En el imaginario colectivo, el Tiranosaurio Rex siempre ha sido el dinosaurio dominante por encima de todos. Esta sensación aumentó con la millonaria franquicia de Steven Spielberg titulada “Parque Jurásico”. En ella el principal rival de los diminutos seres humanos siempre ha sido este gran depredador que provocaba terror y con el que nadie podía medirse. Incluso en la primera parte del relanzamiento de la franquicia, acababa imponiéndose sobre una especie híbrida, creada en un laboratorio y que tenía otras características, que si llevamos a la metafora baloncestística podrían ser los pívots modernos que tiran de tres y juegan de fuera a dentro. Al igual que en la maravillosa mente del rey Midas de Hollywood, por mucho que se hable de la extinción de los grandes pívots, en nuestro parque jurásico particular que es la Euroliga, los centers puros han demostrado estar muy vivos. Pero como también descubrimos en esa serie de películas, había un pequeño dinosaurio que hacía sombra a esos gigantes, a pesar de su menor tamaño, por su fiereza, rápidez, voracidad y, podría decirse, atleticismo: el velociraptor.

Esta temporada los Tiranosaurios puros dominan la estadística en la Euroliga, especialmente la de valoración por minuto, como ya analizábamos tras la cuarta jornada en un artículo titulado “Walter Tavares y el regreso de los grandes pívots”. Con el paso de las jornadas ese dominio se ha estabilizado e incluso ha aumentado ligeramente. Tras 20 jornadas disputadas, entre los doce mejores en la proyección de la valoración a 40 minutos solo hay un jugador que no se desenvuelve de forma regular en las posiciones de cuatro y cinco y que, cual  velociraptor (del latín “ladrón veloz”), arrebata rebotes gracias a su voracidad, rapidez y capacidad de salto: Will Clyburn, el todoterreno del CSKA. El americano del equipo ruso es el sexto en dicha clasificación, así como el cuarto en valoración media y en rebotes por partido y el líder en rebotes defensivos por partido. Y para la defensa verlo venir hacia su aro debe causar el mismo terror que ver llegar a un velociraptor dispuesto a devorarte:

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Will Clyburn está promediando esta temporada en Euroliga 14’7 puntos, 7’1 rebotes, 1’5 asistencias, 1’2 recuperaciones y 19’5 de valoración. Además de lo comentado en el párrafo anterior, es el octavo en balones recuperados por partido, el quinto que más tiros libres realiza por partido (4’26) gracias a las 4’9 faltas que recibe por encuentro (3º), y es el sexto que más canastas de dos consigue, siendo los cinco primeros pívots. También está en los principales puestos de una estadística negativa pero que demuestra lo complicado que es meterse en la jungla de los grandes depredadores con tan solo 2.01 y 95 kilos de peso: es el quinto jugador que más tapones recibe por partido con 0’63. Son sus mejores números en puntos, rebotes, recuperaciones y valoración en las tres temporadas que lleva en la Euroliga, demostrando su crecimiento como jugador y que, a sus 28 años, está en el mejor momento de su carrera. 

Su debut en Europa se produjo en la BBL alemana en la temporada 2013/14, recién salido de la NCAA, demostrando una vez más el buen ojo que tienen en dicha competición a la hora de apostar por rookies. El equipo que apostó por Clyburn fue el Ratiopharm Ulm, en el que, tras una primera temporada de adaptación en la que demostró lo que podía llegar a ser, subió sus medias de 8’9 puntos y 4’4 rebotes a 13 y 7’2 conviertiéndose en uno de los jugadores importantes en Alemania.

Hapoel Holon se lo llevó a la liga israelí donde promedió 20’9 puntos y 8’3 rebotes. Esos espectaculares números provocaron que el emergente proyecto del Darusaffaka con David Blatt a la cabeza se fijara en él. Con los turcos debutó en la Euroliga con compañeros como Scottie Wilbekin, Brad Wanamaker, Adrien Moerman, Dairis Bertans o el ex del Real Madrid Marcus Slaughter. Con ellos alcanzaría los playoffs en los que caería por un claro 3 a 1 contra los blancos. Después de una buena temporada con 13’2 puntos, 5’4 rebotes y 12’7 de valoración, Clyburn no rindió a buen nivel ante una defensa ordenada por Pablo Laso que cerraba sus penetraciones y le dejaba el tiro exterior (2 de 13 en triples) que era uno de sus lunares con un 28’9% a lo largo de la temporada.

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Dimitris Itoudis lo fichó a golpe de talonario para su potente CSKA y Clyburn le correspondió con 11’6 puntos, 5’9 rebotes, 13’6 de valoración y subiendo su porcentaje en triples hasta un gran 38’6%. El entrenador griego lo convirtió en una pieza clave de su proyecto desde el primer momento, como demuestra el hecho de ser el jugador más utilizado con 26:33 por partido. Como en tantas otras ocasiones, consiguieron llegar a la Final Four en la que Will volvió a tener el mismo verdugo: el Real Madrid, que acabó siendo el campeón.

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Will Clyburn está en la temporada de su consagración definitiva como uno de los mejores aleros del continente, siendo absolutamente clave en el CSKA de Itoudis, que apuesta por un baloncesto sin pívots grandes y en el que es clave la aportación del americano en el rebote y anotando en la zona, como líder de una manada de velociraptores compuesta por los “pequeños” Kyle Hines, Othelo Hunter, Nikita Kurbanov, Andrey Vorontsevich o Semen Antonov. Pero el único objetivo de este proyecto, como todos los años, es levantar el título de la Euroliga y para ello tendrá que derrotar a Tiranosaurios Rex como Walter Tavares, Gustavo Ayón, Jan Vesely, Nikola Milutinov, Arturas Gudaitis o Vincent Poirier. De momento el tamaño manda en esta Euroliga pero que no se confien los gigantes ya que un voraz velociraptor luchará contra ellos para intentar alcanzar su presa como sea.