Seguramente el lector haya escuchado en numerosas ocasiones la necesidad de que haya un equilibrio entre el juego interior y exterior de un equipo de baloncesto. Y si además ha practicado este deporte, como un servidor, habrá escuchado a su entrenador establecer reglas tales como que en todo ataque se ha de invertir el balón de un lado a otro al menos una vez en cada ataque o que el susodicho debe de meterse en el poste bajo otras tantas veces. Probablemente estemos todos de acuerdo en la necesidad de que haya equilibrio entre los jugadores exteriores e interiores de un equipo, pero ¿cómo cuantificarlo?

Este verano tuve la oportunidad de charlar con Curro Segura, entrenador granadino que recientemente ha puesto rumbo a Kuwait junto a Chus Lázaro y Quique Gutiérrez (éste último era el que me llenaba la cabeza de reglillas además de hacerme sudar tela). Y gracias a dicha conversación se me ocurrió la siguiente forma de medir el equilibrio de un equipo: dentro del quinteto que hay en pista en un partido de basket, 2 de las 5 posiciones están ocupadas por jugadores interiores. Luego, sería deseable que anotaran 2/5 de los puntos del equipo. Por tanto, consideraremos que el juego de un equipo está equilibrado cuando sus jugadores interiores anoten alrededor del 40% del total de los puntos del equipo.

Una vez establecida una nueva regla dentro del equipo, sería interesante saber si este objetivo ayuda a ganar partidos. Para ello, analizaremos a continuación el caso del Unicaja de Málaga dirigido por Joan Plaza.

Son muchas las voces que están diciendo que la plaga de lesiones que está sufriendo Unicaja en su juego interior van a provocar su no inclusión en el Top 8 de la Euroliga. La pregunta es clara, ¿la merma del juego interior del equipo malagueño influye negativamente en su rendimiento? Veamos que dicen los datos.

En la tabla tenemos los 48 partidos disputados hasta el momento por Unicaja clasificados en función de si se ha ganado o perdido el partido y si ha habido o no equilibrio en el juego (es decir, si los jugadores interiores han llegado a anotar un mínimo del 40% de los puntos del equipo o no). Podemos observar que:

  • cuando no hay equilibrio, se pierde el 55'56% (15 de 27) de los partidos y se gana el 44'44% (12 de 27).
  • cuando hay equilibrio, se pierde el 33'33% (7 de 21) de los partidos y se gana el 66'67% (14 de 21).

Evidentemente, desde un punto de vista numérico, estos datos son distintos, pero ¿son distintos desde un punto de vista estadístico? Para dar respuesta recurriremos a los intervalos de confianza. Sea P la proporción (o porcentaje, es lo mismo) de partidos perdidos y G la proporción de partidos ganados. En tal caso:

  • cuando no hay equilibrio, un intervalo de confianza al nivel del 95% para la diferencia P-G es (-0'153, 0'376). Puesto que dicho intervalo contiene al cero, se puede afirmar (al nivel de confianza fijado) que P-G=0, o lo que es lo mismo, que P=G. Es decir, desde un punto de vista estadístico la proporción de partidos ganados es la misma que de perdidos (aunque 55'56% sea bien distinto numéricamente de 44'44%).
  • cuando hay equilibrio, un intervalo de confianza para la diferencia P-G es (-0'618, -0'048). Puesto que dicho intervalo no contiene al cero, se puede afirmar que (al nivel de confianza del 95%) P-G no puede ser cero, por lo que P y G son distintos. Es decir, desde un punto de vista estadístico la proporción de partidos ganados es distinta de los perdidos. Es más, como el intervalo obtenido siempre es negativo, se tiene que P-G<0, o lo que es lo mismo, P<G. Por tanto, además, se podría afirmar (al nivel de confianza del 95%) que la proporción de partidos perdidos es menor que la de ganados.

¿Qué tenemos? El no cumplirse la condición de equilibrio impuesta no tiene influencia en el resultado del partido, sin embargo, cuando se cumple si se tiene una influencia positiva en el mismo ya que la proporción de partidos ganados es mayor.

¿La decisión por parte de Unicaja de no reforzarse en su juego interior tiene consecuencias negativas? Los datos dicen que si, ¿ustedes qué opinan?