En el baloncesto europeo, algunos jóvenes talentos atraen la atención desde sus primeros pasos en la élite. Este pívot, con un físico imponente y gran capacidad defensiva, pasó por varios clubes destacados de España y Europa como el Barça, y no terminó de consolidarse. Ahora se encuentra en Estados Unidos, ante un verano clave que podría definir su futuro profesional y abrirle la puerta de la NBA.

Con las mismas sobras que oportunidades: el paso por España de James Nnaji

James Nnaji llegó al Barça Basket en 2020, uno de los clubes más emblemáticos de Europa, con grandes expectativas. Su físico imponente y su capacidad para proteger el aro le convirtieron en una de las promesas más llamativas de su generación. Este hecho le llevó a debutar en el primer equipo del Barça. Además, lo hizo en el mejor equipo de los últimos años, el de Saras Jasikevicius.

Fue cedido a Bàsquet Girona con grandes expectativas y la intención de trabajar mano a mano con Darryl Middleton, quien confiaba en su potencial. Sin embargo, la realidad fue distinta: nunca llegó a entenderse del todo con los entrenadores Fotis Katsikaris ni con Moncho Fernández, lo que limitó sus oportunidades y complicó su integración en el equipo. Esta situación hizo que rápidamente empezara a buscar una salida, dejando su paso por Girona marcado más por la frustración que por los destellos de su talento.

Un verano que podría cambiarlo todo: la puerta de la NBA

Tras dejar Europa, el jugador se trasladó a Estados Unidos con la ambición de explorar nuevos horizontes. Después de la salida de Girona no podía fichar por ningún otro club de la ACB, ya que había disputado partidos después del 28 de febrero, fecha límite establecida por la normativa. Por ello, completó la temporada en Turquía, jugando con el Merkezefendi y acumulando experiencia antes de volver a centrarse en su objetivo de llegar a la NBA. Durante el verano trabajó con los New York Knicks, equipo que posee sus derechos en la liga, y participó en la Summer League de Las Vegas buscando impresionar y demostrar que su talento puede brillar en el escenario más grande del baloncesto.

A pesar de que sus minutos en la Summer League fueron limitados, su físico imponente y capacidad defensiva no pasaron desapercibidos para los ojeadores. Los Knicks podrían ofrecerle un contrato mínimo o incluso un acuerdo two-way, que le permitiría continuar su desarrollo dentro del equipo. Este verano se presenta como decisivo: su futuro en la NBA está todavía en el aire, pero cada entrenamiento y cada partido pueden acercarlo un paso más a cumplir la promesa que lo llevó a abandonar Europa.