Actores protagonistas en la Liga Endesa convertidos en iconos del baloncesto español, Rudy Fernández (1,96m y 28 años) y Juan Carlos Navarro (1,91m y 33 años) tienen ante sí el reto de demostrar su liderazgo en el partido más decisivo de toda la competición para sus equipos. El campeonato en juego. ¿Responden los dos jugadores al compromiso que se les exige? ¿Será clave su papel en el choque de esta noche? Analizamos su papel en el Playoff final y las sensaciones con las que se presentan al Palacio de los Deportes, indagando en sus principales similitudes y diferencias.
Las similitudes
Empezando por su trayectoria que, aunque distinta, tiene una estructura parecida con un punto en común. Rudy se formó en la cantera de la Penya y, una vez superó el proceso de proyecto a estrella después de ganar la Copa del Rey, la extinta Uleb Cup y de colgarse la medalla de plata en el Mundial de Pekín, cruzó el charco para intentar hacerse un hueco en la NBA de la mano de Portland. El viaje a tierras americanas nunca cuajó y en verano de 2012 el Real Madrid aprovechó la coyuntura del lockout para traerlo de vuelta con un contrato de larga duración y con el estatus de estrella, emulando la repesca que realizó el Barça con Navarro durante el verano de 2008. El motivo del viaje a Memphis del escolta catalán cabe buscarlo en su interior, concretamente en el gusanillo de la NBA que apretaba fuerte y en el deseo de reencuentro con su amigo Pau Gasol. Finalmente no consiguieron jugar juntos y la experiencia tampoco convenció a Juan Carlos, que regresó para asumir todos los galones del conjunto blaugrana y convertirse en el referente actual del Palau.
Dejando a un lado el pasado y examinando el presente nos encontramos con otra semejanza que, de entrada, puede chocar: el físico. Y no por poseer un gran cuerpo sino por el estado en el que llegan ambos al decisivo duelo: ninguno lo hace al 100%. Los dos jugadores llegan tocados al quinto partido. Rudy lo hace con problemas en la espalda que arrastra desde hace tiempo, como Navarro con su fascitis plantar. Además, el blaugrana sufrió una rotura fibrilar, aunque no dudamos de su participación.
En cuanto a su juego, los dos se caracterizan por ser los puntales ofensivos de sus equipos desde el exterior. Desde un juego eléctrico Navarro y Rudy buscan anotar sin importar la posición, sea de 3 puntos o de 2, en una bandeja o mate bajo la canasta o bien con un tiro desequilibrado desde la línea de 6,75. No tienen límite; su talento no les pone frontera. Además son dos de los generadores de juego más importantes, al generar una gran atención en todo movimiento que realizan y atraer a los defensores de los compañeros. En definitiva, son una constante amenaza.
No podríamos acabar las similitudes sin sacar el tema del flopping. Tanto el mallorquín como el catalán son conocidos en todas las pistas españolas y europeas por su constante exageración de todo contacto que reciben. No tienen problema en hacer valer sus galones y protestar cualquier jugada dudosa, motivo que les lleva, junto al mencionado flopping, a ser criticados por casi todas las aficiones contrarias.
Las diferencias
Siguiendo con los aspectos más polémicos de las dos estrellas encontramos la principal distancia entre el 5 del Madrid y el capitán blaugrana en uno de los aspectos más criticados del jugador blanco: su actitud. Sin excusar a Navarro, un jugador que exagera contactos y protesta en muchas acciones, Rudy se lleva la palma. El madridista abusa de una actitud chulesca ante rivales, afición contrario y árbitros que, sin ir más lejos, le costó una técnica en el último partido. Tras recibir esa amonestación, el alero pasó junto a Oleson y le dio un golpe. Pequeño pero innecesario. Uno más.
[[{“fid”:”50429″,”view_mode”:”image_node”,”type”:”media”,”attributes”:{“height”:1419,”width”:780,”style”:”width: 220px; height: 400px;”,”class”:”media-element file-image-node”}}]]Centrándonos en aspectos del juego Navarro, más veterano, ha ido evolucionando sus cualidades en pista pasando de ser un anotador compulsivo a un generador de juego, convirtiéndose en un jugador más completo. Sigue anotando con facilidad pero ahora ha añadido la faceta de generador, muchas veces por encima de los bases. Recibe, encara, penetra dobla y regala canastas. En menor medida Rudy también es un generador de juego, pero le pierde su peor lectura táctica del juego que en ocasiones le lleva a forzar situaciones individuales al límite sin ver más allá. Cuestión de edad y experiencia.
Otra de las diferencias entre los dos jugadores que juega en favor del mallorquín es su mejor físico, que además de permitirle poder estar a un nivel defensivo mucho más alto que el blaugrana, también le es vital para acabar muchos partidos con una alta cantidad de rebotes, sobretodo ofensivos, o para culminar muchas acciones por encima de la canasta.
Los números
Si hay un dato que destaca por encima de todos es el 0 de 16 en triples de Rudy en los cuatro partidos jugados de Playoff. Se excusa el desastroso porcentaje en sus problemas físicos, sin embargo, el propio jugador rehuye a la coartada asumiendo su responsabilidad. Eso sí, también deja un recadito para los árbitros después del último enfrentamiento: "no he metido ninguno, pero tampoco me han hecho ninguna falta; también es muy extraño". Volvemos a su aspecto más negativo, la actitud.
En su favor, en cambio, está un mayor coeficiente en el +/-, que marca la aportación positiva o negativa en cuanto a puntuación para el equipo cuando el jugador esta en pista, con un +20, siendo el segundo mejor sólo tras Llull y Lorbek. Navarro, del que sorprende su cifra negativa de -19 en este aportado, alcanza una mayor valoración de media en estos últimos partidos de Playoff con 12 por los 10,5 de rival.
Si miramos el aspecto generador, las asistencias, si cuentan con el acierto del compañero, claro, Navarro gana la partida con un total de 9 entregas aunque Rudy, con 8, es más regular, siempre entregando dos pases de canasta cada partido. Otro término directamente relacionado con la importancia que tiene sobre el juego es el nombre de faltas recibidas, también muy parejo, con un total de 13 para el mallorquín (3,25 de media) y de 14 para el catalán (3,5 de media).
Para acabar con los números, el jugador blaugrana es el máximo anotador en esta final con un total de 61 puntos (15,25 por partido). El blanco le sigue de muy cerca con un total de 60 puntos (15 por partido), bajando mucho su rendimiento fuera del Palacio de los Deportes.
El reto
Sin ninguna duda: llevar a su equipo al título. Rudy intentará que el Madrid sea el campeón y Navarro que ese premio sea para el Barça. Pero precisamente su reto para esta noche va mucho más allá de intentarlo. Los dos deben convertirse en los referentes de sus conjuntos, bien en la pista o en el banquillo, acogiéndose a la responsabilidad y compromiso que un símbolo adquiere. Vaya bien el partido o vaya mal, en los buenos momentos y en los malos.
Aquí es donde más se critica a Rudy, que no está consiguiendo hacerse con este rol en el conjunto de Laso y que no está apareciendo como se le espera en las grandes citas, en las quedebería echarse el equipo a la espalda. Este partido será una gran prueba de fuego y el alero no puede esquivarla. Tampoco puede fallar. Es su oportunidad.
Navarro, más bregado en estos saraos, ha demostrado a lo largo de su trayectoria que sí que asume su condición de líder. Hará falta ver si finalmente juega o no y en qué condición y si esta es suficiente como para poder ayudar a los suyos. ¿Se adaptará Navarro a verlo desde la banda y a empujar con más fuerza que nadie a sus compañeros sin poder tocar balón?