Chus Mateo acaba de ganar un partido clave, pero no sonríe como quien tiene todo bajo control. El Real Madrid se impuso por 80-72 a Olympiacos en el tercer partido de los cuartos de final de la Euroliga. La eliminatoria sigue viva, pero el foco ya no está solo en la cancha: “No sé el tiempo que voy a estar aquí”, confesó el técnico. Sus palabras, lejos de ser una declaración táctica, abrieron la puerta a una preocupación más profunda.

Playoffs Euroliga contra Olympiacos: exigencia máxima

Con la victoria en el WiZink Center, el Real Madrid recorta distancias en la serie (2-1) y se prepara para un cuarto partido que será a todo o nada. Mateo sabe lo que está en juego y lo que se necesita: “Para ganar el próximo día hay que hacer el partido perfecto, estar bien adelante y atrás. Pero sobre todo no bajar en ningún momento los brazos”.

Olympiacos es un rival duro, experimentado, con una estructura sólida que castiga cada error. Chus Mateo lo reconoce: “Tienen mucho talento ofensivo y están muy bien entrenados. Hay que estar muy finos para competirles”. El margen de error es mínimo y el Madrid lo sabe.

La conexión con el WiZink… y la duda interna

Más allá de lo táctico, Mateo se detuvo en lo emocional. La atmósfera en el WiZink Center fue un factor decisivo: “Esto es mágico. El público ha estado increíble. Les hemos sentido empujar desde el principio”. Pero lo que vino después dejó a todos en silencio: “No sé cuánto tiempo voy a estar aquí, pero eso me lo voy a llevar siempre conmigo”.

No fue una frase casual. Fue una descarga honesta en medio del ruido competitivo. Aunque su continuidad no está en duda oficialmente, la frase revela el desgaste, la presión y quizás, la conciencia de lo efímero que puede ser el banquillo del Real Madrid.

Real Madrid: Compromiso total, futuro incierto

Chus Mateo no evade la responsabilidad. Al contrario: se le nota implicado, emocionalmente metido en cada partido, en cada gesto. Pero su declaración deja un eco: aunque el presente lo exige todo, el futuro es una incógnita. Por ahora, solo queda ganar. Y ganar bien.