Uno de los jugadores que más está impresionando en Euroliga y ACB es el debutante Markus Howard. En la que es su primera temporada en Europa tras una carrera exitosa en el baloncesto universitario, el exterior americano está siendo una de las sensaciones de un Baskonia que está superando todas las expectativas y que acabó el año como líder de la Euroliga.
Markus Howard tiene en la familia y en la religión sus principales motivaciones en un deporte que adora y en el que ahora triunfa al otro lado del océano. Indagamos un poco más en los pilares de Markus Howard, el jugón de Baskonia.
Su familia, el origen de todo
“Cuando tuve por primera vez en mi mano un balón de baloncesto, supe que estaba destinado para ello. El baloncesto fue mi primer amor”, contó Markus Howard en una entrevista en su etapa universitaria en la cadena Fox. El base se sintió atraído por el deporte de la canasta desde muy temprana edad, siguiendo los pasos de sus hermanos mayores.
El calor de Arizona en el que creció Markus potenció que se decantara por un deporte de interior, en este caso el baloncesto, en vez del fútbol americano, en el que llegó a ser profesional su padre, Chuck Howard. El ex jugador de fútbol apoyó a sus hijos en el desarrollo de sus carreras en el baloncesto, y contento de que sus hijos no se llevaran sus mismos golpes en un deporte en el que las lesiones no le permitieron progresar como era esperado.
Fue precisamente Chuck el que inculcó en sus hijos la práctica del deporte y el que más apoyó las carreras de sus tres hijos en el baloncesto. Primero fue Desmond el que se interesó por la pelota naranja, más tarde lo hizo Jordan siguiendo a su hermano mayor, y Markus hizo lo propio.
Sus hermanos, la mayor motivación
La primera cancha en la que jugó Markus Howard fue el patio de su casa. Allí, los tres Howard entraban en una lucha encarnizada de baloncesto, en la que todos se hicieron mejores entre ellos, pero tanto Desmond como Jordan coincidían en que Markus sería el mejor de todos (y va camino de ello). Pero la competición entre hermanos no acababa en el baloncesto, seguía en videojuegos y cartas que el propio Chuck supervisaba.
Y entonces llegó el momento de decantarse por hacer carrera profesional, y Jordan fue el primero que se embarcó en ello como jugador. Markus, luego, siguió sus pasos. Desmond, por su parte, formaría una empresa de entrenamiento de baloncesto profesional, de modo que siguió vinculado a este deporte.
Markus Howard destacó como estrella en la Universidad de Marquette. Foto: NCAA
Jordan y Markus llegaron a jugar juntos en el instituto, en Perry High School, uno como senior y el otro como junior. Ese año fueron inseparables, pues vivían juntos e iban del terreno de juego a casa, en la que seguían entrenando y en el que lejos de agobiarse, ninguno de los dos se cansó del otro.
Ambos fueron estrellas en su etapa universitaria, con récords de anotación, que hace de ellos una de las sagas de hermanos más populares de la NCAA. Jordan en los Bears de la Universidad de Arcansas central y Markus en los Golden Eagles de la Universidad de Marquette. El éxito de ambos, lejos de la envidia, les motivaba a seguir en la misma línea. Y Jordan Howard fue también el primero que se decidió en dar el salto a Europa, en febrero de 2022 en el Strasbourg de Francia, y en junio marchó a Napoli. En la liga italiana, el mediano de los Howard también destaca con su facilidad anotadora.
La religión, su guía
En 2020, cuando la pandemia cortó la que estaba siendo la mejor temporada de Markus Howard en la Universidad, el americano encontró refugio en su familia y en la religión. Y es que la fe estuvo presente siempre en el hogar de los Howard en la infancia de Markus y desde entonces juega un papel importante en la vida y en la carrera de Markus, quien no dudó en reconocer que es cristiano antes que nada.
Markus Howard juega en nombre de Dios y el rezo forma parte de él cada día, pero también se ha dedicado a la religión en comunidad. Markus organizó un estudio bíblico para otros estudiantes atletas mientras realizaban un viaje misionero a Costa Rica, en el que al final consiguió que se unieran alrededor de 60 jóvenes. Y en la misma universidad de Marquette inició una comunidad de atletas cristianos en su tercer año, que lo animó a mantenerse en la universidad en lugar de perseguir el sueño de jugar en la NBA.
Foto de portada: Aitor Bouzo | Baskonia