Que la NBA es un negocio es algo conocido desde hace mucho tiempo, pero la decisión de David Stern lo ha constatado de forma contundente. Al Comisionado de la NBA no le gustó nada que Gregg Popovich diera descanso el jueves pasado a Tim Duncan, Tony Parker, Manu Ginobili y a Daniel Green ante los Heat. Era una jornada donde solo se disputaban dos encuentros, y el del American Airlines Arena se emitía a nivel nacional por la cadena de televisión TNT. Stern anunció sanciones y cumplió su palabra: 250.000 sólares de multa a los Spurs. La quinta multa más grande de la historia de la liga y un mensaje clarísimo: "aquí mando yo".

Stern declaró tras conocerse la sanción que “era la única visita de la temporada de los Spurs a Miami y el equipo decidió dar descanso a cuatro de sus mejores jugadores sin informar a los Heat, a los medios de comunicación y a la NBA. Bajo estas circunstancias, concluí que los Spurs hicieron un flaco favor a la Liga y a nuestros aficionados”. Pese a las razones del Comisionado, muchos son los que se han pronunciado en contra de esta decisión. Doc Rivers, entrenador de los Boston Celtics y amigo personal de Popovich ha salido en defensa de su colega: "Uno tiene que dirigir a su equipo para ganar un largo campeonato. Debes hacer todo lo que creas que necesitas hacer. Si tienes que sentar jugadores, los sientas”.

"Lo que hago, lo hago desde mi punto de vista que es un punto de vista de un entrenador. Creo que la liga piensa desde la perspectiva del negocio y yo creo que eso queda reflejado en la decisión que ellos han tomado" dijo Gregg Popovich tras conocerse la sanción. Los argumentos de los detractores son claros: la NBA gira entorno al baloncesto que , como deporte, se debe a razones deportivas para sacar el máximo provecho de los jugadores e intentar llegar los más alto posible en el campeonato. El problema aquí es que la mejor liga del mundo es mucho más que diez hombres sobre la cancha intentando ganar partidos. La NBA ha desarrollado una estructura global basada en el espectáculo que no puede permitirse enfadar a las cadenas de televisión y (en menor medida) a los aficionados. Siempre que hay alguna fuga en la liga, David Stern aparece y ahoga la polémica de una manera u otra. En este caso, el peligro era enorme, pues podía dar paso a que otros entrenadores dieran descanso a sus estrellas en partidos complicados bajo razones deportivas. 

Con esta decisión se abre una herida que será difícil de sanar, pues ha quedado claro que las franquicias se deben a la NBA y tienen que obedecer (por muy rotundo que suene) a la liga. Pero se crea una controversia aquí: al ser un deporte, el resultado de los partidos y el de final de temporada es lo que cuenta para los equipos, pero para la NBA importa que su liga sea espectacular noche tras noche para firmar mejores contratos con las televisiones y para que los pabellones estén llenos. El pasado jueves, Stern tuvo que pedir disculpas a los aficionados de Miami y a los telespectadores porque los Spurs no pusieron toda la carne en el asador, pero cuando a final de temporada los equipos ya clasificados den descanso a sus estrellas de cara a los playoffs, ¿también pedirá disculpas?. El doble rasero de Stern es peligroso porque ahora se mirará con lupa cada decisión que tomen los entrenadores, que lo único que quieren es cumplir los objetivos deportivos.

Al Comisionado de la NBA le gusta tenerlo todo controlado y que la liga ofrezca una imagen ejemplar cada día. Las decisiones que ha tomado durante su mandato han sido muy polémicas a menudo: el código de vestimenta, multas a quien habla más de la cuenta o incluso la persecución del flopping últimamente. Stern ha creado y gestiona un modelo empresarial ejemplar que da mucho dinero y no permitirá que tiemble ni un instante. El propietario de los Dallas Mavericks, el polémico Mark Cuban, lo tiene claro: "Intenté mirármelo desde todos los puntos de vista, pero la televisión paga las facturas. (Las TV) son el pilar financiero en el mundo de los deportes. Cuándo juegas con el dinero, te multan, fin de la historia".