Lejos quedan aquellos días en que los Seattle Supersonics se erguían como una de las potencias más sólidas y estables de toda la NBA. Eran tiempos de victorias, éxitos, y por qué no, duros tropiezos dadas las altas expectativas que cada Regular Season generaba. No en vano, durante la década de los noventa, en seis ocasiones alcanzaron las 55 o más victorias; y en otras tres, superaron el registro de los 60 triunfos. El punto álgido llegaría con las Finales disputadas ante la dinastía Bull en 1996, en las que caerían por 4-2.

El Key Arena disfrutaba con un baloncesto atractivo, en el que se exponían un ataque vistoso y eficiente, más una defensa constante y lo suficientemente dura para garantizar la competitividad en cualquier serie de playoffs. La punta de lanza la formaban la pareja Payton-Kemp, y George Karl manejaba los hilos desde la banda. Tras el anillo de 1979, no se ha conocido en la “ciudad de la lluvia” mejor época en lo referente al baloncesto profesional.

Todos estos recuerdos se entremezclan con el sabor amargo y paciente que la reconstrucción actual conlleva. Sumado a una crisis institucional todavía sin final escrito.

El punto de inflexión llegaría este verano. El sorteo del draft posibilitaba la llegada de una de las figuras más importantes y reconocidas del deporte universitario norteamericano: Kevin Durant. Un chico que encarna la esperanza del retorno al Olimpo. Una joven estrella elegida con el pick 2. La misma posición con la que fue seleccionado “The Glove” en 1990… .

Sin embargo, otro nombre debe ser citado inmediatamente después al ex de la Universidad de Texas. No es otro que el de Sam Presti, nuevo GM de la franquicia.


Presti, la brillantez de meteórico ascenso

Graduado por el Emerson College (Boston), Sam Presti compaginaría de forma brillante sus estudios, el mundo de la música (batería) y el deporte de la canasta. No en vano llegó a ser capitán del equipo durante sus años junior y senior. Sin embargo, tenía claro que su futuro en el baloncesto pasaba por una carrera en los despachos. Y que mejor escuela que los San Antonio Spurs.

Presti llegaría a la franquicia tejana en el año 2000. Acumulando cuatro ascensos en tan sólo cinco cursos; así, en el año 2005 ya era la mano derecha de RC Buford. Sus funciones habían abarcado diferentes campos, desde asistente especial a director de personal. Un crecimiento relámpago, cuya fundamentada base radica en su especial talento.

Considerado como uno de los grandes especialistas en las cuestiones relacionadas con el salary cap y el CBA; también ha destacado por su gran conocimiento del mercado europeo. No en vano, estamos ante uno de los que fue principal valedor de Tony Parker. Siendo otro jugador francés (Ian Mahinmi) su último descubrimiento y apuesta para la que ha sido su casa todos estos años.

El 7 de Junio de este mismo año, los Sonics anuncian su contratación como nuevo GM. A los 30 años le llega su gran oportunidad, y el reto con el que todo profesional sueña. Se convierte en el jefe de operaciones más joven de toda la NBA y también de todas las grandes ligas estadounidenses.

Greg Popovich reaccionaba así tras conocer su marcha:

“Ha sido una pieza clave en los éxitos de los Spurs, así que odiamos perderlo. Aunque sabíamos que era cuestión de tiempo que una franquicia se interesara en él”


Plenos poderes y la toma de decisiones

En Seattle no han dudado ni un segundo en darle las riendas para que sea él quien les guíe hasta el éxito. Para ello no les han dolido prendas en relegar de alguna de sus funciones a toda una leyenda como Lenny Wilkens, ni tan siquiera ha supuesto problema alguno que su predecesor en el cargo (Rick Sund) se mantenga en el organigrama (por motivos contractuales) como consultor. Todo el mundo reconoce a Sam Presti como el verdadero jefe.

Así, comenzaron a sucederse las primeras decisiones. La creación de un nuevo y propio proyecto, requiere la confección de un equipo. No dudó en relevar de su cargo a los que habían sido Jefe de Scouting (David Pendergraft) y Jefe de Personal (Steve Rosenberry). Contrató a un nuevo asistente a la gerencia procedente de los Detroit Pistons (Scott Perry), y mantuvo en su cargo a una de las figuras más importantes del organigrama Sonic y que llevaba en la franquicia desde 1995: Rich Cho (otro gran experto en el CBA y el salary cap).

Lo siguiente fue contratar un nuevo cuerpo técnico. Valiéndose de sus excelentes relaciones, consiguió el permiso de los Spurs para negociar con PJ Carlesimo. Entrenador al que conoce a la perfección. Al que rodeó de ayudantes como Scott Brooks, Mark Bryant o Paul Westhead.

Con todo esto, fue inevitable que las comparaciones y la idea del implantar “el modelo Spur” surgiesen en la mente de muchos aficionados y periodistas. Más si cabe tras lo que se vislumbra en Cavaliers (Ferry) o Blazers (Pritchard). Y aunque la idea inicial pasa por gestionar un modelo exclusivo, lo expresado en su presentación no permite ocultar de dónde procede y cómo entiende que han de hacerse las cosas.

“El modelo de San Antonio no es algo que estemos intentando crear. Mi objetivo son los Sonics. Mi objetivo está en saber hacia donde dirigirnos. Defensivamente necesitamos estabilidad y una identidad. Nuestra meta no es buscar jugadores NBA; es encontrar Sonics. Queremos competidores, queremos profesionales”

“Las organizaciones toman las decisiones; no las individualidades”

Toda una declaración de intenciones, ¿no les parece?.

En el terreno puramente deportivo tampoco le ha temblado el pulso. Sus primeros movimientos han supuesto el adiós de los referentes de la agotada etapa anterior: Ray Allen y posible traslado de la franquicia en un futuro inmediato.

De todos modos, a Sam Presti estos meses ya le han bastado para dejar su primer movimiento maestro, aprovechando magníficamente las urgencias salariales de los Phoenix Suns. Éste no es otro que el traspaso por el que reciben a Kurt Thomas y dos primeras rondas futuras.

Con todo esto, si fuese un aficionado Sonic, enarbolaría la bandera de la paciencia y el entusiasmo. No lloraría en exceso la pérdida de dos grandes jugadores, pero poco adecuados salarialmente (y por qué no, deportivamente) para un proyecto novel y en desarrollo. El futuro se presenta inmejorable; al menos así lo piensa el que escribe. Convencido de que no en demasiados años, Sam Presti se convertirá en el mejor General Manager de la NBA.