El nombre de Daryl Morey quizás aún no es muy conocido para el aficionado medio al baloncesto pero su influencia en la NBA es cada vez mayor y hace unos meses le dedicamos un extenso artículo en Solobasket hablando de la reconstrucción de los Houston Rockets. El General Manager de la franquicia texana, famoso por aplicar técnicas de economía conductual para tratar de elegir a los mejores jugadores posibles en la noche del draft, ha sido noticia en las pasadas semanas a raíz de la publicación de la nueva obra de Michael Lewis, The Undoing Project -el conocido autor de Moneyball-.
En el libro se cuenta la historia de los psicólogos Daniel Kahneman y Amos Tversky que sentaron las bases de la economía conductual y que demostraron cómo la mente humana yerra, sistemáticamente, cuando es forzada a tomar decisiones en situaciones inciertas. Por ello comenzaron a construir algoritmos basados en la evidencia a través de estudios de Big Data sentando una metodología que en los últimos años ha evolucionado integrando la neurociencia y extendiéndose a los campos más diversos. Michael Lewis utiliza como ejemplo de la importancia de este modelo en la actualidad, la integración que ha realizado Morey en la NBA usando modelos basados en estadísticas y datos avanzados para considerar qué jugadores podían tener un mayor impacto en la liga y encajar en la franquicia que dirige. Un modelo que le ha permitido tomar buenas decisiones logrando que los Rockets mejoren su balance en las últimas temporadas desde su incorporación como General Manager en 2007 y reconstruir una franquicia tocada tras la marcha de Yao Ming y Tracy McGrady en torno a la figura de James Harden.
El gran titular entre las múltiples anécdotas que cuenta Morey y que ha salido reflejado en los medios de comunicación españoles es como los Rockets dejaron pasar la oportunidad de elegir a Marc Gasol a pesar de que cumplía con todos los rigores de su modelo analítico de fichajes. Todo por culpa de una foto sin camiseta del pívot que le valió el mote entre los empleados del club de Hombre Tetas y que afectó negativamente a la imagen que tenían del jugador descartándole finalmente y optando por Aaron Brooks y Carl Landry.
Menos ha trascendido acerca de lo que ocurrió con el ya ex jugador del Barça Joey Dorsey cuando optaron por su incorporación. Lewis escribe en su libro acerca de cómo Morey no valora las entrevistas personales con los jugadores porque lo encantador que pueden llegar a ser en ellas no es indicativo de su ética de trabajo, estilo de juego o del valor que tengan para la franquicia. A pesar de ello con el tiempo han tratado de analizar las respuestas buscando patrones predictivos en ellas y realizando las mismas preguntas a todos los jugadores que pretenden incorporar.
“Ese año los Rockets tenían la selección número 25 en el draft con el que seleccionaron a Nicolas Batum pero le intercambiaron para incorporar a un tipo grande de la Universidad de Memphis llamado Joey Dorsey. En su entrevista de trabajo, Dorsey había sido gracioso, simpático y encantador -entre otras ocurrencias había dicho que cuando terminara de jugar al baloncesto tenía la intención de explorar una segunda carrera como estrella porno-” comenta Lewis en su libro. Dorsey fue enviado a jugar un partido de exhibición contra otros jugadores recién fichados y a los Rockets no les acabó de gustar lo que vieron. En palabras de Lewis “Joey Dorsey era tan malo que Daryl Morey no podía creer que estaba mirando al tipo al que habían analizado”.
El ejecutivo pensó que Dorsey no se estaba tomando la gira demasiado en serio y se reunió con él para hacerle ver la importancia de esos partidos. “Hablé con él durante más de dos horas en la que tuvimos una larga charla sobre la importancia de jugar con intensidad y dar una buena impresión a todo el mundo”, asegura. A pesar de ello su juego también dejó mucho que desear en el segundo partido lo que les condujo a pensar que su modelo analítico -poco había tenido que ver la entrevista en la contratación- tenía graves problemas de interpretación. “Joey Dorsey estaba valorado como una superestrella en el modelo que utilizábamos en un año en que el mismo modelo había descartado a un jugador de primer año como DeAndre Jordan”. El pívot de los Clippers acabó siendo elegido en la 35ª elección del draft y pronto se convertiría en la segunda mejor elección de esa generación por detrás de Westbrook. Imposible prever su éxito con los pocos datos con los que contaban.
Aunque la historia de la NBA está repleta de errores en la noche del draft Morey creía firmemente en los modelos analíticos y aunque no pensaba que fuera perfectos tampoco consideraba que pudieran estar tan equivocados como para no predecir el fracaso de Dorsey o el éxito de DeAndre Jordan. La edad de Joey tuvo mucho que ver con el error que habían cometido. “Era especialmente viejo cuando lo fichamos. Tenía 24 años y su carrera universitaria había sido sorprendente porque estaba jugando contra niños de 19 que acababan de llegar a la NCAA”, lamenta el directivo en The Undoing Project.
Tras la mala experiencia con Dorsey, el equipo de Morey dio un mayor peso en el modelo a la edad del jugador así como a la dureza del rival contra el que se enfrentaban tras comprobar que existía toda una serie de jugadores acostumbrados a maquillar estadísticas contra los oponentes más débiles a los que pasaron a llamar matones de la NCAA. Con esos retoques mejoraron un modelo que siguen perfeccionando hasta la obsesión aunque reconozcan que tan importante son los datos que analizan como el juicio humano de expertos, el elemento que precisamente pretendían eliminar imponiendo esa metología de trabajo. Eso sí, sigue siendo importante para ellos eliminar todos los sesgos en los que inherentemente el ser humano cae cuando tiene una toma de decisiones importante que realizar, confian en los datos de los que disponen y por supuesto, han prohibidos los motes que pueden nublar el juicio y que les llevaron a no incorporar uno de los mayores talentos interiores de la historia reciente de la NBA como es Marc Gasol.