El despido de Joan Peñarroya no fue una sorpresa, pero sí el reflejo de un proyecto que no termina de carburar. El Barça de baloncesto vive un inicio de temporada convulso, con un juego irregular, derrotas inesperadas y una sensación de desconexión generalizada. Más allá del banquillo, hay nombres propios que quizá también tienen algo de responsabilidad en esta caída…
Vesely, cuando la edad no es solo un número: de referente a desquiciado
El pívot checo fue, hace apenas unos meses, el ancla defensiva y emocional del equipo. Su liderazgo, energía y conocimiento del juego interior eran indiscutibles. Sin embargo, esta temporada su rendimiento ha caído de forma alarmante. Vesely muestra una versión plana y desconectada, sin la intensidad habitual en defensa ni la influencia en el rebote. En varios encuentros clave, como la derrota en Girona, su lenguaje corporal transmitía frustración y resignación.
Es evidente que los problemas físicos y la falta de confianza en el sistema de Peñarroya han lastrado su impacto. El Barça dependía de su carácter para marcar el tono del equipo; sin su rendimiento, el conjunto se ha quedado sin voz en la pintura. En la Euroliga 2025-26 promedia 9,0 puntos, 3,0 rebotes y 1,4 asistencias, con una valoración media de 9,1: cifras correctas, pero muy por debajo del nivel dominante de hace poco más de un año.
Brizuela, un saltó adelante en el Barça Basket que nunca llegó
Darío Brizuela representa la otra cara de la moneda: el jugador que debía encender partidos desde el banquillo y aportar desequilibrio. En la última campaña, promedió 9,6 puntos, 2,8 asistencias y 1,6 rebotes en Liga Endesa, con 10 puntos de media en Euroliga, pero en el inicio de curso actual sus minutos y efectividad han descendido de forma preocupante, mermado por las lesiones.
Esta temporada su impacto ha sido mínimo. Irregular en el tiro, poco protagonista y con un rol difuso, el escolta donostiarra ha perdido esa electricidad que lo caracterizaba. En el esquema de Peñarroya, más estructurado y con menos libertad individual, Brizuela no encontró su espacio natural. Ni su 1×1 ni su capacidad para romper ritmos han aparecido con la frecuencia esperada.
Willy Hernangómez, el eterno problema del Barça Basket
El regreso del madrileño generó ilusión y expectativas: se esperaba a un líder ofensivo interior capaz de dominar en la ACB y aportar calidad en Euroliga. Los números, sin embargo, no cuentan toda la historia. Willy promedia 6,3 puntos y 3,7 rebotes con una valoración de 6,4 en Euroliga 2025-26, cifras discretas para un jugador llamado a ser la referencia nacional del proyecto. La defensa sigue siendo su talón de Aquiles, y su convivencia con Vesely ha resultado un quebradero de cabeza táctico.
Peñarroya nunca encontró la fórmula para aprovechar a ambos sin sacrificar equilibrio. Willy se vio atrapado entre la exigencia física del sistema y su necesidad de protagonismo en ataque. En varios partidos se le notó desconectado, incluso frustrado, y su aportación en momentos críticos ha sido insuficiente.