Tras la salida de Satoransky, ha sido la última de las promesas del Baloncesto Sevilla en dar el salto definitivo a la Liga Endesa. Los resultados y la complicada situación de su equipo han distraído a la prensa y los aficionados sevillanos, poco interesados en comprobar números individuales ante la peliaguda posición en la tabla. Tampoco los números impresionan lo suficiente como para atraer todos los focos. La realidad es que ésta, su primera temporada en la máxima categoría, ha ocupado una posición muy cuestionada entre las llegadas y salidas de la pareja Pullen-Thames, y a la hora de la verdad se ha visto con las riendas en la mano.
Ante jugadores que atesoran años de bote y mandato como Marcelinho Huertas, Sergio Rodríguez, Javi Salgado, Albert Oliver o Quino Colom; obedeciendo a dos entrenadores y uno de ellos incapaz de levantarse durante los partidos, su primer año con minutos no empezó siendo fácil. Ha tenido que botar entre marcajes de nivel, la crisis deportiva y la crisis institucional de su club, pero quien lo viera dirigir ante Bilbao Basket lo sabe. No ha terminado su primera temporada completa y ya podemos decir que Radicevic tiene nivel ACB.
El pupilo de Aíto
En septiembre de 2012 se anunció su fichaje. Seguía la misma política que había incorporado a su equipo de cantera nombres como Kristaps Porzingis, Ondrej Balvin o Beka Burjanadze como proyectos de jugador a largo plazo. Este último nombre llegaba desde las categorías inferiores del Partizán de Belgrado y con un puesto en el quinteto ideal del recién celebrado Campeonato Europa Júnior. Desde Sevilla no tardaron en atarlo y lo pusieron a disposición de Aíto.
La noche de su debut en casa, su equipo también estaba contra las cuerdas. Cajasol había arrancado la temporada con un 0-3, un presagio adelantado de las dificultades que viviría durante todo el año, y recibía en casa al Herbalife Gran Canaria. Los visitantes lograron la renta psicológica al descanso y entonces apareció Radicevic. Puso el chispazo necesario para que los sevillanos le dieran la vuelta al partido. Pedro Martínez, visiblemente molesto en rueda de prensa, se negó a valorar los problemas que le había causado el serbio.
Estadísticamente sólo fueron 5 puntos y 2 asistencias, pero el éxito como revulsivo fue la mejor nota de la noche. Jugó un puñado de partidos más, apenas unos minutos. De cuando en cuando, algún periodista le preguntaba a Aíto por Radicevic, y el técnico siempre contestaba lo mismo. Lo mismo que le dijo a Solobasket, recordando que ésta era su primera experiencia profesional, concluida la campaña: "Ha notado y nota el escaso trabajo defensivo, que contrasta con el talento ofensivo que tiene. Debe de incorporar la defensa a sus virtudes".
No dejó de señalar este aspecto al año siguiente, cuando casi triplicó sus partidos con el primer equipo. Siempre apariciones sueltas y pocos minutos. Volvió a obsequiar con su mejor actuación al Gran Canaria de Pedro Martínez (12 puntos, 4 asistencias y 4 rebotes) y Aíto dispuso de él sobre todo en la recta final, un comodín que cumplió en el camino colectivo hacia el Playoff, para que éste se luciera con criterio al timón y algún tiro lejano que hacía intuir su categoría.
Roth, de nuevo obstáculo
La llegada de Jefferson Capital quiso recoger el legado de Aíto a pesar de su marcha y Radicevic dio el salto definitivo al primer equipo. Tal y como le había sucedido a Satoransky el año anterior, aunque el checo lo dio del puesto de segundo base al de primero y líder, ahora el serbio cambiaba la categoría EBA por el timón de todo un equipo de la Liga Endesa.
Llegó la responsabilidad, los veinte minutos sobre la pista y cuatro compañeros esperando órdenes. El inicio de temporada no ha sido fácil. El primer problema estuvo en su pareja de baile, entre el despistado fichaje de Thames esperando reconvertirlo en base y la celebrada incorporación de Pullen, dinamita para el vestuario y acaparador en la pista. El serbio cumplió dentro de lo que cabe, pero no pudo arreglar uno de los principales problemas del Baloncesto Sevilla: los ataques estáticos.
El juego de Scott Roth buscó favorecer desde el principio el talento individual frente al grupal, por mucho que el técnico contara y recontara asistencias tras los partidos. Radicevic no se ha cortado repartiendo asistencias, pero el primer plan de su equipo era buscar una muñeca rápida. Tras su necesario papel en la primera victoria del equipo sevillano ante el CAI (15 puntos, 6 asistencias y 4 rebotes), el paso de las jornadas fue tensándolo todo derrota tras derrota, dentro y fuera de la pista. Sólo Hernangómez y después si acaso el serbio parecían responder por aquel grupo que aspiró a las semifinales de la Liga Endesa 2013-14. Eso sí, el compromiso de Nikola contrastó siempre con la apatía manifiesta de su compañero exterior y a los mandos, Xavier Thames.
La llegada de Ben Woodside ofreció un primer respiro a Radicevic, repartiendo al fin las tareas y sumando virtudes al grupo. Sin embargo, a medida que crecía el agujero negro a los pies de Scott Roth, éste fue arrinconando al serbio para exprimir al máximo su mejor quinteto: Woodside, Urtasun, Byars, Oriola y Hernangómez. El jugador perdió algo de pie y tuvo que dar varios pasos hacia atrás antes de dar un primer impulso hacia la lucha por la salvación.
Con Casimiro ha probado su talla
El mayor cambio con la llegada de Luis Casimiro ha sido de mentalidad. Llegó sin tiempo, para dirigir el entrenamiento inmediatamente anterior al partido ante Valencia Basket, pero el equipo respondió. Ante un rival ya clasificado para la Copa del Rey, los sevillanos compitieron y llegaron por delante al último cuarto. Fue entonces cuando el nuevo técnico decidió apostar por un recurso que Roth había probado sin éxito: jugar con sus dos bases. El serbio ocupó el sitio que le tocaba. Se pegó a Pau Ribas y Baloncesto Sevilla certificó la victoria.
Este detalle no pasó desapercibido para Casimiro en rueda de prensa: "Ha jugado de escolta porque teníamos a un stopper increíble. Ha salido de los bloqueos, ha roto sus manos a manos… Niko ha estado excepcional. Es la línea a seguir de nuestros exteriores". Destacaba entonces esa faceta que había lamentado Aíto, su defensa. Salía a relucir el trabajo silencioso y continuo. Entrenar con el primer equipo y jugar con el filial año tras año para, llegada la hora de la verdad, darse a valer. Recientemente insistía Casimiro en una entrevista concedida al Diario de Sevilla: "El potencial que tiene es tremendo y está intepretando muy bien lo que le pedimos. Cuando llegué di sólo cuatro ideas para que fuesen muy sólidas y el equipo se agarro a esos conceptos".
El base ha sido una constante encendida en las tres victorias consecutivas que han aupado a su equipo. Y por encima de los números, que también sonríen: 10 puntos, 6 asistencias y 5 rebotes ante Valencia; 18 puntos, 5 rebotes y 4 asistencias (20 puntos de valoración) tras las dos prórrogas ante el CAI y otros 15 puntos, 5 rebotes y 5 asistencias (21 puntos de valoración) ante Bilbao Basket. Por encima de los números y su media este año, unos 6.7 puntos 2.3 rebotes y 2.8 asistencias para 6.2 puntos de valoración en lo que llevamos de temporada. Por encima de todo eso han estado sus sensaciones, su liderazgo ante las dificultades. No se ha arrugado en cuanto se le ha dado la oportunidad. Incluso ante el potente despliegue ofensivo de Bilbao, peleando su remontada, se creció Radicevic, y así avisó tras el partido: "Estoy soy yo. Quiero jugar así, como un líder. Dirigir a este equipo".