesiones que sufriría Sampson a partir de 1987, unido a diversas suspensiones por consumo de drogas a jugadores clave de aquella plantilla como Lewis Lloyd y Mitchell Wiggins, cortarían por lo sano las esperanzas de los Houston Rockets. A partir de ese momento, Sampson terminaría siendo traspasado a diversas franquicias de la NBA como los Golden State Warriors o Sacramento Kings, pero ya nunca volvería a ser el mismo jugador. Sus mejores años, lamentablemente, duraron muy poco.
Portando la casaca de los Rockets, el gigante de Harrisonburg (Virginia) promediaría 19.7 puntos, 10.5 rebotes, 2.7 asistencias, 1 robo y 1.9 tapones en 35 minutos de juego. Además, sería seleccionado para disputar el All-Star game los cuatro primeros años de su carrera: 1984, 1985, 1986 y 1987 (aunque no llegaría a disputar el partido por lesión, y en su lugar lo jugaría Tom Chambers).
Así pues, a modo de homenaje os traigo este vídeo que condensa algunas de sus mejores jugadas tanto en Virginia como en Houston. En dicho vídeo se puede apreciar el dominio que Sampson imponía tanto en el aspecto ofensivo como en el defensivo. Sin más dilación, espero que lo disfrutéis.
youtube://v/LpJLmxVkrYU