Con 12 años Rik Smits tuvo su primera moto pero creció y creció y su cuerpo le apartó de de su gran pasión, participar en carreras No bostante, sus 2.24 no fueron en vano, le hicieron rico y le permitieron ser profesional en la NBA y vivir su retiro, a sus 40 años, con muchos dólares y hacer realidad su gran sueño: “aún soy competitivo y esta es una buena forma de seguir siéndolo.” afirma el holandés al diario IndyStar. Smits viaja por todo el país para correr con su moto, adaptada a su descomunal altura que le hicieron dominar muchos años la pintura NBA.

En su infancia adoraba ver a sus amigos correr en moto “yo siempre deseé hacerlo y ahora puedo” asevera Smits. El ex pívot de los Indiana Pacers siempre ha sido un amante de los motores y durante su pasado NBA reunió hasta veinte coches, muchos de coleccionista. Actualmente sólo atesora tres: un Monteverdi, de Holanda (sólo fueron construidos 96 y sólo hay tres en todo los Estados Unidos), un Roadrunner del 70 y un camión adaptado para carreras.

Rik, que era un fino estilista gracias a su gran muñeca, afirma que “el MotoCross es más duro que el baloncesto en muchas cosas. No hay descansos. Es un gran desafío”.

Dicen que un comprador llamado Brian Borshoff fue el que metió a Smits en el mundo de las carreras de motos. En los días que corren el europeo está situado en un nivel intermedio de la American Historic Racing Motorcycle Association. Dicen que se le da muy bien; en carreras de exhibición por el país se le adjudica haber ganado un 75% de las mismas, incluso fue galardonado con el premio anual de “outstanding performance in cross country” en 2003.

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