Con apenas 17 años, Ismaila Diagne deslumbró en su debut en la Liga Endesa con el Real Madrid, convirtiéndose en uno de los jugadores más jóvenes en vestir la camiseta blanca. Su salida rumbo a la NCAA marcó un cambio de rumbo en su carrera y, un año después, es momento de analizar cómo le ha ido lejos del club que lo proyectó en la élite.
Salto precoz en el Real Madrid
Diagne debutó en mayo de 2023 frente al Unicaja y pasó a la historia del Real Madrid como uno de los canteranos más jóvenes en estrenarse en la ACB. Apenas jugó un minuto, pero fue suficiente para anotar un punto y abrir un camino lleno de expectativas.
Meses después, en un Clásico ante el Barça, ofreció un destello de su potencial con 9 puntos, 8 rebotes y un tapón en apenas 13 minutos. Ese partido le situó en el radar mediático, aunque la mayor parte de la temporada la disputó entre el filial y el equipo júnior.
De Chamartín a Gonzaga
La sorpresa llegó en junio de 2024 cuando decidió dejar el Real Madrid y probar suerte en la NCAA con la Universidad Gonzaga. La apuesta respondía a un plan de crecimiento a medio plazo, buscando más minutos y visibilidad en el baloncesto universitario estadounidense. Fue el primero de una desbandada de talento en el Real Madrid hacia la liga universitaria norteamerica.
El movimiento generó debate: ¿era mejor consolidarse en Europa con el Real Madrid o dar el salto temprano a Estados Unidos? Gonzaga, una de las potencias históricas de la NCAA, le ofrecía un escaparate único para desarrollarse, pero entre lesiones y poca presencia en pista, parece haberse frenado en vez de ir a más.
Primer año de adaptación en la NCAA
En Gonzaga, Diagne ha tenido en su primer año un rol secundario. Ha disputado 10 partidos con promedios de 3,4 puntos, 1,8 rebotes y 0,7 tapones en apenas 6 minutos por encuentro. Estadísticas discretas, en parte mermadas por los problemas físicos que lo han lastrado en su año de freshman, pero habituales en jugadores recién llegados al exigente baloncesto universitario.
La adaptación ha sido su mayor reto: nuevo idioma, ritmo físico diferente y un estilo de juego mucho más rápido que el europeo. Aun así, ha dejado destellos de su capacidad defensiva y de su versatilidad como pívot moderno, capaz de defender, jugar de cara al aro y correr a la contra como un jugador exterior.
¿El camino correcto para crecer?
El caso de Diagne abre un debate recurrente: ¿qué es mejor para un joven talento formado en el Real Madrid? ¿Seguir en Europa para consolidarse en competiciones de primer nivel o apostar por la NCAA como trampolín hacia la NBA?
Otros canteranos merengues han triunfado quedándose en Europa, mientras que algunos, como Diagne, buscan un crecimiento distinto en Estados Unidos. Su progresión en Gonzaga servirá de termómetro para evaluar si esta elección fue la más adecuada.
Con apenas 18 años, Ismaila Diagne tiene toda su carrera por delante. El Real Madrid sigue de cerca a sus canteranos, incluso a los que deciden marcharse. Su futuro dependerá de su evolución física, de los minutos que logre en la NCAA y de si consigue dar el salto a la NBA o regresar al baloncesto europeo.