“Mi jugada favorita es el Alley-oop recuerdo que cuando jugaba con Shawn (Kemp) no paraba de darle pases aéreos. Era excitante verlo machacar. Era el mejor finalizador que he visto” lo dice Gary Payton uno de los mejores bases que ha jugado bajo techo NBA. Ambos formaron un dúo imborrable en los noventa y ambos fueron el último obstáculo en la final del 96 para que Michael Jordan elevara el cetro de campeón. “El fue el mejor del equipo (refieriéndose a la final del 96 contra los Bulls), nadie puede decir lo contrario” afirmó en su momento George Karl, entonces su técnico.

Kemp fue de los primeros en escaparse del instituto (Concord IND) para jugar a ser hombre en la NBA donde sus 2.07 rebosantes de músculo y talento le elevaban cada noche muchos centímetros por encima del aro para ridiculizar a sus rivales. No obstante, el caso de ‘the reignman’ fue inverso al de otros chicos jóvenes que se han estampado en sus inicios contra el tendencioso profesionalismo norteamericano. Kemp arruinó sus posibilidades finiquitando su carrera entre millones de pavos cuando fue fichado por Cleveland en 1997, sátiramente en un traspaso a tres bandas en el que fue partícipe Vin ‘Skinny’ Baker, otro tipo con acentuados problemas con el alcohol.

Loco por competir
“Voy a volver a jugar y si lo hago lo haré de la única forma posible, eligiendo el camino correcto, el mío” asevera Kemp. Lleva dos años retirado pero en este último sólo piensa en el juego. 12 kilos en cada tobillo mientras corre por algún parque de Houston ha sido el mejor tratamiento para decirse así mismo que necesita luchar. Sólo quiere seguir adelante y no pensar más en sus problemas con la cocaína, de hecho pudo cobrar sus últimos dos años de contrato en Orlando pero lo desestimó. “No voy a acabar mi carrera aquí” respondió durante sus últimos partidos en Florida ante la sorpresa de los fans que se lo pregutaron a través de un chat. Entonces su cuerpo sostenía 144 kilos, en Seattle la báscula indicaba 118. Por otro lado, 7 hijos con 6 mujeres diferentes mostraban también la caída libre del 5 veces All Star. “Yo nunca le eché la culpa de esto a nadie, fui yo quién me metí en toda esa basura”.

Dicen que está a un 80% del jugador que era en sus buenos tiempos a pesar de sus 35 años. Su peso está en 127 kilos y, a su vez, apuntan que no salta tanto desde hacía 5 años y que no estaba en esta forma desde que jugaba en los Sonics. A pesar de que tras su salida de los Seattle juró que volvería a formar parte de la franquicia el powerforward ha cambiado el chip y rectifica desde un nuevo prisma declarando: “Amo Seattle, así que nunca digas nunca pero quiero volver a jugar, no se trata de dinero”. De hecho Kemp, no se lo pierdan, baraja incluso jugar en Europa.

La otra vida
El de Indiana participa en varios actos benéficos todos los años, de hecho su mujer, Marvena, lleva alguno. “Quiero explicar las dificultades que he tenido en la vida, he tomado algunas malas decisiones”.

“Cuando veo como hablan de Barkley y Malones recuerdo la mirada de esos tíos, veía miedo porque tenían que tratar conmigo en la pista”. Sin ningún tipo de duda Kemp podría haber sido un jugador que podría haber formado parte de la otra galaxia. Él ahora también lo sabe, sin embargo, ahora, tan sólo quiere intentar ser uno más que disfruta del deporte.

Cometarios extraídos del The Seattle Times

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