El DKV Joventut perdía de 2 puntos y el crono marcaba alrededor de 20 segundos cuando Rudy Fernández, que llevaba 32 puntos hasta entonces, decide jugarse un uno contra uno. Se escapa de su hombre que le hace falta e intenta, por extensión anotar la bandeja. Bajo la canasta esperaba Salva Guardia que suelta la mano con contundencia en busca del balón para que le verdinegro no anote la continuación de la jugada. La acción se desata en un golpe en la cara que desequilibra al escolta cayendo de espaldas en el suelo, hecho que le provoca una conmoción.

En este caso el resultado se obvia como un mal menor, que no la consecuencias de la misma en la integridad física del jugador en cuestión.

“Cuando hacemos reuniones entre árbitros y entrenadores hablamos de pequeñas cosas que tenemos que cortar. Cuando hay una falta no se debe permitir una falta posterior fuera del juego. Hoy ha sido más grave porque Rudy ha salido en camilla. Igual que nosotros nos equivocamos se equivocan los árbitros. No suelo hacer este tipo de comentarios pero creo que en este caso es grave. Espero que no haya sido más que el mareo de un golpe” aseveró Aíto García Reneses, técnico del DKV Joventut.