Antes nadie dudaba de su potencial, pero este año algo pasa en Cleveland. Se podría decir que hasta no hace mucho eran capaces de lo mejor y de lo peor, pero en estas últimas semanas están dando síntomas de debilidad; unos síntomas impropios para una franquicia que está obligada a pelear por el anillo. Si en octubre era un serio candidato al título, ahora la probabilidad de éxito se reduce a las apariciones puntuales de su Big Three, casi siempre insuficientes. Las nuevas incorporaciones auguraban un futuro muy prometedor a corto plazo, pero no el equipo no se ha adaptado a los nuevos fichajes y a la incorporación de JR Smith tras su lesión. De hecho, con la lesión de Kevin Durant y los fichajes de Korver, Deron Williams, Bogut y Sanders hacía que los de Ohio fueran un serio y firme candidato no solo a seguir reinando en el Este, sino de ser el máximo aspirante a conseguir el anillo. Todas estas esperanzas e ilusiones han ido decayendo hasta el punto en que los de Tyron Lue han dejado de ser lo que fueron en un pasado reciente: un equipo fiable con ganas de comerse el mundo. Pero ¿qué ha pasado? ¿Por qué un candidato al título puede cambiar tanto en cuestión de semanas?

En primer lugar, hay que remarcar un dato estadístico importante que incumbe directamente a la defensa de Cleveland. El equipo de King James es el que menos balones roba por partido de toda la NBA, con 6.6 robos por partido. Esto podría ser casualidad, pero no lo es tanto si consideramos las pocas faltas que cometen. Son, junto a Detroit, el tercer conjunto que menos faltas hace por partido. ¿Pasividad defensiva? A nivel objetivo, no se puede afirmar tal cosa, pues se mantienen en sus medias de anteriores temporadas en cuanto a robos, rebotes, tapones, etc. Así que, intentando buscar una explicación a las lagunas defensivas, debemos ser algo más subjetivos. El nivel de Tristan Thompson no está siendo como el de otras temporadas, o por lo menos desde el All Star. El canadiense no está dominando como se esperaba tras firmar el nuevo contrato en verano: cumple y rinde bien, sí, pero en algunos partidos se echa en falta esa garra y ese ímpetu que demostró en los Play Off del año pasado. Aunque, todo sea dicho, el bajón defensivo ha sido coral: en los últimos 6 partidos, promedian nada más y nada menos que casi 115 puntos recbidos por partido, con estrepitosas defensas ante Wizards, Nuggets y Lakers (127, 126 y 120 puntos encajados). Resumen del partido ante los Wizards:

Quizás el agravante principal de toda esta cuestión sea que los puntos que reciben a raudales se los puede meter cualquier equipo. Hasta el All Star, solo 5 equipos habían logrado meter 120 a los de Tyron Lue -Houston, Boston, Portland, Golden State, New Orleans y Whashington-, pero solo los Warriors y los Pelicans consiguieron vencer. Eran otros tiempos, tiempos en los que LeBron y compañía eran capaces de superar los 110 puntos fácilmente. Sin embargo, por el momento parece que ese torbellino provinente de Ohio se ha desvanecido, y marzo ha sido un mes para olvidar. Thomas (31), Wall (37), Kawhi Leonard (25), Harden (38) o Waiters (29) han sido algunos de los jugadores que han destrozado el aro de los Cavs: todos exteriores, y eso demuestra que, pese a la mediocre temporada que está realizando Thompson, los defensores exteriores están haciendo que el Quickens Loans Arena ya no vea a su equipo como el máximo aspirante para llevarse el título.

Se puede achacar gran culpa de esta crisis a la defensa, pero no es el único motivo visible. La adaptación de hombres como Korver o Deron Williams está saliendo cara, y es que no hay que olvidar que han incorporado a 4 jugadores en cuestión de pocos meses -5, si contamos a Bogut-. Es cierto que siempre se habla de la importancia del Big Three, pero la aportación de estos jugadores secundarios es vital para que Cleveland vuelva a resurgir de entre sus cenizas. Derrick Williams aterrizó en Ohio y se adaptó a las mil maravillas; a Korver le costó, pero finalmente consiguió una regularidad en el tiro; Deron Williams parecía ser un base/escolta apto desde el banquillo. Todo eso fue antes de la recuperación de JR Smith: con él, el volumen de tiros de estos tres jugadores se ha reducido de manera considerable y, si podemos asegurar que se adaptaron bien al sistema sin JR, con él dentro de la rotación no se puede decir lo mismo. Los números hablan por sí solos. 5 puntos por partido es lo que promedia JR Smith en más de 25 minutos en pista, mientras que otros compañeros como Derrick promedia 2 puntos en los últimos 4 partidos que ha disputado. De Bogut poco se puede decir; de Sanders, que se nota su retirada. Ha perdido tacto, ritmo de juego y dinámica colectiva. Por último, Deron Williams combina partidos aceptables con partidos en los que no aparece -o no le dejan aparecer-, pero es quizás el que se mantiene más estable. Highlights de la debacle ante los Nuggets:

Otros factores extradeportivos podrían ser la preocupación del propio JR Smith por el nacimiento de su hija prematura, la ausencia de Lue en algunos encuentros por problemas de oído o cómo afectan estos hechos al grupo en general. No obstante, aún queda liga regular para acabar de cuadrar un sistema en el que encajen todas sus piezas. Es difícil que en tan poco tiempo todo este engranaje funcione, pero la esperanza es lo último que se pierde, y si en tu equipo tienes a todo un MVP como LeBron James, cambiar la dinámica tampoco parece una idea tan descabellada. Como siempre, el tiempo dirá.