El contador de triunfos de Los Ángeles Clippers parece estar automatizado para seguir sumando. Su compromiso con el triunfo es más fiel e inalterable. Anoche desmontaron a unos Celtics caricaturizados que apenas se atrevieron a discutir la victoria. El cuadro angelino añadió su decimoquinta victoria con una versión despiadada que ya debería acongojar al resto de habitantes de la NBA. En la admirable serie de partidos ganados de los Clippers había alguna voz que ponía en duda su valía por no haberse enfrentado a rivales de tronío. Ese grupúsculo tendrá que revisar su argumentario tras la exhibición de poder que ofreció el cuadro angelino ante Boston (106-77). El pulso duró unos 14 minutos. Cuando la segunda unidad de Vinny del Negro tocó a rebato, los Celtics no pudieron hacer otra cosa que sacar el paraguas y plegarse. La autosuficiencia de los Clippers, cimentada en sus solo 8 pérdidas, fue tal que ni si quiera echaron en falta los 12 tiros libres que regalaron (12/24).
El duelo presentaba una mini batalla entre los que muchos consideran los dos bases dominantes de la NBA: Rajon Rondo, máximo asistente con una media de 11.9 y Chris Paul, que le secunda con 9.5. Pero la actuación coral angelina fue tan arrolladora que incluso ese cara a cara quedó deslucido. Paul, al se le habían atravesado sus últimos dos duelos contra Boston con un paupérrimo 3/21 en tiros de campo, tampoco necesitó en esta ocasión ofrecer su mejor nivel y concluyó con 8 puntos (3/11), 11 asistencias y 3 pérdidas. Su homólogo se contentó 10 puntos, 5 rebotes, 6 asistencias y 4 pérdidas. Los actores secundarios de los Clippers, que pueden presumir de ser los más poderosos de la liga con un promedio de 42,7 puntos por noche, volvieron a desdibujaron a sus rivales con 53 puntos y un dueto que va camino de pelearse el premio de mejor sexto hombre, con permiso de J.R. Smith. Jamal Crawford terminó con 17 puntos y 4 asistencias, mientras que Matt Barnes, que a sus 32 años vive el mejor momento de su carrera, contribuyó con 21 tantos y 5 triples. En los últimos tres encuentros, el alero del equipo angelino ha firmado 11 de 18 desde el arco. El excelente tono colectivo de los Clippers ha contagiado a un Lamar Odom que comenzó dubitativo pero que ayer ya firmó una estadística más acorde a su ADN: 4 puntos, 13 rebotes, 5 asistencias y 4 tapones.
Tras la humillación a la que fue sometida Dallas hace cuatro días en San Antonio, el envite ante Oklahoma City Thunder, que sumaba 10 triunfos consecutivos como anfitrión, presentaba dos lecturas. La primera, con un enfoque fatalista, invitaba a pensar que esa deriva negativa (tres derrotas seguidas) se agudizaría. La alternativa era pensar que los Mavs apelarían al orgullo de campeón en el segundo partido de Dirk Nowitzki. Afortunadamente para el baloncesto, ocurrió lo segundo y la emoción dominó un choque cuyo desenlace fue tan dramático como pintoresco. La puesta en escena de Dallas fue imponente con Darren Collison convertido en improvisado teniente coronel. Pero la osadía y acierto del base de los Mavs recibieron la réplica inmediata de Kevin Durant (40 puntos, 8 rebotes, 5 asistencias y 3 tapones) y de Serge Ibaka (19 puntos, 17 rebotes, 8 ofensivos, y 5 tapones) que ejercían de zipi y zape, para minimizar los daños. El base de Dallas se merendó a su excompañero de vestuario en UCLA, Russell Westbrook, dimitido y afligido por las críticas que le llovieron tras la derrota en Miami. Nowitzki (9 puntos y 6 rebotes) jugó 26 minutos, estuvo errático (3/11) y falto de oxígeno en los instantes finales.
El epílogo fue trepidante. Durant anotó dos tiros libres a falta de 3.7 segundos que ponían 3 arriba a OKC. Dallas sacó de banda y el equipo local hizo falta cuando apenas había transcurrido un segundo porque aún no estaba en bonus. En lugar de repetir operación, como se haría en Europa, OKC decidió defender la siguiente posesión. La jugada que había dibujado Rick Carlisle resultó ser tan caótica que Shawn Marion enfiló el camino hacia el aro y a mitad de camino se acordó de que necesitaban un triple. Dobló la pelota a Collison, al que el destino le había reservado su momento de gloria, y el base de Dallas, apremiado por el reloj, se quitó el balón de encima como pudo y mandó el partido a la prórroga. Entonces emergió Westbrook, que se supo amoldar al rol de secundario durante muchos minutos y obtuvo su redención siendo el factor clave en el tiempo extra (111-105).
En el apartado de sanciones, la NBA ha castigado a Dwight Howard con 35.000 dólares por la falta flagrante a Kenneth Faried que le costó la expulsión en Denver y Dwayne Wade ha sido suspendido con un partido por propinarle un rodillazo a Ramon Sessions.