La solvencia con la que los Heat solían negociar situaciones extremas recibió ayer un severo revés. Indiana postergó sus vacaciones de verano y forzó el séptimo choque tras dominar sin fisuras a los actuales campeones (91-77)El mareo anotador de los Pacers en el quinto envite se prolongó anoche durante los tres primeros minutos. Indiana tuvo la fortuna de que Miami no arrancase con el traje de luces. Con Dwyane Wade tan errático como en el resto de los playoffs, LeBron James se alió con Mario Chalmers. Esta conexión era suficiente para adormilar la batalla. Roy Hibbert clavaba sus zancos en la pintura para penalizar la carencia de centímetros y dureza del binomio Haslem-Bosh. Ante la falta de lucidez de los Pacers en el juego estático, Lance Stephenson, ese jugador que desconoce los temblores del miedo, se puso calzó la chupa de cuero y aceleró el paso. Paul George se animó a subir en la moto y posterizó a Bosh. El encuentro comenzaba a derrochar testosterona y LeBron ordenó rociar un primer cargamento de hielo sobre el Bankers Life Fieldhouse. Los Heat echaron el cierre al primer acto con un inmaculado 6 de 6 en triples. 

George Hill, dimitido en el quinto partido, se empezaba a parecer al base sólido de la liga regular y ayudó a colocar seis puntos de ventaja coincidiendo con la segunda unidad de Miami. Esta brecha sería el mayor oasis local en la primera mitad porque Norris Cole levantó a sus compañeros del letargo con su habitual descaro. Y, de repente, a Indiana le entraron las prisas. Los Pacers abandonaron su ortodoxia para abrazar el desmadre táctico. En ese paréntesis también ofrecieron un concurso de mates errados. Preocupaba de forma especial la jaqueca ofensiva de David West, que no encontraba el golpe de muñeca (0/7 TC al descanso). El baloncesto siempre ofrece datos inesperados. La contribución de Wade se limitaba a un punto, dos rebotes y una asistencia, pero con él en pista Miami tenía un +8 mientras que con LeBron, que acumulaba 14 puntos, 5 rebotes y 3 asistencias, los Heat perdían de 8. El 27% en tiro de dos de los Heat no resultó ser un obstáculo para irse 39-40 al vestuario.

La cicatriz del 30-13 de Miami en el tercer cuarto del quinto partido estaba muy reciente y los Pacers clamaban revancha. Otra ráfaga de Hill y el estreno de West firmaban un 9-2 de salida para el cuadro local. El summum del desconcierto de Miami fue el repertorio de bandejas que acabaron en el limbo de Wade y Chalmers. La estepa anotadora de los Heat empezaba a ser sonrojante con dos puntos en más de seis minutos. Hibbert olió la sangre y lideró el primer conato de fuga de Indiana. George se subió al carro de su compañero y colocó el 60-45 pasando factura a las imprecisiones de LeBron. Solo Wade era capaz de desarmar el acorazado de los Pacers con seis puntos en 10 minutos. 

Sin la efectividad del sancionado Andersen el tridente interior de Miami se mostró inoperativo para percutir. Entre Bosh, Haslem y Anthony anotaron 7 puntos. Con este panorama tan tenebroso, los Heat solicitaron a LeBron que rebuscara el disfraz de superhéroe. El MVP de la regular contó con el agarrotamiento inicial de Indiana y la aparición express de Mike Miller, que había disputado solo 5 minutos en los cinco enfrentamientos. George moderó la zozobra que se había instalado en los Pacers cuando Miami se acercó a cuatro puntos. Y todo esto con Bosh y Wade en la primera fila de butacas. Pero LeBron no solo encontró el atuendo en el armario sino que incluso le señalizaron una técnica. West olvidó las penurias de la primera parte y apuntilló a los campeones.