El baloncesto europeo y mundial avanza día tras día a un ritmo vertiginoso, lo que hasta hace nada era la tendencia, mañana ha podido dejar de serlo. En algunos casos, incluso, sistemas o alternativas tácticas obsoletas vuelven a irrumpir con enfoques diferentes o, simplemente, porque ahí ha llevado el propio juego.
El rebote ofensivo ¿Locura o sentido común? De Jama Mahlalela a Pedro Martínez
La filosofía de rebote ofensivo de Valencia Basket ha sido una de las cuestiones más comentadas en los últimos tiempos. Los de Pedro Martínez cargan la zona con hasta cinco jugadores y el volumen de capturas se ha disparado. Hasta hace no mucho, ver dos jugadores atacando esta situación era lo habitual, los más valientes, hasta tres. Sin embargo, sumar cuatro o cinco no es ninguna locura.
Capturar un rebote ofensivo es siempre una acción positiva para el equipo. Sin embargo, al margen del aporte que los equipos, con esta nueva forma de atacar los tiros propios, consigan, son muchos los beneficios derivados. El gran peligro del rebote ofensivo es el espacio que se deja a la espalda. La lógica dice que cuantos más jugadores hagan el balance defensivo, más difícil es encajar en transición. Pero no es exactamente así.
Cuando un equipo carga con 4 o 5 jugadores el rebote ofensivo, lo que logra es acumular defensores cerca de los posibles poseedores de balón del otro equipo. Esta circunstancia hace que, incluso tras un trabajo de cierre de rebote excelente, la salida de balón del oponente, tanto en bote, como en pase, sea realmente compleja por el tráfico existente. Además, el nivel de contacto sobre poseedores de los equipos con esta filosofía en transición es realmente alta.
Muchos ven en positivo la numerosa cifra de rebotes y las segundas oportunidades que estos generan. Sin embargo, el rédito que estos equipos le sacan a la defensa de los contrataques rivales no es cosa menor. Realmente, los equipos que acuden con 2 o 3 jugadores acaban defendiendo en bloques separados y dejando espacios para que el talento explore las diferentes superioridades que se producen a toda pista
Una zona contra los jugadores clutch
Las defensas zonales siempre han estado presentes en el baloncesto Euroliga. Con más o menos trampas, más o menos arriesgadas o con más y menos variantes, muchos son los técnicos que las ponen en práctica. Sin embargo, habitualmente, en las situaciones finales de cuarto y/o de partido, el individual impera, pero quizá haya un cambio. Emerge una defensa en zona 3-2 con 2c1 sobre balón para evitar el tiro de la estrella del rival.
Una de las primeras nociones que hay que tener para entender esta ‘nueva’ zona, es que actualmente se vive en la era del 1×1. Las situaciones más habituales para resolver ataques finales suelen ser los aclarados y los bloqueos fantasma para liberar espacios y generar confusión de cara a atacar en uno contra uno. Las estrellas cada vez acumulan más caché como ejecutores, como jugadores ‘clutch’ y no es sencillo que renieguen de ello, normalmente no hay plan B.
Sobre esta idea, cada vez más se ven situaciones zonales para tirar 2c1 sobre el manejador elegido para resolver el ataque. Esta circunstancia es arriesgada, pero obliga al otro equipo a salirse del guion, a no poder elegir al ejecutor. Además, a la estrella en cuestión, como al ‘actor secundario invitado’ se les obliga a invertir sus papeles, lo cual no es sencillo de gestionar emocionalmente. Por no hablar de la resolución de una superioridad en espacio reducido, con el tiempo acuciando y con el riesgo de que, el ritmo que implica solventar ese tipo de circunstancia, impida no calcular bien los segundos restantes.
La defensa en next ya tiene su kriptonita
El baloncesto ha cambiado mucho en los últimos años y esa frenética anotación desde el triple ya hace tiempo que saltó desde la NBA hacia la Euroliga. Esta circunstancia ha llevado a los equipos a priorizar defensas de ayudas que no impliquen generar tanta distancia con los posibles tiradores de lado débil. En este contexto irrumpe la moda de la defensa en next y los llamados stunts. Estos modelos se basan en ayudas cortas de los jugadores cercanos, ya sea ayuda como tal o fintar y volver.
Este contexto defensivo, que sobre todo se emplea en los primeros segundos de la posesión, ya tiene su kriptonita. Si los mano a mano o los bloqueos fantasma ya están más que asentados, este nuevo patrón de juego está en auge. Por el momento, se desconoce el nombre, pero básicamente es tenderle una trampa al next/stunt. Muchos equipos, en situaciones toda pista, atacan con balón el espacio de la ayuda defensiva, para atraer y castigar con el otro jugador a la espalda de balón.
La nueva moda defensiva de la Euroliga que hasta hace nada era una herejía
Cualquiera que haya jugado al baloncesto, aunque sea de forma amateur, recordará a su entrenador en algún momento gritando “¡Qué no te rompan por el medio!”. Sin embargo, ese mantra parece estar en más cuestionado que nunca. Tanto en los 1x1s normales, como en las recuperaciones defensivas, cada vez son más los equipos que no quieren que les rompan por banda.
Muchos pensarán que es una absoluta locura, pero tiene su lógica. En primer lugar, va muy de la mano de la defensa en next que se mencionaba anteriormente. Que rompan hacia medio, permite saltar al siguiente jugador a la ayuda, teniendo la posibilidad de rotar con un tercer implicado. En las acciones hacia banda, un buen pase puede liberar totalmente al siguiente jugador y, en acciones desde la esquina, un pasillo hasta el aro. En la era de los supertiradores, no liberar la esquina contraria es un respiro para los entrenadores. Sin embargo, esta tendencia no es únicamente algo derivado de la defensa en next.
Las penetraciones hacia medio siempre se ha dicho que tienen muchas más posibilidades de pase y, justo por eso, que eran peores para la defensa. Sin embargo, en un baloncesto que trata de ayudar lo menos posible, preocupa más la finalización que el pase. Las acciones centrales, mucho más complejas para apoyarse en tabla, tienen menos eficacia. Muchos equipos, ahora, priorizan que los rivales encuentren acciones de finalización en contacto desde el medio, antes que acciones laterales, dado que hacen todo lo posible por no implicar más jugadores en la defensa del uno contra uno.