Por momentos, el baloncesto crea conexiones improbables. Trayectorias que se cruzan sin que nadie lo planifique, hilos invisibles que unen a un jugador bosnio nacido en Italia, a un icono neoyorquino del Dream Team y a la ciudad donde aquel equipo de leyenda maravilló al mundo. El nuevo fichaje del Barça Basket no sólo aterrizaría en un gigante de la Euroliga: regresaría, de algún modo, al escenario donde su antiguo entrenador escribió un capítulo histórico del deporte.

Amar Alibegović: un europeo en el corazón de Nueva York

Aunque formado en el baloncesto europeo y parte de una saga familiar reconocida, hijo del exjugador y ahora entrenador Teoman Alibegović, Amar Alibegovic dio un giro inesperado a su carrera en 2014: cruzó el Atlántico para enrolarse en St. John’s Red Storm, una de las universidades más emblemáticas de Nueva York.

Allí coincidió con un entrenador que no necesitaba presentación, Chris Mullin. Un icono de la NBA, miembro del Hall of Fame y uno de los tiradores más puros que jamás hayan salido de Brooklyn, regresaba a su alma máter para reconstruir el programa. Mullin llegó envuelto en un aura legendaria: el zurdo del Dream Team que había iluminado Barcelona ’92.

Un deseo de Xavi Pascual tutelado por los mejores

El impacto mediático era evidente. El impacto deportivo, más matizado. St. John’s atravesaba años complicados y Mullin, que era novato en los banquillos universitarios, asumía el reto con paciencia. En ese contexto, Alibegovic encontró un mentor más cercano de lo que podría sugerir la diferencia de estatus.

El bosnio pasó de ser un jugador de fondo de rotación, con apenas ocho minutos por partido en su primera campaña, a convertirse en un elemento fiable del sistema. Nunca fue una estrella del equipo, pero sí un competidor respetado que supo ganarse la continuidad. Su progresión, su disciplina y su madurez fueron siempre reconocidas por el cuerpo técnico. Mullin, exigente pero apreciado por sus pupilos, valoró su esfuerzo, y Alibegovic le correspondió públicamente cuando decidió mantenerse en el programa en 2016. La relación no fue la de un maestro formando a un prodigio destinado a la NBA, pero sí la de un entrenador histórico dejando huella en un jugador trabajador y receptivo. Una influencia silenciosa, honesta y real.

Europa como hogar y el Barça Basket como destino final

Tras finalizar su etapa universitaria, Alibegovic regresó a Europa, donde su carrera ha crecido con pasos firmes: Virtus Bologna, Darussafaka, Cedevita, Bahcesehir… un recorrido de clubes potentes en el que se ha consolidado como un interior moderno, móvil y competitivo. Ahora, su nombre vuelve a sonar en España, y concretamente para el nuevo Barça Basket de Xavi Pascual. Un rumor que, más allá de lo deportivo, despierta una conexión simbólica difícil de ignorar.

Barça Basket no es sólo una potencia de la Euroliga. Es la ciudad donde Mullin, el entrenador que marcó sus años formativos, tocó el cielo con el Dream Team. Aquel equipo que transformó la historia del baloncesto para siempre tuvo en Mullin una pieza silenciosa pero esencial. Y fue allí, en el Palau Sant Jordi, donde escribió parte de su leyenda. Para Alibegovic, aterrizar en el Barça Basket sería, más allá del salto competitivo, una especie de retorno emocional a un lugar cargado de recuerdos ajenos pero significativos.