Es un fenómeno que se repite en el equipo sevillano: salta su quinteto inicial a la pista sin ninguno de los dos entre sus filas y, cuando los vemos aparecer, es ya con un papel secundario, lejos de esos minutos calientes que deciden los partidos. Si bien es verdad que a la hora de señalar los objetivos del Cajasol en pretemporada figuraba como prioridad la adaptación de sus jugadores más jóvenes, a medida que aumenta la participación de los Balvin y Burjanadze (en sus minutos, pero también necesidades del encuentro) estos otros han cedido a la sombra del banquillo. Y si tenemos en cuenta que llegaron para ejercer más de referentes que de titulares, parece que algo ha fallado en la planificación.

El caso de Milenko Tepic (2.02, 26 años) ya suena. Llegó el último año de Joan Plaza para darle un plus de calidad a la plantilla que quedó en poco más de un partido, Firmó por 2 años y las necesidades presupuestarias avalaron su continuidad, esperando que se hubiera adaptado a la competición y se pudiera aprovechar su calidad para subirlo al puesto de base. Así, guardaría las espaldas de un Satoransky que daba el gran paso hacia la titularidad. Y el que falló fue precisamente el serbio: la dirección cajista suspendía sin el joven checo y motivó la llegada de Roderick Blakney con su paso al puesto que se le entendía natural, el de escolta. Desde el club declararon públicamente sentirse preocupados por tan pobre rendimiento y se llegó a negociar su salida, sin éxito.

Aquí se le vio mejorar con el equipo, entre la ACB y Eurocup. Se mostró menos apagado, menos difuminado en pista, y tanto afición como entrenador lo agradecieron ya sin atender a los mínimos esperados que se le presupone a un jugador de su talla y, ante todo, su contrato. A pesar de esta mejora, arañando más puntos y pases a canasta, pero mejorando ante todo la fluidez del juego, no llegó a consolidarse. Comparando sus números, de los 5 puntos, 2.6 rebotes y 1 asistencia para 3.9 puntos de valoración que firmó la temporada 2011/12 a los 4.2 puntos, 2 rebotes y 1.6 asistencias, 4.6 de valoración en la presente campaña, no se vislumbra mejoría.

Poco a poco el serbio ha ido cediendo su sitio, y cuando a Aíto se le preguntaba por su situación se limitaba a responder que los minutos en cancha hay que ganárselos. Ante el Barcelona Regal el serbio entró en el quinteto titular y dejó mejores sensaciones (6 puntos, un robo, 6 puntos de valoración), un juego ágil y calidad que agradece el movimiento de balón en ataque, pero ahí quedó todo: casi 11 minutos sobre la pista, dejó su gloria en el arranque del encuentro y un robo antes del descanso. Ante el Gran Canaria, 17 minutos. Contra Blusens Monbus en Sevilla, 11. Para la sorprendente victoria de su equipo en Valencia, 9. Ha firmado buenas actuaciones pero de forma aislada y que, como él, se diluyen en tanta irregularidad. Actualmente cuenta con una media de 15 minutos que lo sitúa entre los menos empleados de su equipo. Una mínima aportación suya destaca entre tanto gris, y eso dice mucho.

Brian Asbury (2.00, 26 años) ha seguido un camino parecido al del serbio. Llegó para liderar el puesto de 3 con su paso por Israel como única experiencia profesional. Facilidad para liderar los ataques, cargarse con responsabilidad de cara al aro y muchos tiros a canasta de los que esperaba sacar provecho el Cajasol. Desde el principio mostró facilidades para crecerse en situaciones contrarias y duelos reñidos, y su entrenador se refirió alguna vez a sus habilidades ofensivas como factor clave para resistirse a los puestos de descenso.

Sin embargo, con el transcurso de las jornadas ha pasado de quemar los minutos, entre los 25 y hasta por encima de los 30 en el arranque liguero, a aparecer en momentos muy puntuales y si acaso de rotación. Contra el Blancos de Rueda ya no pasó de los 12, y así ha sumado en la segunda vuelta 8 ante el UCAM Murcia, 11 contra Caja Laboral, 15 contra el CB Canarias y CAI Zaragoza, 12 para el Asefa Estudiantes, 8 contra el Herbalife Gran Canaria… con su cima en los 18 de Valencia. Sus números en esta nueva etapa han menguado: 5 puntos, 2 rebotes y una asistencia en una media de 14 minutos frente a los 20 que acumula en todo lo que llevamos de ligaPero más allá de los números, las sensaciones que deja son de apatía: cuando salta a pista se juega los mismos tiros, sin leer lo que necesita el partido y, lo más grave, su equipo

Todo esto coincide con el buen momento de Joan Sastre (otros 20 minutos en cancha) y la responsabilidad en el perímetro que guardan las manos de John Holland (26). Ni con la lesión de este último en su reciente compromiso de ACB parecían dispuestos a dar el paso adelante que los colocaría donde se los esperaba a su llegada. Una resignación a la que en los últimos partidos se venía imponiendo el progreso de los que empujan desde abajo, pero que se ha notado sobre todo ante equipos de nivel, remarcado una bipolaridad que permite conquistar plazas impensables o entregar un partido sin disputarlo y, en estos últimos partidos, contagiado a sus compañeros. Mientras Tepic y Asbury deciden esa ecuación que relaciona confianza, acierto y minutos, ya han dejado suficientemente claro que, salvo la necesidad de las lesiones, se han quedado fuera de la dinámica del equipo.