Steve Logan, vuelta al infierno para batir fantasmas pasados

La final del Mundial júnior de Lisboa conseguida por los Gasol, Navarro, López, Drame, Bueno, Germán y más coronó a la mejor generación de la historia del baloncesto español. La gran mayoría de ellos han triunfado en Europa y otros pocos han probado las mieles de la NBA.

Como en todas las batallas, siempre hay gloria para unos y amargor sabor de la derrota para otros. Aquella final fue una señal para los que se midieron en el duelo. USA fue el equipo perdedor, a pesar de que, cómo siempre, era un buen equipo y superior físicamente al resto, esto último, algo casi decisivo en la categoría. La caída fue en barrena, aquel conjunto, entrenado por Rob Evans, no nutrió de excesivo talento a la NBA ni al viejo continente.

Steve Logan, un prometedor base que además es capaz de anotar muchos puntos a la par que dirige es uno de los ejemplos más clarividentes de aquel grupo. En la historia de su universidad, Cincinnati, la misma de otros ballers como Nick Van Excel, Logan resta en los libros de la misma como segundo máximo anotar, por encima suyo sólo está un tal Oscar Robertson, también hay espacio en el ranking en el que se colocó en la misma posición en pases con canasta ajena.

Una estrella de High School que se alzaba como el nuevo Tim Hardaway

Su forma de jugar: muñeca, manejo de balón y, sobretodo, su ‘crossover’ le valieron para que le regalaran más de una comparación con Tim Hardaway; de hecho, los Golden State Warriors lo eligieron en el Draft del 2002 con el número 30, rechazando así tipos de la valía de Dan Gadzuric, Carlos Boozer, Juan Carlos Navarro, Ronald Murray, Darius Songaila o Luis Scola.

Su experiencia en la mejor liga del mundo probó, según los coaches yankis, que solía ser más bajo y menos atlético que su par la mayoría de sus emparejamientos en las ligas de verano; esto le convirtía asiduamente en el ‘mismatch’ perfecto para que su hombre le arrancara demasiados puntos.

Igual que muchos compañeros de selección del 99 en el evento en cuestión, pasó varios años sin rumbo, y ahora, parece estar unos centímetros más lejano de esa situación. Depués de Turquía y varias ligas menores americanas lesiones y aprensión dejaron que llegara a un modesto de Grecia, el Kolossos donde volvió a protagonizar una experiencia efímero participando en tres encuentros. Era un momento óptimo, pero por motivos personales (muerte de un familiar cercano) se quedó sin equipo.

Ese cúmulo de circunstancias le volvió al escenario que alimentó sus frustraciones, Lisboa. En aquella final maldita Logan demostró que botaba muy bajo, que era veloz, seguro, determinante, que su instinto le permitía explotar el ‘making-decision’.

El caprichoso destino le mostró de nuevo el camino hacia la ciudad de la nostalgia. “Aunque aquí hay otros jugadores determinantes él tenía muy buen cartel desde su participación en el Mundial júnior. Es un gran jugador y es capaz de resolver un partido” nos cuenta Frederico Rosa, director de contenidos en la web oficial de la liga portugesa.

Esta vez, el de Cleveland, está mostrando sus trucos en un recinto más discreto, el Pabellón Acoreana Seguros. Ahora, el Benfica, bajo su batuta, es otro. El equipo capitalino disputa los playoff sin ventaja de campo pero con ventaja en el campo con las acciones de Logan, que están castigando al Oliveirense posesión tras posesión. Tarjeta de presentación: más de veinte puntos y, también, supera la media decena de asistencias.

Obrigado Steve, por volver al baloncesto e intentar buscar tus fantasmas antes de que te encontren a ti.

Paradero de la Plantilla USA Junior de 1999

*La historia probó que Steve Lepore fue un jugador sobrevalorado. Le quitó el puesto, ni más ni menos, que a Quentin Richardson. Lepore es el único que no encontró equipo esta temporada, qué hubiera pasado en la final si…