Hay equipos que parecen seleccionar con minuciosidad a sus presas para exhibirlas orgullosos en sus curriculum. Además del matagigantes Washington, los Bulls se han ganado el cartel de 'aguafiestas'. Un mes después de hacer añicos la magestuosa racha de 27 victorias de Miami, Chicago se merendó a otro gran mercado como New York con un guion hitchcockiano y a pesar del sexto partido consecutivo en el que Carmelo Anthony supera los 35 puntos.

Los primeros seis minutos del envite presagiaban un duelo descafeinado que terminaría con el decimocuarto triunfo de los Knicks. El equipo más caliente de la competición adquirió 17 puntos de renta sin tener noticias de Chicago. Pero los Bulls, que lanzaron 17 tiros menos que su rival, decidieron volver de su exilio competitivo y subieron el tono físico hasta tal punto que Melo (36 puntos y 19 rebotes) se encaró con un Jimmy Butler que firmó una de sus actuaciones más brillantes de su exigua carrera NBA (22 puntos y 14 rebotes en 50 minutos). Hace una semana ya estableció su récord anotador con 28 tantos. Este pique sobreexcitó al ya de por sí acelerado Nate Robinson, que se terminó de desbocar con 35 puntos en 32 minutos para ser la jaqueca de sus ex. Cada canasta de Kryptonite parecía significar un título en su particular revancha con el equipo que apostó por él. 

Entre los actores secundarios también sobresalió J.R. Smith (28 puntos y 14 rebotes), cuyos méritos en la carrera hacia el galardón de mejor sexto hombre son constantes. Después de 14 partidos como titular, Pablo Prigioni (7 puntos y 2 asistencias) estrenó su buzón de derrotas en otra buena actuación del exleb Chris Copeland (14 puntos y 5 rebotes), convertido ahora en especialista de tres. Luol Deng tuvo en sus dedos evitar la prórroga, pero concedió a Carmelo la opción de prolongar la racha victoriosa. El mandamás de los Knicks mandó el último tiro del cuarto periodo al hierro. 

Los que no titubean en su objetivo de alcanzar el liderato del Oeste son los Thunder, que desconectaron la rumbosidad de Golden State (97-116). Al contrario de lo que sucedió en Chicago, la puesta en escena de ambos equipos vaticinaba un encuentro de homenaje al baloncesto sin corsé. Los dos púgiles pegaban duro pero ninguno aminoraba la contundencia de sus golpes hasta que Kevin Durant (31 puntos, 10 rebotes y 8 asistencias) mostró una de sus versiones menos repetidas, la de mariscal, y comenzó a controlarlo todo. Cambió la dinámica del choque anotando, reboteando y, sobre todo, asistiendo a Sefolosha (3 triples) y a su tocayo Martin (23 puntos). Ese espíritu altruista de la estrella de Oklahoma contagió a sus compañeros y los Thunder entregaron 30 pases de canasta en los 42 tiros que anotaron.

Stephen Curry (22 puntos y asistencias) completó otra buen partido pero se quedó sin gasolina en el segundo tiempo, igual que el resto del equipo. El base de los Warriors fue protagonista en una de las jugadas más espectaculares de la noche. Russell Westobrook (18 puntos y 9 asistencias) taponó de forma abusiva a Curry y Durant finalizó un coast to coast con un mate plástico y virulento. Oklahoma, al que le restan tres encuentros para terminar la temporada regular, lidera el Oeste con medio partido de ventaja sobre San Antonio y Scott Brooks no parece dispuesto a imitar a Gregg Popovich para dar descanso a sus figuras.

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