Actualmente, son los tres mejores jugadores nativos europeos en la NBA (dejaremos afuera a Joel Embiid solo por ahora) y el impacto que tuvieron en el último lustro sin dudas marcará una época en la liga estadounidense. Son jugadores con un talento generacional, que se adaptaron a un campeonato con dinámicas y códigos muy distintos a los que se encuentran en el Viejo Continente.
En sus posiciones, derribaron mitos y sobre todo prejuicios. A modo de juego, los compararemos para intentar responder a una pregunta casi retórica pero entretenida de pensar: ¿Quién de los tres es el mejor jugador europeo NBA?
NIKOLA JOKIC
Empezamos por el serbio, vigente MVP en dos ediciones consecutivas. No hablamos de él como un hombre grande en cuanto a talento generacional, sino más bien disruptivo. Jamás se ha visto que un jugador de 2.11 m tenga un impacto tan grande en tantos aspectos del juego.
Tal vez Denver Nuggets haya ganado con él la apuesta más impensada en la historia de la NBA: fue elegido en el puesto 41 (sí, el de Dirk, el primer pivot europeo en hacer historia en Estados Unidos) del Draft de 2014 y es el único jugador seleccionado en la segunda ronda en ganar un MVP, bueno, dos en realidad y muy probablemente un tercero esta temporada.
Pero, ¿Por qué Jokic es tan valioso? Sencillamente porque ningún jugador de su tamaño puede hacer lo que él hace. A sus virtudes concedidas por su biotipo como la envergadura, fortaleza, poderío físico y dominio en la pintura se le suma un IQ pocas veces visto para asistir, además de un tiro exterior más que confiable (40.2%, el más alto de su carrera en esta temporada), una agilidad impropia de un pivot y una eficiencia defensiva que mejoró año tras año.
Casi no tiene puntos débiles en ofensiva, porque cuando recibe la marca de varios hombres al mismo tiempo puede pasar el balón hacia cualquier sitio de la cancha y siempre encuentra a un jugador libre. Su estrategia de ser el faro en el semicírculo siempre funciona, y también puede penetrar con inteligencia y agilidad: la sorpresa es su mayor arma y eso siempre será importante en cualquier época del baloncesto.
En una liga en la que el tiro perimetral y los jugadores ágiles y rápidos tomaron el poder, Jokic demostró que los grandes también pueden hacer historia. Sin embargo, solo le falta algo para sentarse en la mesa de las leyendas, un anillo.
GIANNIS ANTETOKOUNMPO
La historia de Giannis es la del héroe griego que superó adversidades, distintas misiones y enemigos poderosos para llegar a la gloria, a ese lugar privilegiado que solo unos pocos han logrado: liderar un equipo hacia el campeonato. Greek Freak fue el protagonista de uno de los crecimientos más increíbles que se haya visto en el deporte. Pasó de ser un flacucho con escaso manejo del balón, algo de inteligencia para posicionarse y un tiro casi nulo a formar parte de la lista de 75 mejores jugadores de todos los tiempos.
El ascenso de Giannis será estudiado en los libros de historia de la liga. ¿Cómo hizo un jugador que fue elegido en el puesto 15 del Draft 2013, con un peso de 86 kilogramos para convertirse en un dominador físico? Lo logró gracias a una sed de crecimiento insaciable y una ética de trabajo impresionante. En términos darwinianos, Antetokounmpo es el caso más paradigmático de la presión selectiva, una teoría que señala que las especies se adaptan al entorno y mutan en función de su supervivencia, según las circunstancias. Esa dinámica de la naturaleza permite la aparición de nuevos fenómenos.
Giannis se adaptó no solo al juego actual, sino a todos los componentes que forman la NBA. Sabía que no podría dominar la liga con su físico enjuto, asi que ganó masa muscular, sabía que era necesario perfeccionar su tiro exterior y así lo hizo. Sabía, además, que podría crecer en una franquicia de bajo rango como la de Milwaukee y aprovechó todas las oportunidades que se le presentaron. Sin mencionar que mejoró su visión defensiva, su inteligencia para anotar y sus habilidades de penetración al aro.
A lo largo de su recorrido en la NBA consiguió un aspecto tan elástico que cuesta entender que no se trate de una creación de laboratorio. Desarrolló una ejecución del doble paso y un ángulo de 90 grados perfecto en cada una de sus piernas al momento de ingresar a la pintura, tanto que es difícil hasta defenderlo entre dos hombres.
Versatilidad es su segundo nombre, siendo capaz de hacer un euro-step, cambiar de marcha en el curso y dotar de combustible su anatomía en milésimas de segundos como si de una explosión se tratara. Por eso, su despegue en la pintura no necesita gasolina extra, solo le basta con levantar sus interminables brazos para encontrar el aro.
La presión selectiva y el entorno de la NBA lo moldearon para ser una bestia salvaje en ataque o un árbol gigante con ramas impenetrables en defensa. Giannis es una estrella de costa a costa, no solamente en el mapa de la cancha, sino ambas latitudes del planeta Tierra.
LUKA DONCIC
Estamos en presencia del heredero del trono de la NBA, ni más ni menos. El asesino con cara de niño de Ljubljana dejó de dar sus primeros pasos en la liga a empezar a subir las escalinatas que lo llevan al Olimpo de las divinidades de la liga. Suena exagerado, pero no lo es. A sus 24 años, el guardia de Dallas Mavericks es la pieza de mayor valor sin terminar de ser tallada, porque cada noche entrega actuaciones estelares.
El crecimiento de Luka parece estar alineado con la fugacidad de la vida contemporánea. Cada año que pasa, el esloveno parece desarrollarse el doble que cualquier jugador de su edad, pero eso se explica en la particular carrera que tuvo. A los 14 años, ya era un jugador maduro y cuando llegó a Real Madrid estaba preparado para la gran liga.
La competencia en Europa, la herencia de su padre y su tío y el contexto de desarrollo que lo atravesó no tienen nada que ver con las vivencias que tuvo cualquier otro jugador joven de la NBA. A los 16 años debutó en Europa con Real Madrid y antes de cumplir 20 ya era multicampeón. Es el jugador del nuevo milenio con todas características que lo requieren: tiro exterior, liderazgo, presencia física, inteligencia en la creación y carácter de estrella.
ENTONCES, ¿QUIÉN ES EL MEJOR EUROPEA EN LA NBA?
Es la pregunta más difícil de responder y aventurarse a llegar a una conclusión es casi una misión imposible, pero intentaremos responderla desde los diferentes aspectos del juego.
No caben dudas que la planificación y la ejecución de las jugadas que tiene Jokic lo hace ser el más completo, contemplando el último pase previo a la anotación. No solo se destaca con su IQ elevado para este caso, sino con su particular físico. En resumen, es el asistidor más peligroso de los tres, pero también cabría destacar a Doncic, por su inteligencia y por la sorpresa con la que trabaja en este apartado. Los lujos, las fintas, la búsqueda del jugador libre y la ejecución del último pase forman parte del ADN del esloveno, pero la envergadura del serbio lo hace aún más letal.
En cuanto a la explosividad de ataque al aro y la defensa, no caben dudas que Giannis les saca bastante margen a los dos jugadores de Europa del este, no solo por su biotipo que explicamos anteriormente, sino también por su explosividad, su eficacia en el salto, y demás recursos técnicos que el griego maneja a la perfección. Qué decir de su defensiva, puede defender a cualquier jugador de la NBA de manera eficaz, con sus brazos largos, su compromiso y su versatilidad. De hecho, esas cualidades colaboraron para que los Bucks consiguieran obtener el segundo anillo de su historia.
Luka representa el futuro y la novedad, el espectáculo y el carisma. Tiene todo para ser la estrella más grande del firmamento llamado NBA. La diversidad que tienen sus armas no tiene comparación, puede anotar casi desde todas las formas posibles: con step-back debajo del aro, con eurostep, con y sin pick & roll, con cambio de marcha (su arma más letal), con tiro exterior aún en momentos críticos. Es el anotador más completo de los tres.
La pregunta es difícil de responder, pero me quedaré con Giannis por su evolución, por su ética de trabajo destacada hasta por el mismísimo Kobe Bryant, por adaptarse a su entorno y por ser la gran figura de una franquicia sin renombre. Sus galardones lo avalan, pero sobre todo uno: es el único ganador de un anillo entre los tres de la lista, lo que marca la diferencia crucial entre una estrella y una superestrella, y el griego es el único (por ahora) que puede sentarse en esa mesa.