En la Noche Americana Oklahoma pasó más de un sofocón en Nueva York pero arañó un nuevo triunfo (94-95) en un duelo con aroma y tensión de Playoffs que le mantiene a dos partidos del mejor récord de la NBA. Russell Westbrook (21 puntos, 6 rebotes y 5 asistencias) protagonizó la jugada absurda de la noche. Nada más comenzar el choque enfiló el camino del aro en un claro uno contra cero y decidió reservar sus muelles para hacer una bandeja. Pero el base le dio un toque de dedos final que no solo evitó que el balón entrara sino que no tocó ni el aro. Cinco minutos después, ya con el motor en combustión, Westbrook no pestañeó para meterla hacia abajo. La otra estrella de los Thunder finalizó el primer acto con 15 puntos. 

Los subcampeones parecían tener el control del duelo con ventajas que rondaban la decena hasta que emergió J.R. Smith en el segundo periodo. El jugador de NYK asumió la habitual voracidad anotadora del ausente Carmelo Anthony y selló su actuación más pantagruélica (36 puntos) con la camiseta de los Knicks. La noche se encaminaba hacia uno de esos finales taquicárdicos en los que el Madison ya se ha visto esta temporada. NY puso en práctica la afamada táctica del conejo, aunque tal vez lo hiciera con demasiada premura. Tras verle la matrícula durante 33 minutos a OKC, los Knicks cogieron el liderato con otro triple de J.R. Smith (anotó 6/13) e incluso alcanzaron su máxima (6 puntos) en el tercer cuarto. Amar´e Stoudemire (16 puntos y 8 rebotes) lideró los highlights del partido con un mate brutal en las barbas de Ibaka (12 puntos, 9 rebotes y 5 tapones) y un magnífico tapón a Westbrook

Kevin Durant (34 puntos, 8 rebotes y 6 asistencias) aceptó el reto de J.R. Smith y sacó su repertorio de canastas tras bote para silenciar cualquier conato de revolución en el Madison. Los últimos cinco minutos fueron tan trepidantes como brillantes. Si J.R. engordaba su cuenta, Durant respondía con la autoridad y sencillez acostrumbrada. La última posesión cayó en manos de Smith, que, defendido por Westbrook, se sacó un fade away lateral que rebotó contra el aro. 

El Denver – LAC llevaba el mismo guión tras 24 minutos pero tras el descanso los Nuggets se remangaron y secaron la producción de su rival para afianzar su quinta plaza en el Oeste (107-92). Los Clippers se plantaron en colorado con la confianza que les otorgaban cinco victorias consecutivas lejos de LA. Pero Denver nunca fue una plaza fácil para cortar orejas. El juego coral del equipo de Karl resultó desquiciante para LAC. Hasta siete jugadores de los Nuggets anotaron al menos 11 puntos. Ty Lawson, cuya ascendencia en el equipo es tan pujante como indiscutible, entregó una tarjeta con 21 tantos, 6 rebotes y 11 asistencias, mientras que Danilo Gallinari finalizó con 20 puntos, 5 rebotes y 6 asistencias.

En un tercer periodo fantástico, los locales desplegaron su repertorio: defensa aguerrida, rápidas transiciones y excelente acierto desde el aro. Los Clippers, que echaron en falta a un Jamal Crawford de baja, fueron incapaces de frenar ese tsunami ofensivo.  Con Chris Paul (16 puntos y 10 asistencias) sin el brillo de otras ocasiones y Blake Griffin (17 puntos y 2 rebotes) bien sujetado por Faried (11 puntos  y 10 rebotes), Barnes terminó como máximo anotador con 19 puntos. 

Javale McGee demostró a Lamar Odom (8 puntos y 10 rebotes) que sus piernas ya no están para demasiadas filigranas y le colocó un tapón hiriente cuando el ex laker pensaba hundir el aro. Los Clippers nunca terminaron de desconectarse del partido pero la solvencia ofensiva de Denver cortocircuitó sus aspiraciones de remontar.