Los aficionados de los Knicks vivieron anoche su particular déjà vu en Miami. Como ya sucediera en San Antonio, el conjunto de la Gran Manzana no echó en falta la aportación de su comandante en jefe, Carmelo Anthony, lesionado por un desgarro en su mano derecha, para mandar a la lona a los Heat por segunda vez esta temporada. LeBron James (31 puntos, 10 rebotes y 9 asistencias) bordeó el que hubiera sido su segundo triple doble en apenas tres días en la segunda derrota consecutiva (primera en casa) del vigente campeón. La hoja de ruta de New York fue un calco de aquel partido ante Spurs: acierto intimidador desde la larga distancia (18 triples), solidez en la dirección (7 pérdidas) y un Raymond Felton en versión all-star (27 puntos, 7 asistencias y 6 triples). Se enfrentaban dos equipos con un ADN similar: solo una referencia interior y cuatro hombres abiertos. Nueva York negoció con maestría un duelo de tronío merced a una actuación coral magistral que terminó con seis de sus jugadores por encima de los 10 puntos en la quinta victoria consecutiva del equipo con mejor balance del Este. James no ocultó su malestar tras el choque: "New York nos ha dado una patada en el culo en los dos partidos que hemos jugado esta temporada". 

El base de los Knicks multiplicó sus prestaciones ofensivas aceptando el envite de LeBron. El alero de Miami firmó unos primeros 24 minutos casi perfectos (6/7 en tiros de campo) con 18 puntos, 5 rebotes y 7 asistencias pero se encontró con el día gris de Dwyane Wade (13 puntos y un demoledor -33 en la estadística +/-) y Chris Bosh (12 puntos y 6 rebotes). A pesar de la batería de tiradores/metedores que presentan los Heat, Nueva York tuvo una de esas noches en las que el aro rival parece una piscina. Knicks gozó de una máxima de 18 puntos en el tercer cuarto. Los ocho triples que anotaron los Knicks en el tercer cuarto suponen la mejor marca del curso. Con Wade (3/13) y Bosh (3/12) desconectados, LeBron se puso el mundo por montera en el tercer cuarto para frenar la sangría en la que había entrado el choque para los de Florida.

Con la segunda unidad en pista, Miami se activó en defensa y comenzó a diseñar la remontada reduciendo la brecha de 18 a 8 en apenas 3 minutos. Pero cuando parecía que la noche se pondría caliente, Nueva York se rehizo bajo la batuta de Pablo Prigioni (7 puntos sin fallo y 6 rebotes) y la incidencia de Rasheed Wallace (12 puntos y 7 rebotes en 14 minutos). Steve Novak (18 puntos con 4 triples) y J.R. Smith (13, 6 rebotes y 4 asistencias) terminaron de liquidar a Miami desde el perímetro en el encuentro que sirvió para que Jason Kidd igualara, con 39 años, a Moses Malone como el noveno jugador con más partidos en la NBA (1329).

La pócima de la borrachera anotadora se extravió de camino a Phoenix.  Pero, a cambio, se presentó la emoción que faltó en Miami.  Dallas Mavericks manejó con mayor solvencia la tensión para arañar la victoria (94-97). liderados, de nuevo, por O.J. Mayo (23 puntos, 5 rebotes y 5 asistencias). La falta de lucidez ofensiva se evaporó cuando llegaron las prisas. Entre ambos conjuntos anotaron 19 en los últimos 70 segundos. 

Ambos equipos parecían haber firmado un pacto de no agresión para la primera parte. O.J Mayo y Chris Kaman (15 puntos y 7 rebotes) en Dallas y Markieff Morris (15 puntos y 17 rebotes), con colaboraciones esporádicas de Dragic (15 puntos y 4 asistencias), Scola y Beasley, en los Suns, trataban de rebelarse sin terminar de contagiar a sus compañeros. La ausencia de un gerifalte en los dos conjuntos dejaba un enorme margen de crecimiento para jugadores que han desarrollado un papel secundario durante sus carreras. En esos 24 minutos iniciales habían anotado 17 de los 20 jugadores que habían saltado a la cancha.

Mavericks consideró que el entrenamiento con público se había prolongado en exceso y alteró el ritmo (48-63) liderados por los mismos rebeldes del primer tiempo: Mayo y Kaman. La otra buena noticia para Dallas era que Brandan Wright (16 puntos y 4 rebotes) y Darren Collison (16 puntos y 4 rebotes) ejercían de sólidos guardaespaldas. Aquello despertó a unos aletargados Suns, que movieron con más rapidez y criterio el balón encontrando cómodos tiros abiertos (61-69). Phoenix se mantenía en partido a pesar de su 40% en tiros de campo. El trabajo gremial de Suns (anotaron sus 10 jugadores) y la figura creciente de Luis Scola (13 puntos y 9 rebotes ) en el último cuarto volvieron a ajustar el marcador. El choque requería un ‘killer’ que tomara la responsabilidad de guiar a su equipo a la victoria. Morris lo entendió y metió un triple vital que trasladaba el nerviosismo a Dallas a falta de un minuto (85-87) antes de que Shannon Brown empatara el partido con dos tiros libres con 48 segundos por delante. Mayo aceptó el reto y contestó con un lanzamiento de 6 metros impecable. Mavericks consiguió establecer una diferencia de cuatro puntos que mantuvo gracias al acierto desde la personal.