Desde que el baloncesto se estrenara como disciplina olímpica en las olimpiadas de Berlín en 1936 la selección de los Estados Unidos ha sido la clara dominadora del palmarés. 14 oros, 1 plata y 2 bronces es su balance. Solo se perdieron los juegos de Moscú en 1980 debido al boicot de diversos países, liderados por los Estados Unidos, contra la Unión Soviética por su invasión a Afganistán.

Estados Unidos solo ha perdido una final olímpica en su historia. Fue en 1972 y en plena guerra fría. Aquellos Juegos Olímpicos se celebraban en Munich y la final tuvo lugar en el Rudi Seldmayer Halle y supuso la, hasta hoy, única derrota de Estados Unidos en una final. Cayeron derrotados por 51-50 ante la URSS en un final verdaderamente rocambolesco y con una polémica que llega hasta nuestros días.

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El partido discurrió con ventaja soviética. Al descanso los soviéticos dominaban por cinco puntos en el marcador gracias a un juego ofensivo. El encuentro se igualaba. Estados Unidos remontó una desventaja de diez tantos (38-28) y se entraba en el último minuto con 48-49 a favor de los soviéticos. Faltando diez segundos, Doug Collins robaba un balón y se dirigió como un rayo hacia el aro, recibiendo una clara falta que le llevó de un empujón hacia el soporte de la canasta. Collins anotaba los dos tiros libres y colocaba el 50-49 favorable a los norteamericanos. Y ahí empezó la polémica.

El técnico soviético, Vladimir Kondrashin, había pedido tiempo muerto entre el primer y el segundo tiro libre pero los jugadores soviéticos pusieron el balón en juego y los árbitros detuvieron el partido para que sacaran de fondo otra vez. La cuestión es que no retrasaron el reloj hasta los tres segundos que correspondían con lo que nada más sacar de fondo sonó la bocina. Los norteamericanos saltaban de alegría mientras que el banquillo soviético protestaba a los árbitros. Los colegiados decidieron repetir la jugada otorgando los tres segundos que les correspondía. La jugada acabó con una canasta de Aleksander Belov que daba el triunfo a los soviéticos.

Los americanos apelaron la decisión y una comisión formada por cinco miembros dio la razón a la URSS por 3 votos a 2. Los miembros de aquel comité fueron Cuba, Polonia y Hungría, que apoyaron a la URSS y Puerto Rico e Italia que apoyaban a EE.UU. Un comité marcado por las alineaciones políticas de aquellos años de guerra fría.

Una vez conocida la decisión los jugadores de la selección estadounidense decidieron no aceptar aquella medalla de plata. Dichas medallas todavía hoy están depositadas en Suiza esperando a que los jugadores de aquella selección las reclamen.

Se dice que todavía hoy, más de cuatro décadas después, el COI manda cada año una carta pidiéndoles a los antiguos miembros de aquel combinado de los  Estados Unidos que rellenen un formulario para recibirlas y que ningún jugador las ha aceptado.

El capitán de aquel combinado, Ken Davis, ha llegado incluso a dejar plasmado en su testamento su deseo de que su mujer y sus hijos no acepten esa medalla.

Aquella derrota dolió por la forma en que se produjo y por la época histórica coincidente. A nivel deportivo los norteamericanos sabían que a pesar de llevar una serie de 63 triunfos en partidos olímpicos aquel año iba a ser complicado batir a los soviéticos. Los norteamericanos llegaron con alguna baja sensible como Bill Walton además los soviéticos habían batido a los Estados Unidos en la final de los Juegos Universitarios.

La historia y la polémica continúa viva. En 2012 se publicaba el libro Stolen Glory: Estados Unidos, la Unión Soviética y el partido olímpico que nunca acabó.

El jugador que anotó la canasta ganadora, Alexander Belov, falleció en 1978 como consecuencia de una enfermedad. Alexander Belov y Serguei Belov fueron incluidos en el Hall of Fame FIBA en 2007.

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Referencia:

¿Qué pasó realmente en los polémicos y sangrientos Juegos Olímpicos de Munich 72'?

UK basketball notebook: '72 Olympic injustice still stings Kenny Davis