El Real Madrid ha comenzado la temporada con el pulso dividido: una derrota fuera de casa que sembró dudas, seguida de dos victorias sólidas en el WiZink Center que devolvieron la confianza. El equipo todavía busca su ritmo, pero bajo la batuta de Sergio Scariolo empieza a mostrar un cambio de tono evidente: más intensidad, más velocidad y una defensa que ya no se conforma con esperar, sino que sale a morder.

El nuevo rol defensivo de Tavares: salir del aro para cambiarlo todo

Scariolo ha pedido a Tavares que abandone su zona de confort. Ya no se trata solo de ser un guardián del aro, sino de participar activamente en la presión y la anticipación. El técnico quiere un pívot que “piense arriba”, que lea antes las jugadas, que intimide incluso antes de que el rival penetre. El caboverdiano, acostumbrado a dominar bajo el tablero, está aprendiendo a defender desde el movimiento, a estorbar líneas de pase, a incomodar incluso fuera de la pintura.

En palabras del propio Tavares, el Madrid “juega ahora con muchísima más intensidad, tanto en defensa como en ataque”. Esa intensidad lo obliga a estar más activo, más agresivo, más expuesto. Pero también más determinante: si antes era un escudo, ahora se le exige ser una lanza.

El Tavares del año pasado ya no basta en el nuevo Real Madrid

El Edy Tavares de la era Chus Mateo era el eje de una defensa que se replegaba sobre él. Sus 1,5 tapones y más de 6 rebotes por partido lo convirtieron en el mejor defensor de la Liga Endesa, un gigante que cerraba el aro como pocos en Europa. Pero su influencia se limitaba, en gran parte, al territorio que dominaba con sus 2,20 metros: la pintura.

Scariolo quiere que esa fortaleza evolucione. No busca otro muro, sino un jugador que lidere la defensa desde la movilidad, no desde la espera. Y en esa transformación, Tavares enfrenta el reto más complejo de su carrera: mantener su impacto sin perder energía ni cometer faltas precipitadas. Si logra adaptarse, el Madrid no solo tendrá un coloso bajo el aro, sino un defensor total capaz de alterar todo el mapa táctico del rival.