Con un puro en su mano, Red Auerbach guió a los Boston Celtics a 16 Campeonatos de la NBA
Red Auerbach ha sido el arquitecto y maestro de una de las franquicias más importantes en la historia de los deportes profesionales: los Boston Celtics. Con su inseparable cigarro (un hombre a un puro pegado, como diría Quevedo), Auerbach no sabía lo que era la pasividad en un banquillo; derrochaba agresividad, verborrea y tenía un muestrario de gestos. Su tarea no era nada fácil, ya que llegó a entrenar a 11 jugadores presentes hoy en el Salón de la Fama y, además, lideró a los Celtics a 10 títulos de la División Este en 16 años. Su estilo apasionado por el baloncesto obtuvo numerosas recompensas. Desde 1959 hasta 1966, los Celtics ganaron 8 anillos de la NBA de manera consecutiva, una marca increíble en la historia del deporte mundial. Auerbach también posee el honor de ser el primer entrenador de la historia en ganar 1.000 partidos, y encabeza el mejor balance victorias-derrotas de todos los tiempos con los siguientes números: 1.037 ganados y 548 perdidos a lo largo de su exitosa carrera.
Fue nombrado entrenador del año en la NBA en 1965 y, en 1970, fue declarado como el mejor entrenador de toda la historia de la NBA. En 1980, la Asociación Profesional de Periodistas de Baloncesto de América volvió a ratificar a Auerbach como el mejor entrenador de la historia de la liga. Red Auerbach comenzó su brillante carrera de entrenador en 1946 en la BAA con los Washington Capitals, a los que guió en 1947 y 1949 a conquistar los títulos de división. En 1950, Auerbach llegó al lugar que le catapultaría a la fama: los Boston Celtics. Tras dejar los banquillos, Red inició en Boston su trabajo de directivo, recibiendo en 1989 el reconocimiento de la NBA como Ejecutivo del Año.
Arnold Jacob Auerbach nació el 20 de septiembre de 1917 en Brooklyn. Era hijo de Marie Thompson y Hyman Auerbach, un inmigrante ruso. Su padre había abierto una pequeña lavandería en una de las zonas más populares de Nueva York. Red creció en Brooklyn. En su barrio de Brooklyn, no había ni fútbol, ni béisbol. Eran deportes demasiado caros y no había campos para practicarlos. Red solía jugar a basket y balonmano en la calle, como tantos otros chicos de su edad. Ayudaba a su padre y ganaba algo de dinero limpiando los parabrisas de los taxis. "Yo apreciaba el hecho que mi padre era un trabajador duro," dice Red, explicando la influencia de su progenitor. Red no quiso seguir el negocio de lavandero; Arnold Red Auerbach tenía una cita con la historia.
Durante la Depresión de los años 20, el adolescente Red fue al Instituto del Distrito Este, donde obtuvo buenos resultados. Allí empezó su relación en serio con el baloncesto. El punto de inflexión en su carrera fue su paso por la Universidad George Washington en D.C. Bajo las órdenes de Bill Reinhart, el mago del contraataque, Auerbach aprendió el desarrollo del juego y la impronta que más tarde sería la seña de identidad de los Boston Celtics. Con la recomendación de Reinhart, Red se hizo cargo como director deportivo del prestigioso St. Alban's Prep en un suburbio de Washington, D.C.
Una vez finalizada su carrera en el college, se enroló en la Marina Militar, sin dejar de lado su gran amor: el baloncesto. Auerbach fue asistente en la Universidad de Duke, antes de convertirse en entrenador principal de los Washington Capitals. Mike Uline, propietario de los Washington Caps, quería a Auerbach para dirigir su equipo. Aunque en principio, la familia fue un impedimento a la hora de aceptar el cargo, Red acabó fichando por los Caps. Lo primero que hizo fue hacer una lista con los nombres de jugadores que recordaba tras su paso por la Marina.
Auerbach sólo tenía 29 años. Algunos de los jugadores de los Caps incluso eran más veteranos que Red. En la temporada 1946-47, su equipo finalizó con 49 victorias y 11 derrotas. El primer año en D.C., ya los condujo a la final. Red poseía cualidades diferentes a la del resto de entrenadores. Sabía como tratar a los árbitros, tenía un consumado talento de ganador (algo muy valorado en Estados Unidos), además de ser un intimidador como pocos. Después de tres años en Washington, se marchó a entrenar a los Tri-Cities (Moline, Illinois; Rock Island, Illinois y Davenport, Iowa). La causa fue una disputa con el propietario de los Caps, Ben Kerner. Después de un fugaz paso por los Tri-Cities Blackhawks (luego serían los Atlanta Hawks), finalmente, aterrizó en Boston. Walter Brown, ahora el dueño de los Celtics, estaba buscando entrenador jefe para los Celtics. Brown había ayudado a iniciar la Asociación Americana de Baloncesto (BAA). El propietario de los Celtics, debió ver algo especial en Red para darle carta blanca en la franquicia. Auerbach no le defraudó. La relación de Auerbach con el baloncesto parecía de tipo religioso.
Bajo la batuta de Auerbach, los Celtics de inicios de los 50 eran un gran conjunto, pero no habían llegado todavía a su techo. Auerbach se ha reconocido en más de una ocasión como una persona afortunada en la vida. Enamorado del juego veloz aprendido en la universidad de la mano de Reinhart, quería trasladar ese tipo de juego a los Boston Celtics. Con la llegada de Bill Russell, se convirtieron en un equipo intimidador. Russell podía cambiar un partido sin anotar un solo punto. Era la pieza que necesitaba Auerbach para engranar un equipo que estaba destinado a escribir una leyenda en la historia de la NBA.
En su primer año, Russell guió al equipo en rebotes, a pesar de una lesión que le tuvo apartado de las canchas los dos primeros meses de competición. Los Celtics ganaron su primer anillo de la NBA aquel año: 1957. En 1958, Russell volvió a lesionarse. Esta vez, ante St. Louis en las finales. Los Hawks ganaron en 6 partidos. Éste fue el inicio de un dominio abrumador del baloncesto mundial por parte de los Celtics, ya que encadenaron 8 títulos de la NBA de manera consecutiva.
El rey del Boston Garden
Los ingredientes de Red Auerbach eran básicamente ocho: condición física óptima, trabajo duro, mentalidad ganadora, táctica (fue el primer entrenador en utilizar al sexto hombre como arma táctica), psicología (puño de hierro y disciplina tremenda gracias al hecho que sabía motivar a los demás), pressing (fue el primer entrenador en rotar 10-12 jugadores para agotar al rival) y un esquema de juego.
Los platos del señor Auerbach fueron un éxito año tras año. Quizás variaba o añadía algún ingrediente cada temporada, pero el resultado siempre era exquisito. La innovación también formaba parte de su manera de entender el juego del baloncesto. Pero a pesar de tanto cambio, los grandes jugadores acataban y plasmaban sus órdenes sin rechistar. Sin duda, tiene mérito que la personalidad de un entrenador prevalezca por encima de un cúmulo de estrellas del basket. Auerbach siempre ha creído en la fidelidad y la lealtad. Le gustaba tener a sus jugadores hasta el final de sus carreras deportivas. Paradójicamente, nunca fue partidario de los contratos largos. Pensaba que el jugador debía tener un contrato anual, renovable por otro más al final de cada campaña. De esta manera, sus pupilos jamás se acomodaban y siempre sacaban lo mejor de su repertorio para poder seguir en el equipo.
Quería que sus pupilos acabaran sus trayectorias con la camiseta de los Celtics, no con otra elástica. No cabe duda, Red Auerbach era un hombre increíble. Como se suele decir: genio y figura. Famoso dentro y fuera de la pista, amado y odiado a partes iguales, polémico y conciliador, protagonista sin protagonismo... El modelo para toda una generación de entrenadores. Phil Jackson es uno de sus alumnos aventajados, ya que su trabajo, tanto en Chicago como, sobre todo, en Los Ángeles, es digno de mención y reconocimiento.
Red Auerbach, el señor de los anillos (2º Parte)
